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Columnista - 7 noviembre, 2012

Nuestra ciudad

Por: Basilio Padilla El mundo evoluciona y sus gentes, ciudades y cultura tienen que mantener el paso y hacer los ajustes necesarios para mejorar la vida de sus ciudadanos. El viernes pasado vimos durante el “boom” musical de Martin Elías, una ciudad paralizada por el desorden, accidentes, adolescentes embriagados y camionetas en la calle 9,  […]

Por: Basilio Padilla

El mundo evoluciona y sus gentes, ciudades y cultura tienen que mantener el paso y hacer los ajustes necesarios para mejorar la vida de sus ciudadanos. El viernes pasado vimos durante el “boom” musical de Martin Elías, una ciudad paralizada por el desorden, accidentes, adolescentes embriagados y camionetas en la calle 9,  a 100 y 120 km/h. El carácter de estos desfiles debe ser más organizado y durante fines de semana.
Personalmente estoy de acuerdo con un acto más cultural, que este gran desorden que solo conduce al caos y tragedias personales. Ojalá Dios no me castigue, pero como padre no me gustaría ver a mi hija bajo la influencia del alcohol sentada en la orilla de una camioneta pick up a altas velocidades. Uds. me dirán si esto es aceptable y si las personas encargadas de dar estos permisos están actuando con el interés de la comunidad en mente.
Nuestra música es una cultura única y como tal invito a mis amigos en este campo, que busquen la forma de celebrar el lanzamiento de sus nuevos trabajos en una forma más educada y consistente con el deleite de toda la población.
Entre otras situaciones, cada día es peor el ejército de personas en las esquinas, desde niños y niñas, adultos, personas de la tercera edad, realizando distintas actividades en el caos del tráfico: limpiando vidrios, vendiendo aguacates, guineos, mandarinas; haciendo acrobacias y muchas cosas más. En primer lugar, quiero ser claro en el hecho de que soy muy sensitivo hacia los problemas y necesidades sociales de nuestra población y siempre he sostenido que todo esto es el resultado de la falta de trabajo en nuestra ciudad, pero debe haber una mejor forma de ayudar a estar personas que diariamente desarrollan estas actividades para no morir de hambre.
Sería bueno censarlos, especialmente los niños, donde viven, quienes son los padres y si esto es un mercado laboral organizado por otros que carecen de todo escrúpulo y buscan explotarlos.
Nuestras organizaciones sociales deben tomar cuentas en este problema que cada día crece más. A todos nos duele ver a estas personas en estas actividades, pero no sabemos cual es su verdadera situación. Recordemos que a nivel mundial el mercado laboral y explotación de niños es altamente recriminada. Además de esto, si estamos pensando en turismo, todo esto dibuja un cuadro triste para la ciudad. Vivimos en una sociedad altamente desigual, al punto que mientras esto sucede, en la mayoría de las principales intersecciones, vemos carros de lujo de toda clase. Este contraste no explica el grave problema social que padecen nuestras comunidades en el departamento del Cesar.
Por ultimo, la ciudadanía habla constantemente de la ineficacia e inoperancia de algunas de las secretarias municipales. Confiemos en que nuestro alcalde tenga la sabiduría para realizar los cambios necesarios. Sabemos que él es el capitán del barco, pero indiscutiblemente necesita un buen equipo para salir adelante. Los secretarios deben tomar buenas iniciativas, presentárselas al jefe y asegurarse que su labor sea efectiva.
Padecemos de muchos problemas y se hace necesario un esfuerzo gigante para que estos problemas se resuelvan sin cometer los errores del pasado. La ciudad sigue creciendo, pero no así su infraestructura y organización. Esto por supuesto es más que todo debido a decisiones erróneas de pasadas administraciones. La solución a los problemas de empleo requiere un esfuerzo  mancomunado de todas aquellas personas que puedan aportar su grano de arena.
Yo no veo a nadie contactando la embajada de Corea en Bogotá, invitarlos a Valledupar haber si nos pueden instalar una plantica ensambladora de lo que sea, carros, maquinaria. Lo mismo podríamos hacer con los cientos de países que quieren hacer negocios en Colombia. No es justo que todo se vaya a Medellín, porque los funcionarios de allá sean más agresivos. Dejemos los celos políticos a un lado y trabajemos por la ciudad y el departamento desinteresadamente.

