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Columnista - 8 febrero, 2016

Rafael Puche  y la Sastrería el Arte

Rafael Puche Baquero nace el 14 de diciembre de 1925, en Fonseca. Llega a Valledupar en 1940,  con sus padres Sabas Crispín Puche Martínez y  Rosa Santa Baquero Rincones,  y sus seis  hermanos. Viene con la sonrisa del  sol que iluminaba el camino,  atrás deja su terruño, adornado de cánticos de pájaros cardenales entre sombras diluidas de tunas y […]

Rafael Puche Baquero nace el 14 de diciembre de 1925, en Fonseca. Llega a Valledupar en 1940,  con sus padres Sabas Crispín Puche Martínez y  Rosa Santa Baquero Rincones,  y sus seis  hermanos. Viene con la sonrisa del  sol que iluminaba el camino,  atrás deja su terruño, adornado de cánticos de pájaros cardenales entre sombras diluidas de tunas y cardones, y llega  a este Valle hermoso, de infinita  hospitalidad,  de música y leyendas. Aquí,  un hecho trascendente cambia su vida: la apertura de la Escuela de Artes y Oficios, que ofrece un ciclo inicial de tres años de bachillerato en las modalidades de ebanistería,  herrería  y sastrería. Ahí ingresa, se destaca por su rendimiento académico y se gradúa como experto en sastrería.

El aprendizaje fue clave en el  éxito de su vida laboral y social.  El rector de la Escuela de Artes y Oficios, Enrique Ribón, le  ofrece el nombramiento,  pero el bajo salario no lo motiva  a ser docente; su vocación era la de ser trabajador independiente, por eso  crea su propia empresa,  ‘Sastrería el Arte’, que por años funciona en la famosa ‘Calle del Cesar’;  tuvo  excelente clientela, porque imponía la moda en Valledupar y sus alrededores.

Como persona emprendedora, motiva a sus  hermanas Bernarda y Délida  a entrar en el negocio de las telas, y crean el ‘Almacén Lucecita’,  que hasta hace poco existió en el centro de la ciudad. Como supo administrar sus bienes, abrió otras fuentes de trabajo: una heladería,  cerca de Cinco Esquinas, lugar de ambiente comercial. En el  barrio San Joaquín el ‘Club social de diversión’, después  lo transforma  en la gallera ‘Espuela limpia’,  y hoy  es el ‘Salón de eventos Los Puche’. Cuando decide retirarse de la profesión, la hereda su hija Irma, una modista reconocida.

Rafael Puche siempre vivía orgulloso de la Escuela de Artes y Oficios, por ser  uno de los estudiantes fundadores (1940); y además, porque al igual que otros compañeros de la primera promoción, como Augusto Cárdenas Castellano y Manuel Medina,  con la calidad de sus trabajos hicieron historia en el  progreso de Valledupar.

Cárdenas, un fino ebanista, restaurador y  decorador de las primeras carrozas de carnaval y de la tarima de los primeros festivales vallenatos. Sus hijos y nietos siguen la tradición. Medina, más conocido como “Majoma”, todavía  sigue realizando algunos trabajos de herrería.

En mi calidad  de docente y  coordinador cultural de las celebraciones de los aniversarios de la Escuela de Artes y Oficios -hoy Instpecam- tuve la oportunidad de invitar al señor Rafael Puche para que hablara de la historia de la institución. Pude conocer su inmensa gratitud por Valledupar y por la Escuela de Artes y Oficios, y el cariño que profesaba por sus hijos, entre ellos: Edmundo,  economista y docente de la UPC; Rafael Antonio, contador, y en la actualidad jefe de contabilidad de la Alcaldía de Valledupar; Rafael Francisco, ingeniero ambiental; Rosa y Edgardo, abogados, y Javier, administrador de empresas. El pasado el 12 de enero, cuando se bañaba para asistir el sepelio de su primera esposa, Lola Daza, el corazón que tanto había amado y disfrutado de la vida, dejó  de latir.

Ahora sus recuerdos son un ramo de luz en la memoria de sus familiares y amigos.

