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Columnista - 24 enero, 2018

Ojo, piénselo, no los volveremos a ver más nunca

UNO: Valledupar, lugar ideal para pescar votos, ojalá los vallenatos no se arrepientan más tarde de haber perdido su voto en candidatos foráneos al Senado. La verdad es que no los volveremos a ver más nunca, si acaso dentro de cuatro años que vendrán a rellenarnos de las mismas mentiras. Se acordarán de mí. Aquí […]

UNO: Valledupar, lugar ideal para pescar votos, ojalá los vallenatos no se arrepientan más tarde de haber perdido su voto en candidatos foráneos al Senado. La verdad es que no los volveremos a ver más nunca, si acaso dentro de cuatro años que vendrán a rellenarnos de las mismas mentiras. Se acordarán de mí.

Aquí en nuestra ciudad, el “voto de opinión” está perdiendo terreno frente al voto amarrado de la “tula” de personas foráneas aspirantes al Senado. Insisto, lo malo no es pescar votos si no la forma en que se está haciendo: con la plata. Lo que estamos viendo es que estos aspirantes al Senado recurren a dirigentes que no tienen votos o concejales activos o “quemados”, que para recuperar lo que invirtieron en su campaña, colaboran sin recato en candidaturas con las que no tienen nada que ver, ni siquiera afinidad política. Estas campañas van a demostrar que el éxito de la política tradicional es inversamente proporcional a las ideas y directamente proporcional al dinero. Ojo, piénselo, no los volveremos a ver nunca más, y además no podemos exigirles nada porque el voto fue comprado.

DOS: Dentro de mes y medio (11 de marzo) los vallenatos decidiremos quiénes deben ser nuestros congresistas. Ese día, como se dice en el argot popular, es la de carne y hueso; la única y verdadera encuesta que cuenta. Ojalá sea mucha la carne y muchos los huesos que acudan a las urnas. Muchos vallenatos, la mayoría, se levantarán ese día invadidos de escepticismo y se preguntarán si vale la pena votar ese domingo para elegir a unos señores para la institución más desprestigiada del país. Yo sí creo que hay razones para hacerlo, y una de ellas es hacerle una guerra limpia al abstencionismo. Muchos de los que se abstienen lo hacen porque no creen en los políticos y los partidos.

De lo que se trata ahora es que escojamos y elijamos unos buenos parlamentarios. Allí se mide la calidad de una clase dirigente política. El prestigio del Congreso no es el mejor, lo percibimos con pesar y decepción los ciudadanos que creemos en el sistema que hemos querido darnos como gobierno. Votemos a conciencia por los más aptos y mejor calificados para representarnos en el Congreso. Eso sí, que sean de nuestra región y no de otros departamentos que vienen a pescar votos aquí.

TRES: Igual, amigo elector, ya es hora que vaya seleccionando a sus candidatos. No bote su voto, lo ideal es votar en contra de esos candidatos que no dan la talla y usted sabe quiénes son. Los valores de los candidatos son modelos fijos sobre los cuales una persona se orienta para adoptar un comportamiento positivo o negativo. Por ello, los invito a hacer un ejercicio con los candidatos que nos determinen aspectos importantes de la moralidad y capacidad de cada uno de ellos. Abra los ojos, analice y sepa escoger.

CUATRO: Y finalmente, recordarles que salgan a votar temprano. Una votación masiva quiere decir más votos de opinión y menos votos amarrados, y eso es lo sabio de la democracia. Yo los invito a votar por los nuestros, seamos regionalistas. Tenemos buenos candidatos al Senado, entonces, ¿para qué votar por senadores foráneos? Muchos para la Cámara. Todos conocidos nuestros.

POSTDATA: Me da mucha pena en insistir en que debemos ser regionalistas. Primero: Los candidatos nuestros al Senado, aunque ello no sea simpático a algunos lectores están agradecidos con la “tula” que le van a dejar los candidatos foráneos y a que a la larga se van a embolsillar, porque además aportan un solo voto. A estos candidatos no los volveremos a ver jamás. Siempre han venido a Valledupar a echar mentiras, a “gorrear tragos”, dejar una platica y “chao vallenatos pendejos”. Así nos llaman, me dicen; así que, amigo elector, medite mucho su voto porque si usted se deja comprar el voto, no tiene derecho a reclamar. Ojo con los venezolanos y la venta de dulces con escopolamima.

