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Judicial - 16 septiembre, 2017

Patrullera se suicidó y dejó carta a su familia

A la morgue de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Valledupar fue trasladado el cuerpo sin vida de la patrullera.

Ángela Ospina Villegas, patrullera de la Policía que se suicidó en Fonseca, sur de La Guajira.  Foto cortesía.
Ángela Ospina Villegas, patrullera de la Policía que se suicidó en Fonseca, sur de La Guajira. Foto cortesía.

A la morgue de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Valledupar fue trasladado el cuerpo sin vida de la patrullera de la Policía, Ángela Ospina Villegas, adscrita a la estación del municipio de Fonseca, sur de La Guajira, quien se suicidó en el baño de mujeres de la misma institución policial.

Problemas depresivos serían las causas de la fatal decisión, según ella lo explicó en una carta que dejó redactada con su puño y letra la tarde del pasado viernes.

La uniformada contó que sentía que nunca triunfó en su vida, que no quería seguir sufriendo. En su manuscrito, el cual dejó en su oficina y se encuentra en poder de la Fiscalía como un elemento material probatorio, le pidió perdón a su progenitora por la decisión fatal que iba a cometer y que esa situación, no la fuera a poner triste, por cuanto ella sabía que desde hace un año su vida era un infierno y de mucho sufrimiento.

Así pasó

Ospina Villegas se quitó la vida propinándose un balazo en la cabeza con su arma de dotación oficial, minutos después de haber asumido el turno en la Estación de Policía de Fonseca y haber platicado jocosamente con sus compañeros de trabajo, hecho que los tomó por sorpresa, por cuanto su comportamiento en esos momentos fue normal y sin dejarles sospechas de lo que ella tenía en su mente: de partir de este mundo.

La uniformada ingresó al baño y con una pistola calibre 9 milímetros se propinó un balazo en la cabeza, quedando en estado agónico en el suelo, en medio de un manto de sangre y un lado el arma de fuego. La detonación alertó a los compañeros de trabajo que se trasladaron al baño y la encontraron

En la misiva, Ospino Villegas dejó claro que no quería vivir más porque su vida era “un infierno”, y se despidió de sus familiares.

Esta es la carta:

“Mamá, te pido, por favor, que no estés triste. Desde hace años sabes que mi vida es un infierno y, pues sí, hubo una situación que fue el detonante para que yo tomara esta determinación.

Perdóname por no poderte ayudar tanto, como eran mis deseos, pero ya no tengo fuerzas para seguir.

Quizás sea un pecado lo que hice, pero, mami, yo necesito descansar. Quizás, Dios no tiene tiempo para ayudarme a solucionar mis problemas, y, de alguna manera, yo solo estoy acelerando lo que algún día tiene que pasar en la vida de cada persona.

Me duele el alma, sé que voy a causar un dolor grande, pero créeme que adonde quiera que yo vaya va a ser mejor que este largo sufrimiento.

No estés triste, piensa que yo me voy tranquila, que luché mucho, como dice mi papá, pataleé más que un gato boca arriba, pero ya estoy cansada. Por mucho que yo quiera seguir, siempre va a ser lo mismo.

A mi papá, dile que lo quiero mucho, que lamento mucho no haberlo visto. Les agradezco por hacer de mí una persona de bien. Como todo ser humano tuve mis errores, pero nunca le he hecho mal a nadie.

Reinel, te voy a extrañar, hermanito. Mi hijo, mi niño. Mi familia, solo les quiero decir que los quiero mucho y que nunca dejen la alegría. Si es la de Dios, algún día nos reuniremos.

Por Abdel Martínez Pérez

 

Judicial
16 septiembre, 2017

Patrullera se suicidó y dejó carta a su familia

A la morgue de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Valledupar fue trasladado el cuerpo sin vida de la patrullera.


Ángela Ospina Villegas, patrullera de la Policía que se suicidó en Fonseca, sur de La Guajira.  Foto cortesía.
Ángela Ospina Villegas, patrullera de la Policía que se suicidó en Fonseca, sur de La Guajira. Foto cortesía.

A la morgue de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Valledupar fue trasladado el cuerpo sin vida de la patrullera de la Policía, Ángela Ospina Villegas, adscrita a la estación del municipio de Fonseca, sur de La Guajira, quien se suicidó en el baño de mujeres de la misma institución policial.

Problemas depresivos serían las causas de la fatal decisión, según ella lo explicó en una carta que dejó redactada con su puño y letra la tarde del pasado viernes.

La uniformada contó que sentía que nunca triunfó en su vida, que no quería seguir sufriendo. En su manuscrito, el cual dejó en su oficina y se encuentra en poder de la Fiscalía como un elemento material probatorio, le pidió perdón a su progenitora por la decisión fatal que iba a cometer y que esa situación, no la fuera a poner triste, por cuanto ella sabía que desde hace un año su vida era un infierno y de mucho sufrimiento.

Así pasó

Ospina Villegas se quitó la vida propinándose un balazo en la cabeza con su arma de dotación oficial, minutos después de haber asumido el turno en la Estación de Policía de Fonseca y haber platicado jocosamente con sus compañeros de trabajo, hecho que los tomó por sorpresa, por cuanto su comportamiento en esos momentos fue normal y sin dejarles sospechas de lo que ella tenía en su mente: de partir de este mundo.

La uniformada ingresó al baño y con una pistola calibre 9 milímetros se propinó un balazo en la cabeza, quedando en estado agónico en el suelo, en medio de un manto de sangre y un lado el arma de fuego. La detonación alertó a los compañeros de trabajo que se trasladaron al baño y la encontraron

En la misiva, Ospino Villegas dejó claro que no quería vivir más porque su vida era “un infierno”, y se despidió de sus familiares.

Esta es la carta:

“Mamá, te pido, por favor, que no estés triste. Desde hace años sabes que mi vida es un infierno y, pues sí, hubo una situación que fue el detonante para que yo tomara esta determinación.

Perdóname por no poderte ayudar tanto, como eran mis deseos, pero ya no tengo fuerzas para seguir.

Quizás sea un pecado lo que hice, pero, mami, yo necesito descansar. Quizás, Dios no tiene tiempo para ayudarme a solucionar mis problemas, y, de alguna manera, yo solo estoy acelerando lo que algún día tiene que pasar en la vida de cada persona.

Me duele el alma, sé que voy a causar un dolor grande, pero créeme que adonde quiera que yo vaya va a ser mejor que este largo sufrimiento.

No estés triste, piensa que yo me voy tranquila, que luché mucho, como dice mi papá, pataleé más que un gato boca arriba, pero ya estoy cansada. Por mucho que yo quiera seguir, siempre va a ser lo mismo.

A mi papá, dile que lo quiero mucho, que lamento mucho no haberlo visto. Les agradezco por hacer de mí una persona de bien. Como todo ser humano tuve mis errores, pero nunca le he hecho mal a nadie.

Reinel, te voy a extrañar, hermanito. Mi hijo, mi niño. Mi familia, solo les quiero decir que los quiero mucho y que nunca dejen la alegría. Si es la de Dios, algún día nos reuniremos.

Por Abdel Martínez Pérez