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Columnista - 22 septiembre, 2017

Poderosa alabanza

“Alabaré al Señor conforme a su justicia y cantaré al nombre del Señor el Altísimo”. Salmos 7,17. Creo que todos en algún momento hemos pasado por momentos de ansiedad, noches de insomnio por causa de cuentas sin pagar, riñas familiares, o cosas que nos roban la seguridad en las promesas de Dios. Es tiempo de […]

“Alabaré al Señor conforme a su justicia y cantaré al nombre del Señor el Altísimo”. Salmos 7,17.
Creo que todos en algún momento hemos pasado por momentos de ansiedad, noches de insomnio por causa de cuentas sin pagar, riñas familiares, o cosas que nos roban la seguridad en las promesas de Dios. Es tiempo de levantarnos para asumir con valor la inmensa responsabilidad de la victoria a través de la alabanza.

Hoy haré referencia a algunos casos bíblicos en los que Dios actuó por medio de la alabanza de su pueblo. El primer caso es la historia de Gedeón y de cómo Dios uso poderosamente a este hombre ordinario de la tribu más pequeña de Israel para vencer a un ejército opresor. Gedeón estaba escondido por causa de los madianitas, el Señor lo llama para liberar a su pueblo del yugo de la esclavitud; tras citar sus múltiples temores y fracasos, Dios le garantiza su presencia. Todo lo que Gedeón tenía que hacer era salir y expresar su victoria.
Amados amigos: como pueblo de Dios necesitamos comprender que hemos sido posicionados para la victoria a través de la muerte y resurrección de Jesucristo. No se supone que permanezcamos en modo de defensa, golpeados por el enemigo mientras intentamos apenas pasar las pruebas de la vida. Si Dios dice que estará con nosotros… entonces, él será nuestro refugio, nuestra fuerza y nuestra victoria.

El segundo caso es el de Pablo y Silas. En Filipos, fueron golpeados y arrestados; pero a media noche, comenzaron a orar y adorar a Dios. Comenzaron a alabar y cantar a Dios y esa vieja prisión comenzó a temblar, las cadenas cayeron y las puertas se abrieron.

Cuando comencemos a alabar, la fuerza de su Espíritu vendrá y las puertas de la cárcel se abrirán. Dios desea que seamos libres, caminemos en alabanza y disfrutemos de la libertad que Cristo compró para nosotros en la Cruz.
El tercer caso, lo encontramos en la historia de dos reyes: Jorám de Israel y Josafat de Judá, quienes unieron fuerzas para pelear contra el rey de Moab. Lamentablemente, calcularon mal la cantidad de agua que todo su ejército necesitaba para el viaje y luego pensaron que Dios los había sentenciado a muerte. Josafat buscó el consejo de Dios y pidió que viniera el profeta, quien con música de alabanza inquirió de Dios la solución, la cual vino de manera sobrenatural llenando el valle de agua para ellos y sus bestias.

Cuando nos metemos en problemas, se necesita la alabanza. Si ahora nos encontramos en lugares secos… rompamos su influencia con el poder de la alabanza. Con la alabanza, la orientación de Dios puede vencer toda situación embarazosa.

Otro caso es David, no siempre estaba feliz, sufrió temporadas muy difíciles. Pero tuvo que aprender a ser feliz en las épocas espinosas. A la gente buena, también le llegan tiempos malos.

En su encuentro con Goliat, lo enfrentó con alabanza en su boca, corrió hacia él con la determinación de que su enemigo no sería victorioso en ese valle. Lo que estaba en juego, no era quien vencía entre David y Goliat, sino quien ocuparía ese valle. No tenemos que negar las tinieblas del valle cuando vienen esas épocas, pero tampoco tenemos que entregarle el valle al enemigo.

Amigos amados, no permitamos que el enemigo de nuestras almas llene de temor nuestro Valle y ocupe los espacios que le pertenecen a nuestros hijos y nietos. Los problemas y adversidades son reales, pero la alabanza también es real.

Cuando más necesitamos alabar a Dios, es cuando menos ganas tengamos de hacerlo. No nos demos por vencidos, es tiempo de tomar la autoridad de Dios para hacer retroceder las líneas enemigas. La alabanza, aun cuando estemos en el valle de la desesperación, hace que Dios sea conocido y actúe y destruya el poder del enemigo. Adelante con valor, alabemos en todo tiempo. Abrazos y bendiciones en Cristo.