Columnista
24 enero, 2018

Ojo, piénselo, no los volveremos a ver más nunca

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Alberto Herazo P.

UNO: Valledupar, lugar ideal para pescar votos, ojalá los vallenatos no se arrepientan más tarde de haber perdido su voto en candidatos foráneos al Senado. La verdad es que no los volveremos a ver más nunca, si acaso dentro de cuatro años que vendrán a rellenarnos de las mismas mentiras. Se acordarán de mí. Aquí […]


UNO: Valledupar, lugar ideal para pescar votos, ojalá los vallenatos no se arrepientan más tarde de haber perdido su voto en candidatos foráneos al Senado. La verdad es que no los volveremos a ver más nunca, si acaso dentro de cuatro años que vendrán a rellenarnos de las mismas mentiras. Se acordarán de mí.

Aquí en nuestra ciudad, el “voto de opinión” está perdiendo terreno frente al voto amarrado de la “tula” de personas foráneas aspirantes al Senado. Insisto, lo malo no es pescar votos si no la forma en que se está haciendo: con la plata. Lo que estamos viendo es que estos aspirantes al Senado recurren a dirigentes que no tienen votos o concejales activos o “quemados”, que para recuperar lo que invirtieron en su campaña, colaboran sin recato en candidaturas con las que no tienen nada que ver, ni siquiera afinidad política. Estas campañas van a demostrar que el éxito de la política tradicional es inversamente proporcional a las ideas y directamente proporcional al dinero. Ojo, piénselo, no los volveremos a ver nunca más, y además no podemos exigirles nada porque el voto fue comprado.

DOS: Dentro de mes y medio (11 de marzo) los vallenatos decidiremos quiénes deben ser nuestros congresistas. Ese día, como se dice en el argot popular, es la de carne y hueso; la única y verdadera encuesta que cuenta. Ojalá sea mucha la carne y muchos los huesos que acudan a las urnas. Muchos vallenatos, la mayoría, se levantarán ese día invadidos de escepticismo y se preguntarán si vale la pena votar ese domingo para elegir a unos señores para la institución más desprestigiada del país. Yo sí creo que hay razones para hacerlo, y una de ellas es hacerle una guerra limpia al abstencionismo. Muchos de los que se abstienen lo hacen porque no creen en los políticos y los partidos.

De lo que se trata ahora es que escojamos y elijamos unos buenos parlamentarios. Allí se mide la calidad de una clase dirigente política. El prestigio del Congreso no es el mejor, lo percibimos con pesar y decepción los ciudadanos que creemos en el sistema que hemos querido darnos como gobierno. Votemos a conciencia por los más aptos y mejor calificados para representarnos en el Congreso. Eso sí, que sean de nuestra región y no de otros departamentos que vienen a pescar votos aquí.

TRES: Igual, amigo elector, ya es hora que vaya seleccionando a sus candidatos. No bote su voto, lo ideal es votar en contra de esos candidatos que no dan la talla y usted sabe quiénes son. Los valores de los candidatos son modelos fijos sobre los cuales una persona se orienta para adoptar un comportamiento positivo o negativo. Por ello, los invito a hacer un ejercicio con los candidatos que nos determinen aspectos importantes de la moralidad y capacidad de cada uno de ellos. Abra los ojos, analice y sepa escoger.

CUATRO: Y finalmente, recordarles que salgan a votar temprano. Una votación masiva quiere decir más votos de opinión y menos votos amarrados, y eso es lo sabio de la democracia. Yo los invito a votar por los nuestros, seamos regionalistas. Tenemos buenos candidatos al Senado, entonces, ¿para qué votar por senadores foráneos? Muchos para la Cámara. Todos conocidos nuestros.

POSTDATA: Me da mucha pena en insistir en que debemos ser regionalistas. Primero: Los candidatos nuestros al Senado, aunque ello no sea simpático a algunos lectores están agradecidos con la “tula” que le van a dejar los candidatos foráneos y a que a la larga se van a embolsillar, porque además aportan un solo voto. A estos candidatos no los volveremos a ver jamás. Siempre han venido a Valledupar a echar mentiras, a “gorrear tragos”, dejar una platica y “chao vallenatos pendejos”. Así nos llaman, me dicen; así que, amigo elector, medite mucho su voto porque si usted se deja comprar el voto, no tiene derecho a reclamar. Ojo con los venezolanos y la venta de dulces con escopolamima.