Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 11 marzo, 2017

Precandidatos

Desde el desplome del Bipartidismo a finales de la década de los ochenta, en Colombia no tenemos lucha entre partidos, sino disputas individuales, desde entonces los hombres están por encima de los Partidos Políticos, derrocando los principios programáticos y pisoteando valores humanos. Falta un poco más de 14 meses para las elecciones presidenciales, los medios […]

Desde el desplome del Bipartidismo a finales de la década de los ochenta, en Colombia no tenemos lucha entre partidos, sino disputas individuales, desde entonces los hombres están por encima de los Partidos Políticos, derrocando los principios programáticos y pisoteando valores humanos.

Falta un poco más de 14 meses para las elecciones presidenciales, los medios no hacen referencia partidista ni de colectividades como es normal en las Democracias maduras y modernas. El proceso preelectoral se caracteriza por las disputas internas y por el caso Odebrecht. El escándalo de Odebrecht rompió el celofán poniendo la corrupción como tema central, desplazando el dilema de negociar con la guerrilla o ganar militarmente, debate que ha decidido las elecciones desde 1990.

Nadie se salva. En el Polo Democrático, escenario de la denominada izquierda democrática en Colombia, la aspiración de Jorge Robledo generó ampollas en el sector que simpatiza con Clara López. La actual Ministra de Trabajo del Presidente Santos, no pudo inscribirse como candidata del Polo, por su discurso incongruente. En términos de Robledo, no se puede hacer oposición desde el gabinete de Gobierno. Cuanta certeza, incoherencia y división. Así nos pretenden gobernar.

En el costado opuesto, el Centro Democrático no escapa de las disputas internas. Oscar Iván Zuluaga, salpicado por el caso de los sobornos de Odebrecht (nada raro) se apartó del proceso, tal vez advirtiendo que no contaría con el guiño del expresidente Uribe. Iván Duque también salió del sonajero. Ante la caída de alfiles el exprocurador Alejandro Ordoñez es un as bajo la manga. Al respecto, Carlos Holmes Trujillo, debe tener sal en el ojo, sin embargo, en la retórica de la dinámica política, Ordoñez podría encontrar espacio en su cuna el Partido Conservador.

Cuando Mariano Ospina Rodríguez, el 4 de octubre de 1849, formalizó el Partido Conservador, nunca pensó que en el Siglo XXI estuviera tan desorientado. Hace mucho el partido azul cedió su vocación de poder para servir de comodín. En 2018 debería tener candidato propio, esa es su naturaleza, con base en sus programas, no obstante, Marta Lucia Ramírez ni Alejandro Ordoñez, representan la moral, la legalidad ni el orden, y conservan antipatías con las necesidades del país respecto con la implementación de los Acuerdos de Paz.

German Vargas Lleras, dentro de poco exvicepresidente, no tiene adversarios en Cambio Radical, allí tiene control absoluto. Situación distinta acaece en la opinión pública, bueno eso supongo. Por los avales dados a ‘Kiko’ Gómez y Oneida Pinto, terminaron enfrentados Rodrigo Lara y Carlos Fernando Galán, los distinguidos delfines desparraman desconfianza, cavan con mucha fuerza la tumba de sus progenitores y desfavorecen (en una sociedad consciente) la imagen de Vargas Lleras.

En el Partido Liberal hay varios aspirantes con ganas, pero sin posibilidades, lo que favorece a Humberto De la Calle, incluso tendría el guiño del santismo, acompañado en formula vicepresidencial de los despojos de la Unidad Nacional (Partido de la U). Haber sido negociador del gobierno pone a de la Calle como serio candidato.

Un país necesitado de un orientador de su destino, requiere congruencia, seriedad por la vocación del poder y fortaleza en sus instituciones políticas. No contamos con ninguna de las anteriores, coexisten intereses personales en procura de representatividad. Falta tiempo todavía, no hay señales de aspirantes que nos lleven al castrochavismo, pero pululan situaciones facilitadoras.