Por Valerio Mejía Araujo

 

Columnista
22 septiembre, 2017

Poderosa alabanza

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Valerio Mejía Araújo

“Alabaré al Señor conforme a su justicia y cantaré al nombre del Señor el Altísimo”. Salmos 7,17. Creo que todos en algún momento hemos pasado por momentos de ansiedad, noches de insomnio por causa de cuentas sin pagar, riñas familiares, o cosas que nos roban la seguridad en las promesas de Dios. Es tiempo de […]


“Alabaré al Señor conforme a su justicia y cantaré al nombre del Señor el Altísimo”. Salmos 7,17.
Creo que todos en algún momento hemos pasado por momentos de ansiedad, noches de insomnio por causa de cuentas sin pagar, riñas familiares, o cosas que nos roban la seguridad en las promesas de Dios. Es tiempo de levantarnos para asumir con valor la inmensa responsabilidad de la victoria a través de la alabanza.

Hoy haré referencia a algunos casos bíblicos en los que Dios actuó por medio de la alabanza de su pueblo. El primer caso es la historia de Gedeón y de cómo Dios uso poderosamente a este hombre ordinario de la tribu más pequeña de Israel para vencer a un ejército opresor. Gedeón estaba escondido por causa de los madianitas, el Señor lo llama para liberar a su pueblo del yugo de la esclavitud; tras citar sus múltiples temores y fracasos, Dios le garantiza su presencia. Todo lo que Gedeón tenía que hacer era salir y expresar su victoria.
Amados amigos: como pueblo de Dios necesitamos comprender que hemos sido posicionados para la victoria a través de la muerte y resurrección de Jesucristo. No se supone que permanezcamos en modo de defensa, golpeados por el enemigo mientras intentamos apenas pasar las pruebas de la vida. Si Dios dice que estará con nosotros… entonces, él será nuestro refugio, nuestra fuerza y nuestra victoria.

El segundo caso es el de Pablo y Silas. En Filipos, fueron golpeados y arrestados; pero a media noche, comenzaron a orar y adorar a Dios. Comenzaron a alabar y cantar a Dios y esa vieja prisión comenzó a temblar, las cadenas cayeron y las puertas se abrieron.

Cuando comencemos a alabar, la fuerza de su Espíritu vendrá y las puertas de la cárcel se abrirán. Dios desea que seamos libres, caminemos en alabanza y disfrutemos de la libertad que Cristo compró para nosotros en la Cruz.
El tercer caso, lo encontramos en la historia de dos reyes: Jorám de Israel y Josafat de Judá, quienes unieron fuerzas para pelear contra el rey de Moab. Lamentablemente, calcularon mal la cantidad de agua que todo su ejército necesitaba para el viaje y luego pensaron que Dios los había sentenciado a muerte. Josafat buscó el consejo de Dios y pidió que viniera el profeta, quien con música de alabanza inquirió de Dios la solución, la cual vino de manera sobrenatural llenando el valle de agua para ellos y sus bestias.

Cuando nos metemos en problemas, se necesita la alabanza. Si ahora nos encontramos en lugares secos… rompamos su influencia con el poder de la alabanza. Con la alabanza, la orientación de Dios puede vencer toda situación embarazosa.

Otro caso es David, no siempre estaba feliz, sufrió temporadas muy difíciles. Pero tuvo que aprender a ser feliz en las épocas espinosas. A la gente buena, también le llegan tiempos malos.

En su encuentro con Goliat, lo enfrentó con alabanza en su boca, corrió hacia él con la determinación de que su enemigo no sería victorioso en ese valle. Lo que estaba en juego, no era quien vencía entre David y Goliat, sino quien ocuparía ese valle. No tenemos que negar las tinieblas del valle cuando vienen esas épocas, pero tampoco tenemos que entregarle el valle al enemigo.

Amigos amados, no permitamos que el enemigo de nuestras almas llene de temor nuestro Valle y ocupe los espacios que le pertenecen a nuestros hijos y nietos. Los problemas y adversidades son reales, pero la alabanza también es real.

Cuando más necesitamos alabar a Dios, es cuando menos ganas tengamos de hacerlo. No nos demos por vencidos, es tiempo de tomar la autoridad de Dios para hacer retroceder las líneas enemigas. La alabanza, aun cuando estemos en el valle de la desesperación, hace que Dios sea conocido y actúe y destruya el poder del enemigo. Adelante con valor, alabemos en todo tiempo. Abrazos y bendiciones en Cristo.

Por Valerio Mejía Araujo