Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 29 agosto, 2015

¡Nos fuimos!

La ciudad cordial de Magangué festejaba en décadas anteriores su tradicional carnaval durante las fiestas del once de noviembre, según la vieja costumbre en el departamento de Bolívar.

La ciudad cordial de Magangué festejaba en décadas anteriores su tradicional carnaval durante las fiestas del once de noviembre, según la vieja costumbre en el departamento de Bolívar. A la residencia de la señora María Moreno, quien brindaba un modesto hospedaje a visitantes de la región, llegó hacia mediados de los años cincuenta un adolescente que con un destartalado acordeoncito de dos hileras asombraba a todos por su destreza al ejecutarlo, se llamaba Alfredo Gutiérrez y fácilmente entabló una gran camaradería con José Francisco Cervantes, el hijo de Doña Mary.

Años más tarde cuando ya Alfredo lideraba ‘Los corraleros de Majagual’ le tocó alternar en el teatro de Sincelejo para un veinte de enero con ‘Los Caribeños’, un grupo de música tropical; el director era ‘Chico’, el hijo de doña Mary, cuya energía en la animación musical y las diabluras que hacía con el Cencerro (clave) lo estaban necesitando ‘Los Corraleros’. Alfredo lo invitó a Cartagena, lo presentó ante Toño Fuentes, el propietario de la disquera con el mismo nombre, y este impresionado por el malabarismo musical del magangueleño lo vinculó de inmediato a la Fania corralera. Todavía ‘Chico’ no se había craneado el ¡Nos Fuimos!, característico grito con el que este grupo remataba al final de cada tema musical y que llegó a identificar el sonido corralero del primer lustro de los años sesenta.

A partir del tercer L.P de la gente del sincelejano barrio Majagual, ‘Chico’ Cervantes se convirtió en el motor del grupo con su frenético cencerro, instrumento que podía convertir en un bombardino, pues con un increíble juego de pulmón, manos y boca arrancaba sonidos y acordes idénticos a los de este enroscado instrumento de pistones, emboles y boquilla; era una verdadera sensación en la tarima.

Cuando Alfredo dejó ‘Los Corraleros’ en 1966, ‘Chico’ por tener contrato de exclusividad con Fuentes se quedó con esta empresa, pero a mediados del sesenta, emigró al sello Sonolux de Medellín y ya mucho más maduro musicalmente organizó su Conjunto Internacional, donde se destacó en forma brillante como director, cantante, arreglista y compositor, logrando así sus mayores logros artísticos. Es un verdadero clásico de la música costeña su porro ‘Nostalgia campesina’ que bajo su dirección vocalizó el atanquero Alberto Fernández, igualmente ‘Brisa y mar’ de su cosecha y ubicándose en el movimiento salsero que en esos años cautivó a todo el mundo latino, con su elenco arregló y dirigió ese temazo caribeño ‘Tienes que quererme’, vocalizado por su autor Jesús M. Lesl, su bajista de entonces. El Conjunto Internacional pasó a llamarse ‘La Nueva Banda’ y en ritmo de salsa disparó ‘El Candao’ y ‘Cosa Linda’, páginas del folclor panameño de obligada audición en los estaderos de música afrocaribeña.

Años más adelante regresó a Fuentes y con el acordeón de su viejo amigo de siempre Alfredo Gutiérrez, produjo un par de L.P con vallenatos tradicionales del negro Alejandro Durán. ‘La trampa’, ‘Palmito’, ‘La pega pega’, ‘La lengua’ y ‘La ola del vallenato’ aún se escuchan con la frescura de siempre.

De aquellos irremplazables corraleros originales aun gracias al todopoderoso no acompañan Alfredo, Calixto, Eliseo Herrera y César Castro, ‘Chico’ Cervantes acaba de ser llamado a las alturas celestiales, pero el testimonio de su grandeza artística está en su obra que es sencillamente ¡Preciosa!

