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Columnista - 8 junio, 2017

Poco a poco

La elección del gobernador Francisco Ovalle Angarita estuvo motivada por el compromiso de continuar y terminar las obras iniciadas en el gobierno del señor Luis Alberto Monsalvo y por ello la frase de campaña con la que se identificó la candidatura del actual mandatario departamental fue “para seguir por el buen camino”; sin embargo ese […]

La elección del gobernador Francisco Ovalle Angarita estuvo motivada por el compromiso de continuar y terminar las obras iniciadas en el gobierno del señor Luis Alberto Monsalvo y por ello la frase de campaña con la que se identificó la candidatura del actual mandatario departamental fue “para seguir por el buen camino”; sin embargo ese camino ha sido tan escabroso como el recorrido por Jesús hacia el Gólgota, pero si el vía-crucis del nuevo testamento estuvo marcado por unas estaciones, el de nuestro gobernador está marcado por varias obras polémicas, entre ellas el estadio Armando Maestre Pavajeau, -aunque particularmente me gusta llamarlo Chemesquemena-, la eterna vía Zanjón-Pueblo Bello, Hospital de El Copey, coliseo cubierto, Centro de Desarrollo Tecnológico Pesquero del Cesar, el coliseo de ferias y la situación más escandalosa es el despilfarro en el que se convirtió la Universidad Nacional.

Pero poco a poco el Cesar está abriendo los ojos ante la ausencia de instituciones que ejerzan control sobre lo que ocurrió en el gobierno anterior y lo que está ocurriendo en este, siendo esta administración una extensión de la anterior, prueba irrefutable es que el único cambio fue el de gobernador, de resto los demás son los mismos.

En la última visita del señor Procurador General de la Nación, los veedores lograron exponer denuncias sobre la situación administrativa del departamento del Cesar, la más notable fue la intervención del veterano Jainer Mora al utilizar una frase lapidaria para darle la bienvenida al doctor Fernando Carrillo expresando: “Bienvenido al Cesar, nido de la corrupción”, cierto o no, en este departamento existe un lúgubre silencio relacionado con todas las obras que tienen el sello Monsalvo Gnecco; no obstante lo anterior, la paciencia se agota y otros frentes de opinión están haciendo el llamado para que en primer lugar el gobernador Ovalle despierte y tome el toro por los cachos y por otro lado para que se investigue el destino de cuantiosos recursos, de adiciones millonarias, de retrasos injustificados y lo más importante el destino de todos esos dineros que se van por una manguera conectada desde el edificio Alfonso López Michelsen sin dejar rastro aparentemente.

La conformación de una veeduría especial para la Universidad Nacional es una iniciativa que debe aplaudirse y apoyarse con el fin de hacerle control y seguimiento a la obra ubicada entre Valledupar y el municipio de La Paz, en donde se espera que en poco tiempo funcione la Universidad Nacional, proyecto que presenta la situación más dramática, incluyendo la renuncia del interventor como lo anunció el señor rector Ignacio Mantilla Prada, confirmado al diario El Pilón por el doctor Edgardo Maya Villazón, todo por las serias irregularidades en la construcción del campus, dejando claro que sólo recibirán cuando este sea terminado, cortando la posibilidad de hacer inauguraciones a medias como es la costumbre ahora, lo importante es la foto cortando la cinta sin importar que la obra no se termine, pero como nos gusta la fiesta y la celebración, participamos en esa puesta en escena que encubre los más torcidos actos de corrupción.

De la Contraloría Departamental del Cesar nada se puede esperar, es un adorno más que relumbrante brilla por su ausencia y su mutismo retumba en cada rincón del departamento, porque quien debería desempeñar el control fiscal no puede hacerlo sobre sus propias actuaciones ya que fungió como funcionario de la administración que debe controlar, fue gobernador encargado en esa misma administración y para colmo de males fue gerente de campaña del actual gobernador meses antes de ser escogido como contralor del Cesar, teniendo incluso más responsabilidad que el excontralor Alvaro Castilla al aportar dinero en la campaña del alcalde de Valledupar, porque si en este caso Castilla aportó una suma de dinero a esa campaña, el señor Cesar Cerchiaro era quien lo administraba en la campaña de Franco Ovalle. Por último las investigaciones deben estar dirigidas a descubrir el eslabón perdido de tanta obra inconclusa ¿será el exsecretario de Infraestructura, Omar Maestre? ¿Serán los cartageneros? o ¿Quién será?

