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Columnista - 16 diciembre, 2017

A propósito de sus 50 años: El futuro del Cesar es verde

Cumple el departamento del Cesar por estos días sus primeros cincuenta años de vida institucional. La celebración ha sido por lo alto, con muchos eventos culturales, académicos y sociales, y música vallenata, como debe ser. No obstante, y luego de que pasen todas las celebraciones de navidad y fin de año, y también otro aniversario […]

Cumple el departamento del Cesar por estos días sus primeros cincuenta años de vida institucional. La celebración ha sido por lo alto, con muchos eventos culturales, académicos y sociales, y música vallenata, como debe ser.

No obstante, y luego de que pasen todas las celebraciones de navidad y fin de año, y también otro aniversario de nuestra amada Valledupar, es necesario repensar, con mucha cabeza fría, el futuro de nuestro departamento que no es nada claro.

Para nadie es un secreto que el mundo le está diciendo No – así grande y con mayúscula- a la economía energética basada en el carbón; cada día crece más la animadversión a los efectos colaterales asociados a la misma. En plata blanca, significa que esta minería tiene su tiempo contado y el mundo camina hacia fuentes energéticas alternativas y menos dañinas en sus consecuencias sobre el medio ambiente. Por supuesto esto no va a suceder de la noche a la mañana.

Pero, el Cesar, al que el expresidente Alfonso López Michelsen consideraba llamarlo a ser el departamento piloto de Colombia, tiene que volver a sus raíces: la agricultura y la ganadería. Pero no a la explotación tradicional de estos dos sectores, sino a una visión empresarial, moderna y futurista de los mismos.

Colombia tiene un gran potencial en materia agrícola. Tenemos millones de hectáreas disponibles para dar un salto cualitativo en nuestra explotación económica y uso social del campo. Ahí están las conclusiones de la Misión Rural que presidió el exministro de Agricultura y de Hacienda, José Antonio Ocampo Gaviria; ahí está el acuerdo de paz con las Farc, donde este sector es fundamental en el postconflicto y en la construcción de una Colombia menos inequitativa, más justa, productiva, competitiva y – reitero- incluyente. Ojalá el próximo gobierno, sea el que sea, mire con nuevos ojos al agro colombiano.

Con motivo de estas celebraciones de los 50 años, se ha escrito mucho sobre el Cesar, expertos y estudiosos como el exministro Amylkar Acosta Medina; el economista y gerente regional del Banrepública en la Costa, Jaime Bonnet Morón; el arquitecto y planificador, Alberto Gutiérrez, el mismo presidente de la Cámara de Comercio de Valledupar, José Luis Urón, entre otros, han escrito y hablado sobre el tema, con interesantes y valiosos documentos que las autoridades económicas departamentales y municipales deberían estudiar en serio y profundidad.

Por mi parte, el mensaje es muy sencillo y muy claro: el futuro del Cesar es verde, tenemos que pensar en agricultura y ganadería distintas; en grandes e innovadores proyectos agroindustriales, en más y mejores vías terciarias, en distritos de riego grandes, medianos y pequeños, pero nuestro futuro cada vez deberá depender menos del carbón y más de ese sector primario de la economía al que tanto le debemos. Estoy seguro que ese es el pensamiento del gobernador Francisco Ovalle Angarita, quien conoce y sabe del tema, al igual que su secretario Carlos E. Campo Cuello. Pero el asunto no es de un gobierno, sino también de la sociedad civil, del sector empresarial y toda una región que debe volver a su vocación ancestral: el sector rural. Y para esto es básico el apoyo del gobierno nacional y de las instituciones bancarias internacionales, inclusive, para proyectar ese futuro del Cesar que, insisto, es verde.

Columnista
16 diciembre, 2017

A propósito de sus 50 años: El futuro del Cesar es verde

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Carlos Alberto Maestre

Cumple el departamento del Cesar por estos días sus primeros cincuenta años de vida institucional. La celebración ha sido por lo alto, con muchos eventos culturales, académicos y sociales, y música vallenata, como debe ser. No obstante, y luego de que pasen todas las celebraciones de navidad y fin de año, y también otro aniversario […]


Cumple el departamento del Cesar por estos días sus primeros cincuenta años de vida institucional. La celebración ha sido por lo alto, con muchos eventos culturales, académicos y sociales, y música vallenata, como debe ser.

No obstante, y luego de que pasen todas las celebraciones de navidad y fin de año, y también otro aniversario de nuestra amada Valledupar, es necesario repensar, con mucha cabeza fría, el futuro de nuestro departamento que no es nada claro.

Para nadie es un secreto que el mundo le está diciendo No – así grande y con mayúscula- a la economía energética basada en el carbón; cada día crece más la animadversión a los efectos colaterales asociados a la misma. En plata blanca, significa que esta minería tiene su tiempo contado y el mundo camina hacia fuentes energéticas alternativas y menos dañinas en sus consecuencias sobre el medio ambiente. Por supuesto esto no va a suceder de la noche a la mañana.

Pero, el Cesar, al que el expresidente Alfonso López Michelsen consideraba llamarlo a ser el departamento piloto de Colombia, tiene que volver a sus raíces: la agricultura y la ganadería. Pero no a la explotación tradicional de estos dos sectores, sino a una visión empresarial, moderna y futurista de los mismos.

Colombia tiene un gran potencial en materia agrícola. Tenemos millones de hectáreas disponibles para dar un salto cualitativo en nuestra explotación económica y uso social del campo. Ahí están las conclusiones de la Misión Rural que presidió el exministro de Agricultura y de Hacienda, José Antonio Ocampo Gaviria; ahí está el acuerdo de paz con las Farc, donde este sector es fundamental en el postconflicto y en la construcción de una Colombia menos inequitativa, más justa, productiva, competitiva y – reitero- incluyente. Ojalá el próximo gobierno, sea el que sea, mire con nuevos ojos al agro colombiano.

Con motivo de estas celebraciones de los 50 años, se ha escrito mucho sobre el Cesar, expertos y estudiosos como el exministro Amylkar Acosta Medina; el economista y gerente regional del Banrepública en la Costa, Jaime Bonnet Morón; el arquitecto y planificador, Alberto Gutiérrez, el mismo presidente de la Cámara de Comercio de Valledupar, José Luis Urón, entre otros, han escrito y hablado sobre el tema, con interesantes y valiosos documentos que las autoridades económicas departamentales y municipales deberían estudiar en serio y profundidad.

Por mi parte, el mensaje es muy sencillo y muy claro: el futuro del Cesar es verde, tenemos que pensar en agricultura y ganadería distintas; en grandes e innovadores proyectos agroindustriales, en más y mejores vías terciarias, en distritos de riego grandes, medianos y pequeños, pero nuestro futuro cada vez deberá depender menos del carbón y más de ese sector primario de la economía al que tanto le debemos. Estoy seguro que ese es el pensamiento del gobernador Francisco Ovalle Angarita, quien conoce y sabe del tema, al igual que su secretario Carlos E. Campo Cuello. Pero el asunto no es de un gobierno, sino también de la sociedad civil, del sector empresarial y toda una región que debe volver a su vocación ancestral: el sector rural. Y para esto es básico el apoyo del gobierno nacional y de las instituciones bancarias internacionales, inclusive, para proyectar ese futuro del Cesar que, insisto, es verde.