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Columnista - 24 mayo, 2017

Nos quieren venezolanizar

Recientemente nos encontramos que nuestro país vive bajo el mal presagio de un sector público, que requiere nada más que la aceptación política del país, pues, sus predicaciones solo van en búsqueda del apoyo político-social de nuestra nación y de no aceptarlo así, Colombia estaría condenada a la hecatombe convertida en una próxima Venezuela. Las […]

Recientemente nos encontramos que nuestro país vive bajo el mal presagio de un sector público, que requiere nada más que la aceptación política del país, pues, sus predicaciones solo van en búsqueda del apoyo político-social de nuestra nación y de no aceptarlo así, Colombia estaría condenada a la hecatombe convertida en una próxima Venezuela.

Las grandes prensas nos saturan con las lamentables y condenables acciones que se adelanta en Venezuela en contra de sus habitantes, las marchas de descontento e inconformidad de un sector de la población y la difícil situación que atraviesan por la escasez de alimentos, medicinas y elementos de primera necesidad.

Conocemos de primera mano todos los sucesos ocurridos en Venezuela, gracias a nuestros medios de comunicación que se han preocupado para que la noticia sea difundida hasta la saciedad y a la posición de un grupo político que se ha convertido en defensor acérrimo de la oposición venezolana y se han solidarizado con su pueblo, pero utilizando su sufrimiento con fines políticos para buscar respaldo y apoyo de nuestros nacionales en las próximas contiendas electorales.

Por su parte, en Colombia los docentes completan 18 días de cese de labores, donde solicitan al gobierno nacional la reivindicación de sus derechos, mejoras en su sistema de salud, adecuaciones locativas para la implementación de la jornada única y mejorar la calidad educativa y por supuesto una mejora salarial, la colectividad de trabajadores estatales conlleva el peso de la Reforma Tributaria, no queda más que sortearse el diario vivir para sostener su economía y una calidad de vida digna.

En Quibdó y Buenaventura se inicia la segunda semana de paro cívico, donde exigen el cumplimiento de los compromisos adquiridos por el gobierno nacional en 2015, inversiones y obras que permitan satisfacer sus necesidades insatisfechas, el mejoramiento de sus condiciones de vida y salir del olvido y atraso que por décadas los han mantenido.

En El Copey y Ocaña se adelantaron jornadas electorales de Revocatoria de Mandato, demostrando el descontento y desaprobación de un sector de los pobladores de la gestión adelantadas por los alcaldes de estos municipios. Nuestros policías son asesinados por plan pistola ordenado y financiado por el Clan del Golfo.

Colombia es un caos, la situación no es la mejor, pero la prensa no adelanta el despliegue periodístico requerido para que se atienda de manera oportuna y efectiva los requerimientos del pueblo, la oposición no levanta su voz de protesta y solidaridad con estas luchas sociales, dado a la preponderancia de confundir a la opinión pública atacando el proceso de paz y creando pánico al vendernos la idea que los partidos de corte socialistas y/o de izquierda sucumbirían a nuestro país en la anarquía total.

Aquellos políticos han olvidado la vil manera de gobernar nuestro país en la que conllevaron a situaciones similares a las vividas en Venezuela, donde interceptaban y perseguían a la oposición, legislaban a su conveniencia, acabaron con el sistema de salud, percibimos falsos positivos y demás vejámenes en nombre de la seguridad.

Colombia, estamos a tiempo, debemos rechazar y solidarizarnos con nuestros hermanos venezolanos, pero también es cierto que debemos apoyar la justa causa de nuestros compatriotas, que durante años han venido sufriendo los atropellos y olvido estatal, como también no dejarnos utilizar y manipular por un grupo político que quiere retornar al poder para su exclusivo beneficio.

Por Diógenes Pino Sanjur

 

Columnista
24 mayo, 2017

Nos quieren venezolanizar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Diógenes Pino Sanjur

Recientemente nos encontramos que nuestro país vive bajo el mal presagio de un sector público, que requiere nada más que la aceptación política del país, pues, sus predicaciones solo van en búsqueda del apoyo político-social de nuestra nación y de no aceptarlo así, Colombia estaría condenada a la hecatombe convertida en una próxima Venezuela. Las […]


Recientemente nos encontramos que nuestro país vive bajo el mal presagio de un sector público, que requiere nada más que la aceptación política del país, pues, sus predicaciones solo van en búsqueda del apoyo político-social de nuestra nación y de no aceptarlo así, Colombia estaría condenada a la hecatombe convertida en una próxima Venezuela.

Las grandes prensas nos saturan con las lamentables y condenables acciones que se adelanta en Venezuela en contra de sus habitantes, las marchas de descontento e inconformidad de un sector de la población y la difícil situación que atraviesan por la escasez de alimentos, medicinas y elementos de primera necesidad.

Conocemos de primera mano todos los sucesos ocurridos en Venezuela, gracias a nuestros medios de comunicación que se han preocupado para que la noticia sea difundida hasta la saciedad y a la posición de un grupo político que se ha convertido en defensor acérrimo de la oposición venezolana y se han solidarizado con su pueblo, pero utilizando su sufrimiento con fines políticos para buscar respaldo y apoyo de nuestros nacionales en las próximas contiendas electorales.

Por su parte, en Colombia los docentes completan 18 días de cese de labores, donde solicitan al gobierno nacional la reivindicación de sus derechos, mejoras en su sistema de salud, adecuaciones locativas para la implementación de la jornada única y mejorar la calidad educativa y por supuesto una mejora salarial, la colectividad de trabajadores estatales conlleva el peso de la Reforma Tributaria, no queda más que sortearse el diario vivir para sostener su economía y una calidad de vida digna.

En Quibdó y Buenaventura se inicia la segunda semana de paro cívico, donde exigen el cumplimiento de los compromisos adquiridos por el gobierno nacional en 2015, inversiones y obras que permitan satisfacer sus necesidades insatisfechas, el mejoramiento de sus condiciones de vida y salir del olvido y atraso que por décadas los han mantenido.

En El Copey y Ocaña se adelantaron jornadas electorales de Revocatoria de Mandato, demostrando el descontento y desaprobación de un sector de los pobladores de la gestión adelantadas por los alcaldes de estos municipios. Nuestros policías son asesinados por plan pistola ordenado y financiado por el Clan del Golfo.

Colombia es un caos, la situación no es la mejor, pero la prensa no adelanta el despliegue periodístico requerido para que se atienda de manera oportuna y efectiva los requerimientos del pueblo, la oposición no levanta su voz de protesta y solidaridad con estas luchas sociales, dado a la preponderancia de confundir a la opinión pública atacando el proceso de paz y creando pánico al vendernos la idea que los partidos de corte socialistas y/o de izquierda sucumbirían a nuestro país en la anarquía total.

Aquellos políticos han olvidado la vil manera de gobernar nuestro país en la que conllevaron a situaciones similares a las vividas en Venezuela, donde interceptaban y perseguían a la oposición, legislaban a su conveniencia, acabaron con el sistema de salud, percibimos falsos positivos y demás vejámenes en nombre de la seguridad.

Colombia, estamos a tiempo, debemos rechazar y solidarizarnos con nuestros hermanos venezolanos, pero también es cierto que debemos apoyar la justa causa de nuestros compatriotas, que durante años han venido sufriendo los atropellos y olvido estatal, como también no dejarnos utilizar y manipular por un grupo político que quiere retornar al poder para su exclusivo beneficio.

Por Diógenes Pino Sanjur