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Columnista - 12 agosto, 2017

Nueva visión para la agricultura

Durante la Reunión de esta vigencia en el Foro Económico Mundial en Davos, fue discutido el interrogante: ¿Cómo vamos a alimentar a nueve mil millones de personas en 2050? De los análisis expuestos concertaron una Nueva Visión para la Agricultura, mediante acciones específicas que mejoren la productividad, la sostenibilidad y la eficiencia tanto para los […]

Durante la Reunión de esta vigencia en el Foro Económico Mundial en Davos, fue discutido el interrogante: ¿Cómo vamos a alimentar a nueve mil millones de personas en 2050? De los análisis expuestos concertaron una Nueva Visión para la Agricultura, mediante acciones específicas que mejoren la productividad, la sostenibilidad y la eficiencia tanto para los pequeños como para los grandes agricultores, para generar crecimiento económico, seguridad alimentaria y sostenibilidad ambiental. La puesta en práctica de estos cambios requiere una asociación entre las partes interesadas. El agricultor, sector privado, sector público y sociedad civil.

La prospectiva que describe el Foro Económico Mundial, contempla las expectativas de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC). A su llegada el presidente del gremio, Jorge Enrique Bedoya, encontró un sector con muchas oportunidades, particularmente para las exportaciones y propuso una visión empresarial para el campo. El mismo optimismo se refleja en los resultados de la encuesta de opinión empresarial agropecuaria, guiada por el Banco Agrario, la Bolsa Mercantil de Colombia y Corpoica. Los encuestados para 2017, reconocieron que la situación en el campo debe mejorar con la implementación del Acuerdo de Paz suscrito entre el Gobierno Nacional y las Farc. El sector agrario en Colombia siempre ha sido causante de problemas, no obstante, si las voluntades coinciden y se cumple el objetivo de transformar de manera estructural el campo, tendremos una oportunidad insoslayable para el impulsar el desarrollo del país.

En el país el impulso del desarrollo ha tenido zancadas cortas, el contexto económico internacional conspira con sus previsiones y proyecciones, con la caída estrepitosa del precio del petróleo volvimos a hacer reminiscencia, la cual conlleva signos de problemas fiscales y de la inseparable provisión de la mano negra de la corrupción. Dejar de ser dependientes de un producto base de exportación es un desafío que puede durar un tiempo indeterminado mientras se amplía el desarrollo industrial, pero desterrar la corrupción es determinante.

Las condiciones son favorables para que el campo impulse el desarrollo del país. Según Finagro, el sector agrario está pasando por un buen momento, situación alentadora que concuerda con las previsiones del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola, las cuales auguran que la producción de alimentos en países en desarrollo deberá duplicarse para el 2050 debido al crecimiento del ingreso disponible de las economías emergentes, la mejora en la calidad de la dieta y el incremento en la población mundial.

La política agraria en el país está dando frutos, aunque todavía tiene variables por mejorar, entre estos, disponibilidad de información, confiabilidad del censo, legalización de predios, catastro nacional de propiedad inmueble y el inventario de las características de los suelos. Sin embrago, el escenario de acuerdo con Finagro y la FAO, continúa favorable para los intereses de Colombia, porque el país puede incrementar su producción agrícola, por su potencial para el desarrollo de áreas cultivables. Convertirse en una de las grandes despensas del mundo, no es osado, el potencial de expansión del área agrícola es el 25 mundial entre 233 países evaluados. De los 22 millones de hectáreas cultivables que tiene el país, sólo están sembradas 4,8 de ellas. Si a estas cifras se les suma el gran potencial de la altillanura para desarrollos forestales y agrícolas estimado en 3,5 millones de hectáreas, las posibilidades son prometedoras.

Las perspectivas consideradas por Finagro, la FAO y el Foro Económico Mundial, convidan al Departamento del Cesar, debido a las ventajas comparativas extraordinarias de su otrora vocación agropecuaria. ‘El Cesar Siembra’ con voluntad política, continuidad y consideración cuantitativa es una estrategia que bien liderada puede conducir hacia la planteada nueva visión.

La interacción de las partes interesadas tiene un papel decisivo, pues a pesar de que es necesario el crecimiento agrícola para la seguridad alimentaria, este proceso a su vez contribuye con la degradación ambiental y al cambio climático. Aunque sigue siendo costosa para economías como la nuestra, el concurso de la tecnología es primordial para mitigar los impactos. La agricultura de precisión, la siembra directa, el fitomejoramiento y la revolución verde marcan las tendencias y son vitales para aprovechar nuestras ventajas y transformarlas en liderazgo mundial.

