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Columnista - 14 noviembre, 2017

Por el valle de Caracas

La hermosa capital venezolana está situada en un valle vigilado por el imponente cerro Ávila, cuenta con todo tipo de juegos lúdicos y un potente telescopio para observar la inmensidad del universo. Al Ávila se puede llegar en un moderno metro cable, desde allí se ve el contraste colonial con la arquitectura de sus encopetados […]

La hermosa capital venezolana está situada en un valle vigilado por el imponente cerro Ávila, cuenta con todo tipo de juegos lúdicos y un potente telescopio para observar la inmensidad del universo.

Al Ávila se puede llegar en un moderno metro cable, desde allí se ve el contraste colonial con la arquitectura de sus encopetados e innovadores edificios y ranchos construidos en las laderas de los cerros que circundan la urbe, donde viven en la miseria la mayoría de sus habitantes, esta panorámica ensombrece su vista, esos cinturones son impenetrables para la policía, sus habitantes tienen sus propias leyes y códigos.

La metrópolis de cinco millones de personas, cuenta con ágiles autopistas, ‘La Araña’ y ‘El Pulpo’, que evacuan el caótico transporte capitalino, maraña de ramificaciones de vías de varios carriles construidas en suelo firme o puentes largos llamados “elevados” cruzan todo tipo de obstáculos, a través de túneles que nos llevan a todos los sectores inclusive al aeropuerto de Maiquetía, situado en el puerto de La Guaira, distante media hora.

Más reciente, Caracas construyó el sistema del metro que presta servicio por todo la capital y se extiende hasta poblaciones aledañas.

El boom petrolero de este país se dio en la dictadura de Juan Vicente Gómez, el hallazgo ayudó a sacar a Venezuela de su situación medieval y llevarlo convertirse en el estado más rico y moderno de Latinoamérica.
Los petrodólares atrajeron todo tipo de colonias de distintos rangos y procedencias del mundo, llegaron a su suelo, gringos a explotar el petróleo, chinos con cadenas de restaurantes, italianos con fábricas de zapatos y pastas alimenticias, portugueses con centrales de abastos y bodeguitas, españoles invirtieron en centros comerciales y mano barata de dominicanos, haitianos, peruanos, ecuatorianos, chilenos, uruguayos y por supuesto los colombianos, llegamos en desbandadas, cinco millones de pobres, íbamos llenos de esperanzas y en nuestras escasas pertenencia llevamos la música de nuestro terruño, como consecuencia esta nación es santuario de la música vallenata, allí imperaban Los Corraleros de Majagual, Aníbal Velásquez y la música salsa, fueron desalojados .

Con esta diversidad de razas, Caracas fue capital cultural mundial, cuna de la pianista cantante y poetisa María Teresa Carreño, hija del músico y pedagogo Manuel Antonio Carreño, autor de la urbanidad de Carreño, libro con el que se educó a todo el continente.

En Caracas se constituyó un movimiento musical que rebasó fronteras, cuna de Renato Capriles, batuta de la orquestas ‘Los Melódicos’, patria adoptiva del dominicano Luis María Frometa, fundador de la Billos Caracas, Billos huía del dictador Batista. En Antimano, barriada muy pobre de Caracas, nació el sonero mayor Oscar de León y su Dimensión Latina.

Caracas moldeó las voces de José Luis Rodríguez, ‘Cheo’ García, Felipe Pírela, el tenor Alfredo Sadel, Vladimir Lozano y el llanero Simón Díaz, ellos grabaron música colombiana, triunfaron con repertorio de Lucho Bermúdez, ‘Pacho’ Galán, Gustavo Gutiérrez, José Barros, etc.
No es justo que a este país, los políticos corruptos le hayan quitado su alegría.

Columnista
14 noviembre, 2017

Por el valle de Caracas

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Celso Guerra Gutiérrez

La hermosa capital venezolana está situada en un valle vigilado por el imponente cerro Ávila, cuenta con todo tipo de juegos lúdicos y un potente telescopio para observar la inmensidad del universo. Al Ávila se puede llegar en un moderno metro cable, desde allí se ve el contraste colonial con la arquitectura de sus encopetados […]


La hermosa capital venezolana está situada en un valle vigilado por el imponente cerro Ávila, cuenta con todo tipo de juegos lúdicos y un potente telescopio para observar la inmensidad del universo.

Al Ávila se puede llegar en un moderno metro cable, desde allí se ve el contraste colonial con la arquitectura de sus encopetados e innovadores edificios y ranchos construidos en las laderas de los cerros que circundan la urbe, donde viven en la miseria la mayoría de sus habitantes, esta panorámica ensombrece su vista, esos cinturones son impenetrables para la policía, sus habitantes tienen sus propias leyes y códigos.

La metrópolis de cinco millones de personas, cuenta con ágiles autopistas, ‘La Araña’ y ‘El Pulpo’, que evacuan el caótico transporte capitalino, maraña de ramificaciones de vías de varios carriles construidas en suelo firme o puentes largos llamados “elevados” cruzan todo tipo de obstáculos, a través de túneles que nos llevan a todos los sectores inclusive al aeropuerto de Maiquetía, situado en el puerto de La Guaira, distante media hora.

Más reciente, Caracas construyó el sistema del metro que presta servicio por todo la capital y se extiende hasta poblaciones aledañas.

El boom petrolero de este país se dio en la dictadura de Juan Vicente Gómez, el hallazgo ayudó a sacar a Venezuela de su situación medieval y llevarlo convertirse en el estado más rico y moderno de Latinoamérica.
Los petrodólares atrajeron todo tipo de colonias de distintos rangos y procedencias del mundo, llegaron a su suelo, gringos a explotar el petróleo, chinos con cadenas de restaurantes, italianos con fábricas de zapatos y pastas alimenticias, portugueses con centrales de abastos y bodeguitas, españoles invirtieron en centros comerciales y mano barata de dominicanos, haitianos, peruanos, ecuatorianos, chilenos, uruguayos y por supuesto los colombianos, llegamos en desbandadas, cinco millones de pobres, íbamos llenos de esperanzas y en nuestras escasas pertenencia llevamos la música de nuestro terruño, como consecuencia esta nación es santuario de la música vallenata, allí imperaban Los Corraleros de Majagual, Aníbal Velásquez y la música salsa, fueron desalojados .

Con esta diversidad de razas, Caracas fue capital cultural mundial, cuna de la pianista cantante y poetisa María Teresa Carreño, hija del músico y pedagogo Manuel Antonio Carreño, autor de la urbanidad de Carreño, libro con el que se educó a todo el continente.

En Caracas se constituyó un movimiento musical que rebasó fronteras, cuna de Renato Capriles, batuta de la orquestas ‘Los Melódicos’, patria adoptiva del dominicano Luis María Frometa, fundador de la Billos Caracas, Billos huía del dictador Batista. En Antimano, barriada muy pobre de Caracas, nació el sonero mayor Oscar de León y su Dimensión Latina.

Caracas moldeó las voces de José Luis Rodríguez, ‘Cheo’ García, Felipe Pírela, el tenor Alfredo Sadel, Vladimir Lozano y el llanero Simón Díaz, ellos grabaron música colombiana, triunfaron con repertorio de Lucho Bermúdez, ‘Pacho’ Galán, Gustavo Gutiérrez, José Barros, etc.
No es justo que a este país, los políticos corruptos le hayan quitado su alegría.