Por Carlos Andrés Añez

 

Columnista
8 junio, 2017

Poco a poco

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
El Pilón

La elección del gobernador Francisco Ovalle Angarita estuvo motivada por el compromiso de continuar y terminar las obras iniciadas en el gobierno del señor Luis Alberto Monsalvo y por ello la frase de campaña con la que se identificó la candidatura del actual mandatario departamental fue “para seguir por el buen camino”; sin embargo ese […]


La elección del gobernador Francisco Ovalle Angarita estuvo motivada por el compromiso de continuar y terminar las obras iniciadas en el gobierno del señor Luis Alberto Monsalvo y por ello la frase de campaña con la que se identificó la candidatura del actual mandatario departamental fue “para seguir por el buen camino”; sin embargo ese camino ha sido tan escabroso como el recorrido por Jesús hacia el Gólgota, pero si el vía-crucis del nuevo testamento estuvo marcado por unas estaciones, el de nuestro gobernador está marcado por varias obras polémicas, entre ellas el estadio Armando Maestre Pavajeau, -aunque particularmente me gusta llamarlo Chemesquemena-, la eterna vía Zanjón-Pueblo Bello, Hospital de El Copey, coliseo cubierto, Centro de Desarrollo Tecnológico Pesquero del Cesar, el coliseo de ferias y la situación más escandalosa es el despilfarro en el que se convirtió la Universidad Nacional.

Pero poco a poco el Cesar está abriendo los ojos ante la ausencia de instituciones que ejerzan control sobre lo que ocurrió en el gobierno anterior y lo que está ocurriendo en este, siendo esta administración una extensión de la anterior, prueba irrefutable es que el único cambio fue el de gobernador, de resto los demás son los mismos.

En la última visita del señor Procurador General de la Nación, los veedores lograron exponer denuncias sobre la situación administrativa del departamento del Cesar, la más notable fue la intervención del veterano Jainer Mora al utilizar una frase lapidaria para darle la bienvenida al doctor Fernando Carrillo expresando: “Bienvenido al Cesar, nido de la corrupción”, cierto o no, en este departamento existe un lúgubre silencio relacionado con todas las obras que tienen el sello Monsalvo Gnecco; no obstante lo anterior, la paciencia se agota y otros frentes de opinión están haciendo el llamado para que en primer lugar el gobernador Ovalle despierte y tome el toro por los cachos y por otro lado para que se investigue el destino de cuantiosos recursos, de adiciones millonarias, de retrasos injustificados y lo más importante el destino de todos esos dineros que se van por una manguera conectada desde el edificio Alfonso López Michelsen sin dejar rastro aparentemente.

La conformación de una veeduría especial para la Universidad Nacional es una iniciativa que debe aplaudirse y apoyarse con el fin de hacerle control y seguimiento a la obra ubicada entre Valledupar y el municipio de La Paz, en donde se espera que en poco tiempo funcione la Universidad Nacional, proyecto que presenta la situación más dramática, incluyendo la renuncia del interventor como lo anunció el señor rector Ignacio Mantilla Prada, confirmado al diario El Pilón por el doctor Edgardo Maya Villazón, todo por las serias irregularidades en la construcción del campus, dejando claro que sólo recibirán cuando este sea terminado, cortando la posibilidad de hacer inauguraciones a medias como es la costumbre ahora, lo importante es la foto cortando la cinta sin importar que la obra no se termine, pero como nos gusta la fiesta y la celebración, participamos en esa puesta en escena que encubre los más torcidos actos de corrupción.

De la Contraloría Departamental del Cesar nada se puede esperar, es un adorno más que relumbrante brilla por su ausencia y su mutismo retumba en cada rincón del departamento, porque quien debería desempeñar el control fiscal no puede hacerlo sobre sus propias actuaciones ya que fungió como funcionario de la administración que debe controlar, fue gobernador encargado en esa misma administración y para colmo de males fue gerente de campaña del actual gobernador meses antes de ser escogido como contralor del Cesar, teniendo incluso más responsabilidad que el excontralor Alvaro Castilla al aportar dinero en la campaña del alcalde de Valledupar, porque si en este caso Castilla aportó una suma de dinero a esa campaña, el señor Cesar Cerchiaro era quien lo administraba en la campaña de Franco Ovalle. Por último las investigaciones deben estar dirigidas a descubrir el eslabón perdido de tanta obra inconclusa ¿será el exsecretario de Infraestructura, Omar Maestre? ¿Serán los cartageneros? o ¿Quién será?

Por Carlos Andrés Añez