Por Julio Oñate

Columnista
29 agosto, 2015

¡Nos fuimos!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio C. Oñate M.

La ciudad cordial de Magangué festejaba en décadas anteriores su tradicional carnaval durante las fiestas del once de noviembre, según la vieja costumbre en el departamento de Bolívar.


La ciudad cordial de Magangué festejaba en décadas anteriores su tradicional carnaval durante las fiestas del once de noviembre, según la vieja costumbre en el departamento de Bolívar. A la residencia de la señora María Moreno, quien brindaba un modesto hospedaje a visitantes de la región, llegó hacia mediados de los años cincuenta un adolescente que con un destartalado acordeoncito de dos hileras asombraba a todos por su destreza al ejecutarlo, se llamaba Alfredo Gutiérrez y fácilmente entabló una gran camaradería con José Francisco Cervantes, el hijo de Doña Mary.

Años más tarde cuando ya Alfredo lideraba ‘Los corraleros de Majagual’ le tocó alternar en el teatro de Sincelejo para un veinte de enero con ‘Los Caribeños’, un grupo de música tropical; el director era ‘Chico’, el hijo de doña Mary, cuya energía en la animación musical y las diabluras que hacía con el Cencerro (clave) lo estaban necesitando ‘Los Corraleros’. Alfredo lo invitó a Cartagena, lo presentó ante Toño Fuentes, el propietario de la disquera con el mismo nombre, y este impresionado por el malabarismo musical del magangueleño lo vinculó de inmediato a la Fania corralera. Todavía ‘Chico’ no se había craneado el ¡Nos Fuimos!, característico grito con el que este grupo remataba al final de cada tema musical y que llegó a identificar el sonido corralero del primer lustro de los años sesenta.

A partir del tercer L.P de la gente del sincelejano barrio Majagual, ‘Chico’ Cervantes se convirtió en el motor del grupo con su frenético cencerro, instrumento que podía convertir en un bombardino, pues con un increíble juego de pulmón, manos y boca arrancaba sonidos y acordes idénticos a los de este enroscado instrumento de pistones, emboles y boquilla; era una verdadera sensación en la tarima.

Cuando Alfredo dejó ‘Los Corraleros’ en 1966, ‘Chico’ por tener contrato de exclusividad con Fuentes se quedó con esta empresa, pero a mediados del sesenta, emigró al sello Sonolux de Medellín y ya mucho más maduro musicalmente organizó su Conjunto Internacional, donde se destacó en forma brillante como director, cantante, arreglista y compositor, logrando así sus mayores logros artísticos. Es un verdadero clásico de la música costeña su porro ‘Nostalgia campesina’ que bajo su dirección vocalizó el atanquero Alberto Fernández, igualmente ‘Brisa y mar’ de su cosecha y ubicándose en el movimiento salsero que en esos años cautivó a todo el mundo latino, con su elenco arregló y dirigió ese temazo caribeño ‘Tienes que quererme’, vocalizado por su autor Jesús M. Lesl, su bajista de entonces. El Conjunto Internacional pasó a llamarse ‘La Nueva Banda’ y en ritmo de salsa disparó ‘El Candao’ y ‘Cosa Linda’, páginas del folclor panameño de obligada audición en los estaderos de música afrocaribeña.

Años más adelante regresó a Fuentes y con el acordeón de su viejo amigo de siempre Alfredo Gutiérrez, produjo un par de L.P con vallenatos tradicionales del negro Alejandro Durán. ‘La trampa’, ‘Palmito’, ‘La pega pega’, ‘La lengua’ y ‘La ola del vallenato’ aún se escuchan con la frescura de siempre.

De aquellos irremplazables corraleros originales aun gracias al todopoderoso no acompañan Alfredo, Calixto, Eliseo Herrera y César Castro, ‘Chico’ Cervantes acaba de ser llamado a las alturas celestiales, pero el testimonio de su grandeza artística está en su obra que es sencillamente ¡Preciosa!

Por Julio Oñate