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Columnista - 17 agosto, 2018

¿Qué está pasando en los festivales? (Parte II)

on muchos los festivales vallenatos que nacen, pero pocos los que se crían y crecen. He tenido conocimiento de varios festivales que nacieron en los últimos años y también he sabido que algunos de ellos ya dejaron de realizarse, como dice un amigo: “nacieron muertos”. Sin duda alguna, el papel de este tipo de eventos […]

on muchos los festivales vallenatos que nacen, pero pocos los que se crían y crecen. He tenido conocimiento de varios festivales que nacieron en los últimos años y también he sabido que algunos de ellos ya dejaron de realizarse, como dice un amigo: “nacieron muertos”.

Sin duda alguna, el papel de este tipo de eventos en el rescate de tradiciones y patrimonios culturales, como lo es la música, es fundamental e importante, sin embargo, no se trata de crear festivales a granel sin estudios serios de viabilidad y sostenibilidad, donde en muchos casos es peor el remedio que la enfermedad.

De buena fuente conocí el caso del Primer Festival de Acordeoneros y Compositores ‘Jardín de Fundación’, que se realizó recientemente en el municipio de Fundación (Magdalena), donde se incurrió en toda clase de errores y situaciones anómalas, como por ejemplo:
– Desorganización total, los cronogramas de los concursos no se cumplieron porque el tiempo no alcanzó.
– No se realizaron finales de los concursos de acordeoneros en todas las categorías, y tampoco en el de piqueria.
– La premiación no se pagó en tarima como habían anunciado, y al parecer, aún está pendiente el pago.

Pero la irresponsabilidad pulula por todas partes. Tengo información de algunos festivales que están organizando la segunda versión sin haber cumplido con el pago de premios de la primera. Algunos directivos alegan que los alcaldes no le han girado los recursos, o que les quedaron mal los patrocinadores. Eso es inadmisible.

Los concursos de acordeoneros en las categorías juvenil e infantil hacen que los gastos de los padres de los participantes sean muy altos, especialmente por los acompañantes de los menores, por eso no hay derecho que los organizadores les hagan conejo con los premios.

En algunos festivales contratan personas con conocimiento y experiencia para integrar el jurado calificador, y les pagan algunos honorarios; este sistema tampoco garantiza imparcialidad y honestidad, y por el contrario, se presta para corrupción, porque como ya están seguros de que serán jurados en la final, negocian los premios con algunos concursantes.

Es riesgoso que el jurado de las eliminatorias sea el mismo de la final, porque los concursantes inescrupulosos tienen tiempo para abordarlos o enviarles emisarios. En Valledupar, a los miembros del jurado de la final de todos los concursos los escogen una hora antes de las presentaciones, se guarda gran sigilo y absoluta reserva con los nombres y casi nunca quienes están en las rondas eliminatorias son designados para la gran final.

COLOFÓN: Organizar un Festival Vallenato no es tan fácil como parece, se hace necesario una buena carga de malicia indígena, se necesita tener un buen equipo que apoye, a una sola persona le es imposible cumplir con tantas y disímiles tareas. Es bueno que existan festivales que ayuden a visibilizar el vallenato clásico, a preservar y rescatar nuestras tradiciones, pero si no cumplen unos mínimos parámetros, es mejor no hacerlos.

Por: Jorge Naín Ditta

Columnista
17 agosto, 2018

¿Qué está pasando en los festivales? (Parte II)

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Nain

on muchos los festivales vallenatos que nacen, pero pocos los que se crían y crecen. He tenido conocimiento de varios festivales que nacieron en los últimos años y también he sabido que algunos de ellos ya dejaron de realizarse, como dice un amigo: “nacieron muertos”. Sin duda alguna, el papel de este tipo de eventos […]


on muchos los festivales vallenatos que nacen, pero pocos los que se crían y crecen. He tenido conocimiento de varios festivales que nacieron en los últimos años y también he sabido que algunos de ellos ya dejaron de realizarse, como dice un amigo: “nacieron muertos”.

Sin duda alguna, el papel de este tipo de eventos en el rescate de tradiciones y patrimonios culturales, como lo es la música, es fundamental e importante, sin embargo, no se trata de crear festivales a granel sin estudios serios de viabilidad y sostenibilidad, donde en muchos casos es peor el remedio que la enfermedad.

De buena fuente conocí el caso del Primer Festival de Acordeoneros y Compositores ‘Jardín de Fundación’, que se realizó recientemente en el municipio de Fundación (Magdalena), donde se incurrió en toda clase de errores y situaciones anómalas, como por ejemplo:
– Desorganización total, los cronogramas de los concursos no se cumplieron porque el tiempo no alcanzó.
– No se realizaron finales de los concursos de acordeoneros en todas las categorías, y tampoco en el de piqueria.
– La premiación no se pagó en tarima como habían anunciado, y al parecer, aún está pendiente el pago.

Pero la irresponsabilidad pulula por todas partes. Tengo información de algunos festivales que están organizando la segunda versión sin haber cumplido con el pago de premios de la primera. Algunos directivos alegan que los alcaldes no le han girado los recursos, o que les quedaron mal los patrocinadores. Eso es inadmisible.

Los concursos de acordeoneros en las categorías juvenil e infantil hacen que los gastos de los padres de los participantes sean muy altos, especialmente por los acompañantes de los menores, por eso no hay derecho que los organizadores les hagan conejo con los premios.

En algunos festivales contratan personas con conocimiento y experiencia para integrar el jurado calificador, y les pagan algunos honorarios; este sistema tampoco garantiza imparcialidad y honestidad, y por el contrario, se presta para corrupción, porque como ya están seguros de que serán jurados en la final, negocian los premios con algunos concursantes.

Es riesgoso que el jurado de las eliminatorias sea el mismo de la final, porque los concursantes inescrupulosos tienen tiempo para abordarlos o enviarles emisarios. En Valledupar, a los miembros del jurado de la final de todos los concursos los escogen una hora antes de las presentaciones, se guarda gran sigilo y absoluta reserva con los nombres y casi nunca quienes están en las rondas eliminatorias son designados para la gran final.

COLOFÓN: Organizar un Festival Vallenato no es tan fácil como parece, se hace necesario una buena carga de malicia indígena, se necesita tener un buen equipo que apoye, a una sola persona le es imposible cumplir con tantas y disímiles tareas. Es bueno que existan festivales que ayuden a visibilizar el vallenato clásico, a preservar y rescatar nuestras tradiciones, pero si no cumplen unos mínimos parámetros, es mejor no hacerlos.

Por: Jorge Naín Ditta