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Columnista - 14 julio, 2018

Que no se pierdan los mangos y que no pierdan su encanto

Una de las cosas “positivas” que trajo consigo el funcionamiento del nuevo Código de Policía, fue ponerle coto al robo de mangos (que es sin duda el rey de las frutas tropicales por excelencia) porque aunque duela decirlo, es la realidad, ya los mangueros estaban eran robándose los mangos y con ellos también se les […]

Una de las cosas “positivas” que trajo consigo el funcionamiento del nuevo Código de Policía, fue ponerle coto al robo de mangos (que es sin duda el rey de las frutas tropicales por excelencia) porque aunque duela decirlo, es la realidad, ya los mangueros estaban eran robándose los mangos y con ellos también se les enredaban otras cosas, pues no solo tomaban las frutas sino que además cogían lo que estuviera al alcance de sus manos, o como decimos por aquí, “lo que estuviera mal puesto”. Ropa, zapatos, sillas, planchas, bicicletas, todos estos artículos escuché en su momento, que se extraviaron de algunas casas de conocidos, en la mía particularmente un dia se perdieron un par de sillas rimax, coincidencialmente estaban del otro lado de la tapia, los mangueros que llegan en la madrugada, con linternas amarradas a la cabeza.

Pero hablando seriamente, tenía años de no ver los árboles de mango de la ciudad cargados de tanta fruta, pero lo preocupante es que se están perdiendo, y se va a volver hasta un problema para la administración municipal, y les va tocar hacer como hacen en Asunción, Paraguay, en donde tuvieron que habilitar un “escuadrón” de aseadores y un camión de la basura llamado el “Mango_movil” para recoger las toneladas de mango que se pierden en las calles.

La solución que le veo a este problema, es que se cree una agremiación legalmente constituida de recolectores de mango y una despulpadora para que nuestra fruta insignia no se convierta en basura, sino en una oportunidad de trabajo, en el mes de mayo, en el municipio de Ciénaga en el Magdalena, se perdieron más de 30 toneladas de mango, porque no tuvieron a quien vendérselos, porque una empresa de Barranquilla de la cual ellos dependían, les canceló el contrato, y no tenían un plan de contingencia, algo inaudito en un pueblo con tanta hambre y miseria.

Aquí hace como dos décadas hubo un “boom” de siembra de mango tipo exportación, algunas empresas agrícolas lograron ser exitosas sembrando esa fruta, otras por el contrario no, y si no estoy mal, hay ciertas fincas en donde aun tiene maquinaria, implementos y adecuaciones para la actividades que se dan en torno a las siembra de esta deliciosa fruta, me parece que sería una buena opción, que el municipio o el gobierno departamental, que miren la posibilidad de crear un emprendimiento manguero y lograr que una situación que se puede tornar en un serio inconveniente se convierta en una gran empresa, podría ser una alianza público-privada, generando empleo y dividendos a la ciudad.

Si algo ha caracterizado a nuestra bella ciudad, es su arborización y los arboles de mango son los que más abundan, también el palo de mango de la plaza es como un símbolo nuestro, y recordemos que uno de los cantos “maquetas” o fondo musical de nuestros verseadores es el famoso tema: “Debajo del palo e mango”. Si dejamos que los mangos se conviertan en basura y que ensucien nuestras calles, perdiéndose en la manigua del olvido y de la desidia, en donde hay tanta genta pasando necesidad, entonces esa fruta tan benéfica y simbólica para nuestra cultura, inmediatamente pierde su encanto, convirtiéndose en algo que nos estorba, por eso estamos a tiempo de tomar cartas en el asunto, no esperemos que las cosas pasen, hagamos algo justo a tiempo. Dios los bendiga.

Por: Julio M. Celedón

Columnista
14 julio, 2018

Que no se pierdan los mangos y que no pierdan su encanto

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio Mario Celedon

Una de las cosas “positivas” que trajo consigo el funcionamiento del nuevo Código de Policía, fue ponerle coto al robo de mangos (que es sin duda el rey de las frutas tropicales por excelencia) porque aunque duela decirlo, es la realidad, ya los mangueros estaban eran robándose los mangos y con ellos también se les […]


Una de las cosas “positivas” que trajo consigo el funcionamiento del nuevo Código de Policía, fue ponerle coto al robo de mangos (que es sin duda el rey de las frutas tropicales por excelencia) porque aunque duela decirlo, es la realidad, ya los mangueros estaban eran robándose los mangos y con ellos también se les enredaban otras cosas, pues no solo tomaban las frutas sino que además cogían lo que estuviera al alcance de sus manos, o como decimos por aquí, “lo que estuviera mal puesto”. Ropa, zapatos, sillas, planchas, bicicletas, todos estos artículos escuché en su momento, que se extraviaron de algunas casas de conocidos, en la mía particularmente un dia se perdieron un par de sillas rimax, coincidencialmente estaban del otro lado de la tapia, los mangueros que llegan en la madrugada, con linternas amarradas a la cabeza.

Pero hablando seriamente, tenía años de no ver los árboles de mango de la ciudad cargados de tanta fruta, pero lo preocupante es que se están perdiendo, y se va a volver hasta un problema para la administración municipal, y les va tocar hacer como hacen en Asunción, Paraguay, en donde tuvieron que habilitar un “escuadrón” de aseadores y un camión de la basura llamado el “Mango_movil” para recoger las toneladas de mango que se pierden en las calles.

La solución que le veo a este problema, es que se cree una agremiación legalmente constituida de recolectores de mango y una despulpadora para que nuestra fruta insignia no se convierta en basura, sino en una oportunidad de trabajo, en el mes de mayo, en el municipio de Ciénaga en el Magdalena, se perdieron más de 30 toneladas de mango, porque no tuvieron a quien vendérselos, porque una empresa de Barranquilla de la cual ellos dependían, les canceló el contrato, y no tenían un plan de contingencia, algo inaudito en un pueblo con tanta hambre y miseria.

Aquí hace como dos décadas hubo un “boom” de siembra de mango tipo exportación, algunas empresas agrícolas lograron ser exitosas sembrando esa fruta, otras por el contrario no, y si no estoy mal, hay ciertas fincas en donde aun tiene maquinaria, implementos y adecuaciones para la actividades que se dan en torno a las siembra de esta deliciosa fruta, me parece que sería una buena opción, que el municipio o el gobierno departamental, que miren la posibilidad de crear un emprendimiento manguero y lograr que una situación que se puede tornar en un serio inconveniente se convierta en una gran empresa, podría ser una alianza público-privada, generando empleo y dividendos a la ciudad.

Si algo ha caracterizado a nuestra bella ciudad, es su arborización y los arboles de mango son los que más abundan, también el palo de mango de la plaza es como un símbolo nuestro, y recordemos que uno de los cantos “maquetas” o fondo musical de nuestros verseadores es el famoso tema: “Debajo del palo e mango”. Si dejamos que los mangos se conviertan en basura y que ensucien nuestras calles, perdiéndose en la manigua del olvido y de la desidia, en donde hay tanta genta pasando necesidad, entonces esa fruta tan benéfica y simbólica para nuestra cultura, inmediatamente pierde su encanto, convirtiéndose en algo que nos estorba, por eso estamos a tiempo de tomar cartas en el asunto, no esperemos que las cosas pasen, hagamos algo justo a tiempo. Dios los bendiga.

Por: Julio M. Celedón