Columnista
8 febrero, 2016

Rafael Puche  y la Sastrería el Arte

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Atuesta Mindiola

Rafael Puche Baquero nace el 14 de diciembre de 1925, en Fonseca. Llega a Valledupar en 1940,  con sus padres Sabas Crispín Puche Martínez y  Rosa Santa Baquero Rincones,  y sus seis  hermanos. Viene con la sonrisa del  sol que iluminaba el camino,  atrás deja su terruño, adornado de cánticos de pájaros cardenales entre sombras diluidas de tunas y […]


Rafael Puche Baquero nace el 14 de diciembre de 1925, en Fonseca. Llega a Valledupar en 1940,  con sus padres Sabas Crispín Puche Martínez y  Rosa Santa Baquero Rincones,  y sus seis  hermanos. Viene con la sonrisa del  sol que iluminaba el camino,  atrás deja su terruño, adornado de cánticos de pájaros cardenales entre sombras diluidas de tunas y cardones, y llega  a este Valle hermoso, de infinita  hospitalidad,  de música y leyendas. Aquí,  un hecho trascendente cambia su vida: la apertura de la Escuela de Artes y Oficios, que ofrece un ciclo inicial de tres años de bachillerato en las modalidades de ebanistería,  herrería  y sastrería. Ahí ingresa, se destaca por su rendimiento académico y se gradúa como experto en sastrería.

El aprendizaje fue clave en el  éxito de su vida laboral y social.  El rector de la Escuela de Artes y Oficios, Enrique Ribón, le  ofrece el nombramiento,  pero el bajo salario no lo motiva  a ser docente; su vocación era la de ser trabajador independiente, por eso  crea su propia empresa,  ‘Sastrería el Arte’, que por años funciona en la famosa ‘Calle del Cesar’;  tuvo  excelente clientela, porque imponía la moda en Valledupar y sus alrededores.

Como persona emprendedora, motiva a sus  hermanas Bernarda y Délida  a entrar en el negocio de las telas, y crean el ‘Almacén Lucecita’,  que hasta hace poco existió en el centro de la ciudad. Como supo administrar sus bienes, abrió otras fuentes de trabajo: una heladería,  cerca de Cinco Esquinas, lugar de ambiente comercial. En el  barrio San Joaquín el ‘Club social de diversión’, después  lo transforma  en la gallera ‘Espuela limpia’,  y hoy  es el ‘Salón de eventos Los Puche’. Cuando decide retirarse de la profesión, la hereda su hija Irma, una modista reconocida.

Rafael Puche siempre vivía orgulloso de la Escuela de Artes y Oficios, por ser  uno de los estudiantes fundadores (1940); y además, porque al igual que otros compañeros de la primera promoción, como Augusto Cárdenas Castellano y Manuel Medina,  con la calidad de sus trabajos hicieron historia en el  progreso de Valledupar.

Cárdenas, un fino ebanista, restaurador y  decorador de las primeras carrozas de carnaval y de la tarima de los primeros festivales vallenatos. Sus hijos y nietos siguen la tradición. Medina, más conocido como “Majoma”, todavía  sigue realizando algunos trabajos de herrería.

En mi calidad  de docente y  coordinador cultural de las celebraciones de los aniversarios de la Escuela de Artes y Oficios -hoy Instpecam- tuve la oportunidad de invitar al señor Rafael Puche para que hablara de la historia de la institución. Pude conocer su inmensa gratitud por Valledupar y por la Escuela de Artes y Oficios, y el cariño que profesaba por sus hijos, entre ellos: Edmundo,  economista y docente de la UPC; Rafael Antonio, contador, y en la actualidad jefe de contabilidad de la Alcaldía de Valledupar; Rafael Francisco, ingeniero ambiental; Rosa y Edgardo, abogados, y Javier, administrador de empresas. El pasado el 12 de enero, cuando se bañaba para asistir el sepelio de su primera esposa, Lola Daza, el corazón que tanto había amado y disfrutado de la vida, dejó  de latir.

Ahora sus recuerdos son un ramo de luz en la memoria de sus familiares y amigos.