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Columnista - 15 marzo, 2017

El nuevo Código de Policía combate el ruido

De acuerdo con el Nuevo Código de Policía “cuando los sonidos o ruidos en actividades, fiestas, reuniones o eventos similares que afecten la convivencia del vecindario, generen molestia por su impacto auditivo, el personal de la Policía podrá desactivar temporalmente las fuentes del ruido, en caso de que el residente se niegue a desactivarlas”. Esta […]

De acuerdo con el Nuevo Código de Policía “cuando los sonidos o ruidos en actividades, fiestas, reuniones o eventos similares que afecten la convivencia del vecindario, generen molestia por su impacto auditivo, el personal de la Policía podrá desactivar temporalmente las fuentes del ruido, en caso de que el residente se niegue a desactivarlas”.

Esta es una de las normas que más violan los vallenatos del Nuevo Código de Policía. En estos casos la Policía ha empleado la mediación para disuadir al causante de la perturbación para que desista de seguir causando el comportamiento contrario a la convivencia.

El sonido de los bajos, las trompetas y los solos de las baterías con música amplificada por las calles de los tantos y tantos bares, discotecas y parrandas en los barrios de la ciudad no dejan dormir a un centenar de vecinos. Aquí los niveles de ruido nocturnos excedieron tanto los límites permitidos, le han medido más de 85 decibeles cuando el máximo es de 60.

Pero estos no son los únicos sitios que hoy trasnochan y desesperan a la ciudadanía: En la Plaza Alfonso López, grupos religiosos forman sus escándalos con altoparlantes a todo volumen. También las fiestas ruidosas en los apartamentos y residencias, pasacintas y CD puestos en los vehículos a todo volumen. Parece que la gente se ha vuelto más bulliciosa si se tiene en cuenta el alto aumento de amonestados por parte de la Policía.

Para mí hay un grave problema de educación ciudadana, falta de autorregulación y regulación institucional. La gente se ha acostumbrado a no respetar a los vecinos y sus derechos. Por eso siguen viejas costumbres y prácticas de comportamiento. Al alcalde local Ramírez Uhía le ha faltado más compromiso para controlar el orden y además, no está cumpliendo como le corresponde con el Código de Policía.

Esperamos que los vallenatos se acojan a estas normas y evitar de un requerimiento policivo, y al señor alcalde que comience a cumplirle a la Policía.

Y cómo es mi costumbre trataré otros temitas: en mi próxima columna que titularé “Alcalde Ramírez Uhía: ¿Para dónde va?”, pues lleva ya casi año y medio de gobierno y únicamente ha logrado desconcertar y despistar a los vallenatos. Todavía no arranca.

1: ¿Hasta cuándo señor alcalde? Hemos sido muy tolerantes con usted.

2: Parece que no hay remedio para las cárceles. Es urgente la participación efectiva para solucionar los problemas de nuestras cárceles, en especial, el hacinamiento, no existen programas y efectivos de rehabilitación, y la corrupción se ejerce a diestra y siniestra. Sobresalen la injusticia, la delincuencia organizada conectada con el exterior, las epidemias, comercio ilícito.

¡Qué vergüenza! Cada nuevo Ministro de Justicia menciona el problema, habla de soluciones y no pasa nada.

3: Hasta cuándo se van a construir los orinales públicos. En la Plaza Alfonso López falta uno debajo de la tarima.

4: El espacio público en el centro es un desastre, ya no se puede transitar ni en los andenes ni en la calzada (frutas).

5: ¿Cuáles son las prioridades de un buen alcalde? Fortalecer sus sistemas de transporte masivo.

Armar un plan especial para bajar los índices de inseguridad, inversiones en temas de infraestructura, control al espacio público, a la movilidad, a los mototaxistas, de estas prioridades no se han visto en Valledupar.

Y finalmente, recomendar al alcalde que a raíz de su propuesta de peatonalizar la calle 15 y carrera 6 y que no ha sido socializada, cierre las dos vías por 15 días para ver cómo reaccionan los vallenatos. Esta propuesta de peatonalizar me huele como las fracasadas ciclorrutas de Fredy Socarrás de la calle 17 y carrera 9. Tengo la seguridad que el alcalde le tiene miedo a esta propuesta. Inténtelo. Cierre las dos vías.