Por Luis Elquis Díaz

@LuchoDiaz12

Columnista
11 marzo, 2017

Precandidatos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Elquis Diaz

Desde el desplome del Bipartidismo a finales de la década de los ochenta, en Colombia no tenemos lucha entre partidos, sino disputas individuales, desde entonces los hombres están por encima de los Partidos Políticos, derrocando los principios programáticos y pisoteando valores humanos. Falta un poco más de 14 meses para las elecciones presidenciales, los medios […]


Desde el desplome del Bipartidismo a finales de la década de los ochenta, en Colombia no tenemos lucha entre partidos, sino disputas individuales, desde entonces los hombres están por encima de los Partidos Políticos, derrocando los principios programáticos y pisoteando valores humanos.

Falta un poco más de 14 meses para las elecciones presidenciales, los medios no hacen referencia partidista ni de colectividades como es normal en las Democracias maduras y modernas. El proceso preelectoral se caracteriza por las disputas internas y por el caso Odebrecht. El escándalo de Odebrecht rompió el celofán poniendo la corrupción como tema central, desplazando el dilema de negociar con la guerrilla o ganar militarmente, debate que ha decidido las elecciones desde 1990.

Nadie se salva. En el Polo Democrático, escenario de la denominada izquierda democrática en Colombia, la aspiración de Jorge Robledo generó ampollas en el sector que simpatiza con Clara López. La actual Ministra de Trabajo del Presidente Santos, no pudo inscribirse como candidata del Polo, por su discurso incongruente. En términos de Robledo, no se puede hacer oposición desde el gabinete de Gobierno. Cuanta certeza, incoherencia y división. Así nos pretenden gobernar.

En el costado opuesto, el Centro Democrático no escapa de las disputas internas. Oscar Iván Zuluaga, salpicado por el caso de los sobornos de Odebrecht (nada raro) se apartó del proceso, tal vez advirtiendo que no contaría con el guiño del expresidente Uribe. Iván Duque también salió del sonajero. Ante la caída de alfiles el exprocurador Alejandro Ordoñez es un as bajo la manga. Al respecto, Carlos Holmes Trujillo, debe tener sal en el ojo, sin embargo, en la retórica de la dinámica política, Ordoñez podría encontrar espacio en su cuna el Partido Conservador.

Cuando Mariano Ospina Rodríguez, el 4 de octubre de 1849, formalizó el Partido Conservador, nunca pensó que en el Siglo XXI estuviera tan desorientado. Hace mucho el partido azul cedió su vocación de poder para servir de comodín. En 2018 debería tener candidato propio, esa es su naturaleza, con base en sus programas, no obstante, Marta Lucia Ramírez ni Alejandro Ordoñez, representan la moral, la legalidad ni el orden, y conservan antipatías con las necesidades del país respecto con la implementación de los Acuerdos de Paz.

German Vargas Lleras, dentro de poco exvicepresidente, no tiene adversarios en Cambio Radical, allí tiene control absoluto. Situación distinta acaece en la opinión pública, bueno eso supongo. Por los avales dados a ‘Kiko’ Gómez y Oneida Pinto, terminaron enfrentados Rodrigo Lara y Carlos Fernando Galán, los distinguidos delfines desparraman desconfianza, cavan con mucha fuerza la tumba de sus progenitores y desfavorecen (en una sociedad consciente) la imagen de Vargas Lleras.

En el Partido Liberal hay varios aspirantes con ganas, pero sin posibilidades, lo que favorece a Humberto De la Calle, incluso tendría el guiño del santismo, acompañado en formula vicepresidencial de los despojos de la Unidad Nacional (Partido de la U). Haber sido negociador del gobierno pone a de la Calle como serio candidato.

Un país necesitado de un orientador de su destino, requiere congruencia, seriedad por la vocación del poder y fortaleza en sus instituciones políticas. No contamos con ninguna de las anteriores, coexisten intereses personales en procura de representatividad. Falta tiempo todavía, no hay señales de aspirantes que nos lleven al castrochavismo, pero pululan situaciones facilitadoras.

Por Luis Elquis Díaz

@LuchoDiaz12