Columnista
7 noviembre, 2012

Nuestra ciudad

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Basilio Padilla

Por: Basilio Padilla El mundo evoluciona y sus gentes, ciudades y cultura tienen que mantener el paso y hacer los ajustes necesarios para mejorar la vida de sus ciudadanos. El viernes pasado vimos durante el “boom” musical de Martin Elías, una ciudad paralizada por el desorden, accidentes, adolescentes embriagados y camionetas en la calle 9,  […]


Por: Basilio Padilla

El mundo evoluciona y sus gentes, ciudades y cultura tienen que mantener el paso y hacer los ajustes necesarios para mejorar la vida de sus ciudadanos. El viernes pasado vimos durante el “boom” musical de Martin Elías, una ciudad paralizada por el desorden, accidentes, adolescentes embriagados y camionetas en la calle 9,  a 100 y 120 km/h. El carácter de estos desfiles debe ser más organizado y durante fines de semana.
Personalmente estoy de acuerdo con un acto más cultural, que este gran desorden que solo conduce al caos y tragedias personales. Ojalá Dios no me castigue, pero como padre no me gustaría ver a mi hija bajo la influencia del alcohol sentada en la orilla de una camioneta pick up a altas velocidades. Uds. me dirán si esto es aceptable y si las personas encargadas de dar estos permisos están actuando con el interés de la comunidad en mente.
Nuestra música es una cultura única y como tal invito a mis amigos en este campo, que busquen la forma de celebrar el lanzamiento de sus nuevos trabajos en una forma más educada y consistente con el deleite de toda la población.
Entre otras situaciones, cada día es peor el ejército de personas en las esquinas, desde niños y niñas, adultos, personas de la tercera edad, realizando distintas actividades en el caos del tráfico: limpiando vidrios, vendiendo aguacates, guineos, mandarinas; haciendo acrobacias y muchas cosas más. En primer lugar, quiero ser claro en el hecho de que soy muy sensitivo hacia los problemas y necesidades sociales de nuestra población y siempre he sostenido que todo esto es el resultado de la falta de trabajo en nuestra ciudad, pero debe haber una mejor forma de ayudar a estar personas que diariamente desarrollan estas actividades para no morir de hambre.
Sería bueno censarlos, especialmente los niños, donde viven, quienes son los padres y si esto es un mercado laboral organizado por otros que carecen de todo escrúpulo y buscan explotarlos.
Nuestras organizaciones sociales deben tomar cuentas en este problema que cada día crece más. A todos nos duele ver a estas personas en estas actividades, pero no sabemos cual es su verdadera situación. Recordemos que a nivel mundial el mercado laboral y explotación de niños es altamente recriminada. Además de esto, si estamos pensando en turismo, todo esto dibuja un cuadro triste para la ciudad. Vivimos en una sociedad altamente desigual, al punto que mientras esto sucede, en la mayoría de las principales intersecciones, vemos carros de lujo de toda clase. Este contraste no explica el grave problema social que padecen nuestras comunidades en el departamento del Cesar.
Por ultimo, la ciudadanía habla constantemente de la ineficacia e inoperancia de algunas de las secretarias municipales. Confiemos en que nuestro alcalde tenga la sabiduría para realizar los cambios necesarios. Sabemos que él es el capitán del barco, pero indiscutiblemente necesita un buen equipo para salir adelante. Los secretarios deben tomar buenas iniciativas, presentárselas al jefe y asegurarse que su labor sea efectiva.
Padecemos de muchos problemas y se hace necesario un esfuerzo gigante para que estos problemas se resuelvan sin cometer los errores del pasado. La ciudad sigue creciendo, pero no así su infraestructura y organización. Esto por supuesto es más que todo debido a decisiones erróneas de pasadas administraciones. La solución a los problemas de empleo requiere un esfuerzo  mancomunado de todas aquellas personas que puedan aportar su grano de arena.
Yo no veo a nadie contactando la embajada de Corea en Bogotá, invitarlos a Valledupar haber si nos pueden instalar una plantica ensambladora de lo que sea, carros, maquinaria. Lo mismo podríamos hacer con los cientos de países que quieren hacer negocios en Colombia. No es justo que todo se vaya a Medellín, porque los funcionarios de allá sean más agresivos. Dejemos los celos políticos a un lado y trabajemos por la ciudad y el departamento desinteresadamente.