Por Alberto Herazo Palmera

 

Columnista
15 marzo, 2017

El nuevo Código de Policía combate el ruido

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Alberto Herazo P.

De acuerdo con el Nuevo Código de Policía “cuando los sonidos o ruidos en actividades, fiestas, reuniones o eventos similares que afecten la convivencia del vecindario, generen molestia por su impacto auditivo, el personal de la Policía podrá desactivar temporalmente las fuentes del ruido, en caso de que el residente se niegue a desactivarlas”. Esta […]


De acuerdo con el Nuevo Código de Policía “cuando los sonidos o ruidos en actividades, fiestas, reuniones o eventos similares que afecten la convivencia del vecindario, generen molestia por su impacto auditivo, el personal de la Policía podrá desactivar temporalmente las fuentes del ruido, en caso de que el residente se niegue a desactivarlas”.

Esta es una de las normas que más violan los vallenatos del Nuevo Código de Policía. En estos casos la Policía ha empleado la mediación para disuadir al causante de la perturbación para que desista de seguir causando el comportamiento contrario a la convivencia.

El sonido de los bajos, las trompetas y los solos de las baterías con música amplificada por las calles de los tantos y tantos bares, discotecas y parrandas en los barrios de la ciudad no dejan dormir a un centenar de vecinos. Aquí los niveles de ruido nocturnos excedieron tanto los límites permitidos, le han medido más de 85 decibeles cuando el máximo es de 60.

Pero estos no son los únicos sitios que hoy trasnochan y desesperan a la ciudadanía: En la Plaza Alfonso López, grupos religiosos forman sus escándalos con altoparlantes a todo volumen. También las fiestas ruidosas en los apartamentos y residencias, pasacintas y CD puestos en los vehículos a todo volumen. Parece que la gente se ha vuelto más bulliciosa si se tiene en cuenta el alto aumento de amonestados por parte de la Policía.

Para mí hay un grave problema de educación ciudadana, falta de autorregulación y regulación institucional. La gente se ha acostumbrado a no respetar a los vecinos y sus derechos. Por eso siguen viejas costumbres y prácticas de comportamiento. Al alcalde local Ramírez Uhía le ha faltado más compromiso para controlar el orden y además, no está cumpliendo como le corresponde con el Código de Policía.

Esperamos que los vallenatos se acojan a estas normas y evitar de un requerimiento policivo, y al señor alcalde que comience a cumplirle a la Policía.

Y cómo es mi costumbre trataré otros temitas: en mi próxima columna que titularé “Alcalde Ramírez Uhía: ¿Para dónde va?”, pues lleva ya casi año y medio de gobierno y únicamente ha logrado desconcertar y despistar a los vallenatos. Todavía no arranca.

1: ¿Hasta cuándo señor alcalde? Hemos sido muy tolerantes con usted.

2: Parece que no hay remedio para las cárceles. Es urgente la participación efectiva para solucionar los problemas de nuestras cárceles, en especial, el hacinamiento, no existen programas y efectivos de rehabilitación, y la corrupción se ejerce a diestra y siniestra. Sobresalen la injusticia, la delincuencia organizada conectada con el exterior, las epidemias, comercio ilícito.

¡Qué vergüenza! Cada nuevo Ministro de Justicia menciona el problema, habla de soluciones y no pasa nada.

3: Hasta cuándo se van a construir los orinales públicos. En la Plaza Alfonso López falta uno debajo de la tarima.

4: El espacio público en el centro es un desastre, ya no se puede transitar ni en los andenes ni en la calzada (frutas).

5: ¿Cuáles son las prioridades de un buen alcalde? Fortalecer sus sistemas de transporte masivo.

Armar un plan especial para bajar los índices de inseguridad, inversiones en temas de infraestructura, control al espacio público, a la movilidad, a los mototaxistas, de estas prioridades no se han visto en Valledupar.

Y finalmente, recomendar al alcalde que a raíz de su propuesta de peatonalizar la calle 15 y carrera 6 y que no ha sido socializada, cierre las dos vías por 15 días para ver cómo reaccionan los vallenatos. Esta propuesta de peatonalizar me huele como las fracasadas ciclorrutas de Fredy Socarrás de la calle 17 y carrera 9. Tengo la seguridad que el alcalde le tiene miedo a esta propuesta. Inténtelo. Cierre las dos vías.

Por Alberto Herazo Palmera