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Columnista - 9 diciembre, 2017

¿Qué quedó de la revolución de 1917?

Con más pena que gloria pasó la conmemoración de la Revolución Rusa de 1917. Los dirigentes del Estado Ruso actual, liderados por el señor Vladimir Putin, quien lleva 17 años en el poder y aspira a otro mandato, prácticamente ignoraron lo que significó para su país y el mundo, ese acontecimiento que, sin lugar a […]

Con más pena que gloria pasó la conmemoración de la Revolución Rusa de 1917. Los dirigentes del Estado Ruso actual, liderados por el señor Vladimir Putin, quien lleva 17 años en el poder y aspira a otro mandato, prácticamente ignoraron lo que significó para su país y el mundo, ese acontecimiento que, sin lugar a dudas, fue uno de los hechos políticos más importantes del siglo XX. Hoy Putin es señalado por arbitrariedad y muchas irregularidades.

Lo cierto es que esa revolución, producto de la cual se creó el primer estado comunista en la historia, generó consecuencias en todo el planeta, y en Colombia aún las estamos pagando, por cuanto las Farc nacen inspiradas en esa revolución y en la cubana.

En Rusia, la inconformidad social propició el derrocamiento del régimen del Zar Nicolás II y se construyó un régimen comunista, liderado por el señor Vladimir Ilich Ulianov, más conocido como Lenin; Trosky, Stalin, entre muchos otros, quienes buscaron llevar a la práctica algunas de las ideas de Marx, dándole paso a una sociedad igualitaria en la cual no habría diferencias de clases.

Pero la historia tiene sus misterios y sus laberintos secretos. Mientras Marx hacía la crítica al capitalismo y pronosticaba su destrucción por sus paradigmas más implícitos, como es la acumulación progresiva del capital, se presume que pensaba en los países más industrializados de Europa, en su momento: Inglaterra, Alemania o Francia, inclusive; pero la revolución se presentó donde menos lo hubiera pensado Marx: en la atrasada y feudal Rusia.

El modelo soviético se consolidó y favoreció una economía industrial y socialista, pero descuidó la agricultura y siguieron las hambrunas y las protestas de los campesinos, principalmente, que el señor Stalin afrontó de manera autoritaria y bárbara. El balance del modelo soviético, años después, no pudo ocultar sus fracasos y a mediados de la década de los ochenta, el señor Mijaíl Gorvachov, dio paso al glasnost (apertura) y la perestroika (reconstrucción), para salvar algo de esa revolución.

Pero no se puede negar que fue el temor al fantasma del comunismo, el que propició reformas al Estado liberal, dando origen el Estado del bienestar, en Europa y EE.UU, con esquemas tributarios solidarios, principalmente en salud, educación y otros sistemas de subsidios para ayudar a los más pobres.

Esa misma revolución soviética inspiró la revolución Cubana, liderada por Fidel Castro (q.e.p.d), Ernesto ‘Ché’ Guevara y otros, que acá en Colombia, a su vez, motivaron el surgimiento del llamado Ejército de Liberación Nacional (ELN); a propósito, varios de sus fundadores nacieron en el Cesar.

El espacio de una columna de opinión, quizás, no es suficiente, pero todas estas reflexiones e inquietudes, para argumentar que no se puede pasar por alto los cien años de la “revolución de Octubre”; por el contrario bien valía la pena su reflexión en la academia, como lo hizo la Universidad Externado de Colombia. La historia es para estudiarla, analizarla y proyectar el futuro.

Aún en Colombia estamos sintiendo y afrontando los efectos de esa revolución; el postconflicto apenas comienza, pero todavía nos falta muchísimo para la construcción de un Estado liberal que efectivamente sea solidario y promotor de justicia social. Todavía no es el fin de la historia.

Columnista
9 diciembre, 2017

¿Qué quedó de la revolución de 1917?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Carlos Alberto Maestre

Con más pena que gloria pasó la conmemoración de la Revolución Rusa de 1917. Los dirigentes del Estado Ruso actual, liderados por el señor Vladimir Putin, quien lleva 17 años en el poder y aspira a otro mandato, prácticamente ignoraron lo que significó para su país y el mundo, ese acontecimiento que, sin lugar a […]


Con más pena que gloria pasó la conmemoración de la Revolución Rusa de 1917. Los dirigentes del Estado Ruso actual, liderados por el señor Vladimir Putin, quien lleva 17 años en el poder y aspira a otro mandato, prácticamente ignoraron lo que significó para su país y el mundo, ese acontecimiento que, sin lugar a dudas, fue uno de los hechos políticos más importantes del siglo XX. Hoy Putin es señalado por arbitrariedad y muchas irregularidades.

Lo cierto es que esa revolución, producto de la cual se creó el primer estado comunista en la historia, generó consecuencias en todo el planeta, y en Colombia aún las estamos pagando, por cuanto las Farc nacen inspiradas en esa revolución y en la cubana.

En Rusia, la inconformidad social propició el derrocamiento del régimen del Zar Nicolás II y se construyó un régimen comunista, liderado por el señor Vladimir Ilich Ulianov, más conocido como Lenin; Trosky, Stalin, entre muchos otros, quienes buscaron llevar a la práctica algunas de las ideas de Marx, dándole paso a una sociedad igualitaria en la cual no habría diferencias de clases.

Pero la historia tiene sus misterios y sus laberintos secretos. Mientras Marx hacía la crítica al capitalismo y pronosticaba su destrucción por sus paradigmas más implícitos, como es la acumulación progresiva del capital, se presume que pensaba en los países más industrializados de Europa, en su momento: Inglaterra, Alemania o Francia, inclusive; pero la revolución se presentó donde menos lo hubiera pensado Marx: en la atrasada y feudal Rusia.

El modelo soviético se consolidó y favoreció una economía industrial y socialista, pero descuidó la agricultura y siguieron las hambrunas y las protestas de los campesinos, principalmente, que el señor Stalin afrontó de manera autoritaria y bárbara. El balance del modelo soviético, años después, no pudo ocultar sus fracasos y a mediados de la década de los ochenta, el señor Mijaíl Gorvachov, dio paso al glasnost (apertura) y la perestroika (reconstrucción), para salvar algo de esa revolución.

Pero no se puede negar que fue el temor al fantasma del comunismo, el que propició reformas al Estado liberal, dando origen el Estado del bienestar, en Europa y EE.UU, con esquemas tributarios solidarios, principalmente en salud, educación y otros sistemas de subsidios para ayudar a los más pobres.

Esa misma revolución soviética inspiró la revolución Cubana, liderada por Fidel Castro (q.e.p.d), Ernesto ‘Ché’ Guevara y otros, que acá en Colombia, a su vez, motivaron el surgimiento del llamado Ejército de Liberación Nacional (ELN); a propósito, varios de sus fundadores nacieron en el Cesar.

El espacio de una columna de opinión, quizás, no es suficiente, pero todas estas reflexiones e inquietudes, para argumentar que no se puede pasar por alto los cien años de la “revolución de Octubre”; por el contrario bien valía la pena su reflexión en la academia, como lo hizo la Universidad Externado de Colombia. La historia es para estudiarla, analizarla y proyectar el futuro.

Aún en Colombia estamos sintiendo y afrontando los efectos de esa revolución; el postconflicto apenas comienza, pero todavía nos falta muchísimo para la construcción de un Estado liberal que efectivamente sea solidario y promotor de justicia social. Todavía no es el fin de la historia.