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Columnista - 22 noviembre, 2016

Oremos para que no pase nada

No fue la derrota de los equipos de mis amores los que volvieron noticia a algunos escenarios deportivos de la Costa Caribe. Colapsó una tribuna del Estadio Jaraguay de Montería, se anuncia la inversión de 600 millones de pesos en la iluminación y mantenimiento de la gramilla del Estadio Metropolitano de Barranquilla y el Sistema General de Regalías –SGR- amenaza con suspender los giros al proyecto del varias veces inaugurado Estadio Armando Maestre Pavajeau de Valledupar, si no […]

No fue la derrota de los equipos de mis amores los que volvieron noticia a algunos escenarios deportivos de la Costa Caribe. Colapsó una tribuna del Estadio Jaraguay de Montería, se anuncia la inversión de 600 millones de pesos en la iluminación y mantenimiento de la gramilla del Estadio Metropolitano de Barranquilla y el Sistema General de Regalías –SGR- amenaza con suspender los giros al proyecto del varias veces inaugurado Estadio Armando Maestre Pavajeau de Valledupar, si no se cumple un plan de mejoras que debe finalizar a más tardar el 27 de enero del 2017.

Sin ser apocalíptico, el infortunio monteriano es un campanazo de alerta de lo que podría sucedernos si persiste la falta de resistencia del concreto, el desplazamiento de columnas, la contaminación ambiental y demás fallas estructurales denunciadas en su momento por el supervisor de obra Fabián Hernández Igirio. De hecho, ya en noviembre del 2015 se cayó un módulo de la cubierta en la tribuna oriental y hoy permanece todo tipo de goteras y averías eléctricas, por lo que el riesgo de colapso es alto. Oremos para que no pase nada.

Aunque cada obra es un universo técnico, administrativo y financiero diferente, la comparación entre una y otra sirve al estructurar un elemental estudio del sector, que indefectiblemente será útil para medir el real impacto de la inversión del recurso público.

Por ejemplo, en Montería la construcción de la tribuna oriental para cuatro mil espectadores y la compra e instalación de cinco mil sillas en la tribuna occidental costó ocho mil millones de pesos, ejecutados en siete meses, mientras que según el SGR la primera etapa de nuestro estadio ya lleva invertido 60 mil millones de pesos, inicialmente en 18 meses, pero que por diferentes factores se retrasará 17 más, alcanzando un aforo de 4.500 aficionados. La segunda fase del proyecto contempla una inversión de por lo menos 170 mil millones de pesos, para alcanzar 11 mil 500 espectadores.

Inmediatamente revive la inquietud, ¿será que esos mal contados 230 mil millones de pesos no hubieran alcanzado para construir en otro sitio un estadio rodeado del gran complejo deportivo que el departamento necesita, convirtiéndolo en un polo de desarrollo de ese sector y aliviando el caos de movilidad en que se ha convertido el centro de Valledupar, de paso dejando el viejo estadio para las divisiones inferiores y otros eventos como lo hicieron en Barranquilla? Creo que sí, si el alcalde Char con 250 millones nos entregará la mejor gramilla del país, nosotros con menos dinero tendríamos dos escenarios en vez de uno.

Infortunadamente ya no podemos llorar sobre la leche derramada, tendrán los organismos de control que determinar el monto del sobrecosto si lo hubo y la ciudadanía que juzgar políticamente si se respetó el criterio de eficiencia y eficacia al invertir sus recursos.
COLETILLA: Felicitaciones a la niña Natalia Linares González, quien sin tener una cancha donde practicar alcanzó para nuestro departamento dos medallas de oro en los Juegos Supérate, fase nacional, mereciendo ser convocada a la Selección Colombia de atletismo.

[email protected]

Columnista
22 noviembre, 2016

Oremos para que no pase nada

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Antonio María Araujo

No fue la derrota de los equipos de mis amores los que volvieron noticia a algunos escenarios deportivos de la Costa Caribe. Colapsó una tribuna del Estadio Jaraguay de Montería, se anuncia la inversión de 600 millones de pesos en la iluminación y mantenimiento de la gramilla del Estadio Metropolitano de Barranquilla y el Sistema General de Regalías –SGR- amenaza con suspender los giros al proyecto del varias veces inaugurado Estadio Armando Maestre Pavajeau de Valledupar, si no […]


No fue la derrota de los equipos de mis amores los que volvieron noticia a algunos escenarios deportivos de la Costa Caribe. Colapsó una tribuna del Estadio Jaraguay de Montería, se anuncia la inversión de 600 millones de pesos en la iluminación y mantenimiento de la gramilla del Estadio Metropolitano de Barranquilla y el Sistema General de Regalías –SGR- amenaza con suspender los giros al proyecto del varias veces inaugurado Estadio Armando Maestre Pavajeau de Valledupar, si no se cumple un plan de mejoras que debe finalizar a más tardar el 27 de enero del 2017.

Sin ser apocalíptico, el infortunio monteriano es un campanazo de alerta de lo que podría sucedernos si persiste la falta de resistencia del concreto, el desplazamiento de columnas, la contaminación ambiental y demás fallas estructurales denunciadas en su momento por el supervisor de obra Fabián Hernández Igirio. De hecho, ya en noviembre del 2015 se cayó un módulo de la cubierta en la tribuna oriental y hoy permanece todo tipo de goteras y averías eléctricas, por lo que el riesgo de colapso es alto. Oremos para que no pase nada.

Aunque cada obra es un universo técnico, administrativo y financiero diferente, la comparación entre una y otra sirve al estructurar un elemental estudio del sector, que indefectiblemente será útil para medir el real impacto de la inversión del recurso público.

Por ejemplo, en Montería la construcción de la tribuna oriental para cuatro mil espectadores y la compra e instalación de cinco mil sillas en la tribuna occidental costó ocho mil millones de pesos, ejecutados en siete meses, mientras que según el SGR la primera etapa de nuestro estadio ya lleva invertido 60 mil millones de pesos, inicialmente en 18 meses, pero que por diferentes factores se retrasará 17 más, alcanzando un aforo de 4.500 aficionados. La segunda fase del proyecto contempla una inversión de por lo menos 170 mil millones de pesos, para alcanzar 11 mil 500 espectadores.

Inmediatamente revive la inquietud, ¿será que esos mal contados 230 mil millones de pesos no hubieran alcanzado para construir en otro sitio un estadio rodeado del gran complejo deportivo que el departamento necesita, convirtiéndolo en un polo de desarrollo de ese sector y aliviando el caos de movilidad en que se ha convertido el centro de Valledupar, de paso dejando el viejo estadio para las divisiones inferiores y otros eventos como lo hicieron en Barranquilla? Creo que sí, si el alcalde Char con 250 millones nos entregará la mejor gramilla del país, nosotros con menos dinero tendríamos dos escenarios en vez de uno.

Infortunadamente ya no podemos llorar sobre la leche derramada, tendrán los organismos de control que determinar el monto del sobrecosto si lo hubo y la ciudadanía que juzgar políticamente si se respetó el criterio de eficiencia y eficacia al invertir sus recursos.
COLETILLA: Felicitaciones a la niña Natalia Linares González, quien sin tener una cancha donde practicar alcanzó para nuestro departamento dos medallas de oro en los Juegos Supérate, fase nacional, mereciendo ser convocada a la Selección Colombia de atletismo.

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