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Columnista - 24 noviembre, 2016

El nuevo Armagedón está cerca

Si uno analiza la historia de la humanidad, hemos vivido más periodos de guerra que de paz y un día de guerra puede ser más eficaz negativamente que un año de paz, esa podría ser la ecuación. Han pasado 70 años desde la segunda guerra mundial y, ni Europa, ni Asia, ni África han sanado […]

Si uno analiza la historia de la humanidad, hemos vivido más periodos de guerra que de paz y un día de guerra puede ser más eficaz negativamente que un año de paz, esa podría ser la ecuación.

Han pasado 70 años desde la segunda guerra mundial y, ni Europa, ni Asia, ni África han sanado de sus heridas, quizás nunca lo logren. EE.UU, que participó en la etapa final y fue la nación menos afectada, desde entonces potenció su virus guerrerista, comprendieron que la guerra es un gran negocio, el mejor de todos. Vietnam, Camboya, Corea, Laos Afganistán, Irak, Libia y Siria, han sido algunos teatros dónde ese virus germinó. También han actuado en Centro y Sur América a través de terceros. Ese gran país fundado por perseguidos políticos y religiosos, entre ellos los cuáqueros, desechó ese legado y optó por el paradigma de los pistoleros y capos de la “cosa nostra” para convertirse en el policía del mundo. Hoy sus iglesias ya no son las de los cuáqueros ni de los irlandeses que lo poblaron, terminaron en el Tea Party y en el Ku Klux Klan. Dentro de su chovinismo de gran potencia siempre ha dormido un Führer y parece que como un mesías, le llegó Trump que ahora tendrá como objetivo letal a los mismos que Hitler tenía, excepto los judíos que ahora podrían ser sus aliados.

La soberbia de su expresión como si probara limón, su lenguaje y el contenido de su pensamiento, son indicadores de lo que este Kim Jong -un blanco podría hacer como presidente.

Sus consignas son exóticas y atípicas: el cambio climático es invento de los chinos, los males de los EE.UU se deben a los pobres, sus vecinos son forajidos, el comercio global, piedra angular del neoliberarlismo, es su enemigo. Si cumple la oferta de su campaña electoral, un Armagedón nos espera, ya no entre Dios y los hombres sino entre los blancos gringos y el resto de la humanidad.

Ojo, ya los terroristas musulmanes, fundamentalistas como él, están profiriendo sus amenazas, y aquí hay leña para rato; ese será el llorar y el crujir de dientes. El decálogo escrito en ocho idiomas en 1980 en rocas de granito en Giorgia, sin saber por quién, y aunque en forma esotérica, nos anuncia “la nueva razón” de un nuevo mundo con un solo idioma, se supone que el inglés y solo 500.000 habitantes que serían ellos y algunos lacayos de otros países; un nuevo apocalipsis.

En Colombia podrían salvarse los del CD y otras momias como Ordoñez, Jaime Castro y Andrés Pastrana, piezas arqueológicas. El equipo de gobierno que está armando Trump, son todos “conocidos de autos”, así nos hace pensar. Uno de los consultores es el fatídico Kissinger, el mentor de Pinochet y de varias dictaduras derechistas latinoamericanas. “Puerco pollero aunque le corten la trompa…”. Ya nadie estaría seguro, el mundo se convertiría en una vorágine, arderá la pradera, todas las naciones terminarían involucradas, el juicio final está cerca, ya no con caballos y trompetas sino con las bombas atómicas de Trump quien dijo que las usáramos si las teníamos. Pero ojo; recordemos lo que dijo Marx: “el capitalismo hará su propia sepultura”, el tiro les puede salir por la culata pero, una lástima, cuando esto termine ya todos estaremos muertos.

[email protected]

Columnista
24 noviembre, 2016

El nuevo Armagedón está cerca

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

Si uno analiza la historia de la humanidad, hemos vivido más periodos de guerra que de paz y un día de guerra puede ser más eficaz negativamente que un año de paz, esa podría ser la ecuación. Han pasado 70 años desde la segunda guerra mundial y, ni Europa, ni Asia, ni África han sanado […]


Si uno analiza la historia de la humanidad, hemos vivido más periodos de guerra que de paz y un día de guerra puede ser más eficaz negativamente que un año de paz, esa podría ser la ecuación.

Han pasado 70 años desde la segunda guerra mundial y, ni Europa, ni Asia, ni África han sanado de sus heridas, quizás nunca lo logren. EE.UU, que participó en la etapa final y fue la nación menos afectada, desde entonces potenció su virus guerrerista, comprendieron que la guerra es un gran negocio, el mejor de todos. Vietnam, Camboya, Corea, Laos Afganistán, Irak, Libia y Siria, han sido algunos teatros dónde ese virus germinó. También han actuado en Centro y Sur América a través de terceros. Ese gran país fundado por perseguidos políticos y religiosos, entre ellos los cuáqueros, desechó ese legado y optó por el paradigma de los pistoleros y capos de la “cosa nostra” para convertirse en el policía del mundo. Hoy sus iglesias ya no son las de los cuáqueros ni de los irlandeses que lo poblaron, terminaron en el Tea Party y en el Ku Klux Klan. Dentro de su chovinismo de gran potencia siempre ha dormido un Führer y parece que como un mesías, le llegó Trump que ahora tendrá como objetivo letal a los mismos que Hitler tenía, excepto los judíos que ahora podrían ser sus aliados.

La soberbia de su expresión como si probara limón, su lenguaje y el contenido de su pensamiento, son indicadores de lo que este Kim Jong -un blanco podría hacer como presidente.

Sus consignas son exóticas y atípicas: el cambio climático es invento de los chinos, los males de los EE.UU se deben a los pobres, sus vecinos son forajidos, el comercio global, piedra angular del neoliberarlismo, es su enemigo. Si cumple la oferta de su campaña electoral, un Armagedón nos espera, ya no entre Dios y los hombres sino entre los blancos gringos y el resto de la humanidad.

Ojo, ya los terroristas musulmanes, fundamentalistas como él, están profiriendo sus amenazas, y aquí hay leña para rato; ese será el llorar y el crujir de dientes. El decálogo escrito en ocho idiomas en 1980 en rocas de granito en Giorgia, sin saber por quién, y aunque en forma esotérica, nos anuncia “la nueva razón” de un nuevo mundo con un solo idioma, se supone que el inglés y solo 500.000 habitantes que serían ellos y algunos lacayos de otros países; un nuevo apocalipsis.

En Colombia podrían salvarse los del CD y otras momias como Ordoñez, Jaime Castro y Andrés Pastrana, piezas arqueológicas. El equipo de gobierno que está armando Trump, son todos “conocidos de autos”, así nos hace pensar. Uno de los consultores es el fatídico Kissinger, el mentor de Pinochet y de varias dictaduras derechistas latinoamericanas. “Puerco pollero aunque le corten la trompa…”. Ya nadie estaría seguro, el mundo se convertiría en una vorágine, arderá la pradera, todas las naciones terminarían involucradas, el juicio final está cerca, ya no con caballos y trompetas sino con las bombas atómicas de Trump quien dijo que las usáramos si las teníamos. Pero ojo; recordemos lo que dijo Marx: “el capitalismo hará su propia sepultura”, el tiro les puede salir por la culata pero, una lástima, cuando esto termine ya todos estaremos muertos.

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