@LuchoDiaz12

Por Luis Elquis Díaz

Columnista
12 agosto, 2017

Nueva visión para la agricultura

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Elquis Diaz

Durante la Reunión de esta vigencia en el Foro Económico Mundial en Davos, fue discutido el interrogante: ¿Cómo vamos a alimentar a nueve mil millones de personas en 2050? De los análisis expuestos concertaron una Nueva Visión para la Agricultura, mediante acciones específicas que mejoren la productividad, la sostenibilidad y la eficiencia tanto para los […]


Durante la Reunión de esta vigencia en el Foro Económico Mundial en Davos, fue discutido el interrogante: ¿Cómo vamos a alimentar a nueve mil millones de personas en 2050? De los análisis expuestos concertaron una Nueva Visión para la Agricultura, mediante acciones específicas que mejoren la productividad, la sostenibilidad y la eficiencia tanto para los pequeños como para los grandes agricultores, para generar crecimiento económico, seguridad alimentaria y sostenibilidad ambiental. La puesta en práctica de estos cambios requiere una asociación entre las partes interesadas. El agricultor, sector privado, sector público y sociedad civil.

La prospectiva que describe el Foro Económico Mundial, contempla las expectativas de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC). A su llegada el presidente del gremio, Jorge Enrique Bedoya, encontró un sector con muchas oportunidades, particularmente para las exportaciones y propuso una visión empresarial para el campo. El mismo optimismo se refleja en los resultados de la encuesta de opinión empresarial agropecuaria, guiada por el Banco Agrario, la Bolsa Mercantil de Colombia y Corpoica. Los encuestados para 2017, reconocieron que la situación en el campo debe mejorar con la implementación del Acuerdo de Paz suscrito entre el Gobierno Nacional y las Farc. El sector agrario en Colombia siempre ha sido causante de problemas, no obstante, si las voluntades coinciden y se cumple el objetivo de transformar de manera estructural el campo, tendremos una oportunidad insoslayable para el impulsar el desarrollo del país.

En el país el impulso del desarrollo ha tenido zancadas cortas, el contexto económico internacional conspira con sus previsiones y proyecciones, con la caída estrepitosa del precio del petróleo volvimos a hacer reminiscencia, la cual conlleva signos de problemas fiscales y de la inseparable provisión de la mano negra de la corrupción. Dejar de ser dependientes de un producto base de exportación es un desafío que puede durar un tiempo indeterminado mientras se amplía el desarrollo industrial, pero desterrar la corrupción es determinante.

Las condiciones son favorables para que el campo impulse el desarrollo del país. Según Finagro, el sector agrario está pasando por un buen momento, situación alentadora que concuerda con las previsiones del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola, las cuales auguran que la producción de alimentos en países en desarrollo deberá duplicarse para el 2050 debido al crecimiento del ingreso disponible de las economías emergentes, la mejora en la calidad de la dieta y el incremento en la población mundial.

La política agraria en el país está dando frutos, aunque todavía tiene variables por mejorar, entre estos, disponibilidad de información, confiabilidad del censo, legalización de predios, catastro nacional de propiedad inmueble y el inventario de las características de los suelos. Sin embrago, el escenario de acuerdo con Finagro y la FAO, continúa favorable para los intereses de Colombia, porque el país puede incrementar su producción agrícola, por su potencial para el desarrollo de áreas cultivables. Convertirse en una de las grandes despensas del mundo, no es osado, el potencial de expansión del área agrícola es el 25 mundial entre 233 países evaluados. De los 22 millones de hectáreas cultivables que tiene el país, sólo están sembradas 4,8 de ellas. Si a estas cifras se les suma el gran potencial de la altillanura para desarrollos forestales y agrícolas estimado en 3,5 millones de hectáreas, las posibilidades son prometedoras.

Las perspectivas consideradas por Finagro, la FAO y el Foro Económico Mundial, convidan al Departamento del Cesar, debido a las ventajas comparativas extraordinarias de su otrora vocación agropecuaria. ‘El Cesar Siembra’ con voluntad política, continuidad y consideración cuantitativa es una estrategia que bien liderada puede conducir hacia la planteada nueva visión.

La interacción de las partes interesadas tiene un papel decisivo, pues a pesar de que es necesario el crecimiento agrícola para la seguridad alimentaria, este proceso a su vez contribuye con la degradación ambiental y al cambio climático. Aunque sigue siendo costosa para economías como la nuestra, el concurso de la tecnología es primordial para mitigar los impactos. La agricultura de precisión, la siembra directa, el fitomejoramiento y la revolución verde marcan las tendencias y son vitales para aprovechar nuestras ventajas y transformarlas en liderazgo mundial.

@LuchoDiaz12

Por Luis Elquis Díaz