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Columnista - 18 julio, 2014

No más espejismos

Primero fue la bonanza algodonera. Miles de hectáreas del Cesar impregnadas de agroquímicos que provocaron cualquier cantidad de problemas ambientales y de salud pública. Los suelos se compactaron y perdieron su capacidad de absorción a tal extremo que después de 40 años existen zonas desertificadas que ni siquiera la capacidad espontánea de recuperación del suelo […]

Primero fue la bonanza algodonera. Miles de hectáreas del Cesar impregnadas de agroquímicos que provocaron cualquier cantidad de problemas ambientales y de salud pública.

Los suelos se compactaron y perdieron su capacidad de absorción a tal extremo que después de 40 años existen zonas desertificadas que ni siquiera la capacidad espontánea de recuperación del suelo pudo evitar. Después fue la bonanza marimbera, el afán desmedido de enriquecimiento que se propagó entre miles de habitantes de la región que se dedicaron al cultivo de la marihuana.

Como consecuencia, nuestros más representativos sistemas montañosos,Sierra Nevada y Serranía de Perijá fueron heridos de muerte. Ambos han visto comprometidos, de manera irreversible, su condición de despensa hídrica y forestal de tres departamentos: Cesar, Guajira y Magdalena.

Los ríos Cesar, Guatapurí y Ariguaní que irriganel valle del Cesar, hoy no son ni el remedo de lo que fueron hace 50 años, ante todo por la acción letal del hombre en su irracionalidad y en su afán desmedido de enriquecimiento aún a costa de la supervivencia de las nuevas generaciones.

Desde hace 25 años, el Cesar, siguiendo los pasos de La Guajira, fue embarcado por el gobierno central en la explotación a gran escala de los yacimientos carboníferos de nuestra zona central.

Como resultado, la frontera agrícola se disminuyó en más de 250 mil hectáreas y el agua, el suelo y el aire de inmensas extensiones del Departamento se impactan de manera negativa.

Si se hace unacomparación entre lo que ha significado la actividad minera a cielo abierto en generación de empleo y en “regalías”,y se sopesa con el daño irreversible que han sufrido nuestros ecosistemas, no existe duda que el balance es negativo para una región que no debió perder jamás su vocación agropecuaria. Por todo lo anterior, el turismo ecosocial, la llamada industria sin chimeneas, surge como una alternativa de desarrollo económico y social sostenible para un Departamento con grandes ventajas comparativas pero que no la hemos convertido en ventajas competitivas.

En ese contexto es que la UPC abre desde este semestre la posibilidad a nuestros jóvenes de convertirse en profesionales del turismo a través de la modalidad de Ciclos Propedéuticos, comenzando con la de Técnico Profesional en Operación Turística para posteriormente continuar con la Tecnología en Gestión Turística. Es un aporte del alma máter universitario para que no se siga fincando el desarrollo económico y social en espejismos coyunturales que lo que nos han legado es una región con altos índices de desertificación y con inmensos problemas sociales que nos confieren el deshonroso título de ser una de las zonas con mayor índice de pobreza del país.

Columnista
18 julio, 2014

No más espejismos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Raúl Bermúdez Márquez

Primero fue la bonanza algodonera. Miles de hectáreas del Cesar impregnadas de agroquímicos que provocaron cualquier cantidad de problemas ambientales y de salud pública. Los suelos se compactaron y perdieron su capacidad de absorción a tal extremo que después de 40 años existen zonas desertificadas que ni siquiera la capacidad espontánea de recuperación del suelo […]


Primero fue la bonanza algodonera. Miles de hectáreas del Cesar impregnadas de agroquímicos que provocaron cualquier cantidad de problemas ambientales y de salud pública.

Los suelos se compactaron y perdieron su capacidad de absorción a tal extremo que después de 40 años existen zonas desertificadas que ni siquiera la capacidad espontánea de recuperación del suelo pudo evitar. Después fue la bonanza marimbera, el afán desmedido de enriquecimiento que se propagó entre miles de habitantes de la región que se dedicaron al cultivo de la marihuana.

Como consecuencia, nuestros más representativos sistemas montañosos,Sierra Nevada y Serranía de Perijá fueron heridos de muerte. Ambos han visto comprometidos, de manera irreversible, su condición de despensa hídrica y forestal de tres departamentos: Cesar, Guajira y Magdalena.

Los ríos Cesar, Guatapurí y Ariguaní que irriganel valle del Cesar, hoy no son ni el remedo de lo que fueron hace 50 años, ante todo por la acción letal del hombre en su irracionalidad y en su afán desmedido de enriquecimiento aún a costa de la supervivencia de las nuevas generaciones.

Desde hace 25 años, el Cesar, siguiendo los pasos de La Guajira, fue embarcado por el gobierno central en la explotación a gran escala de los yacimientos carboníferos de nuestra zona central.

Como resultado, la frontera agrícola se disminuyó en más de 250 mil hectáreas y el agua, el suelo y el aire de inmensas extensiones del Departamento se impactan de manera negativa.

Si se hace unacomparación entre lo que ha significado la actividad minera a cielo abierto en generación de empleo y en “regalías”,y se sopesa con el daño irreversible que han sufrido nuestros ecosistemas, no existe duda que el balance es negativo para una región que no debió perder jamás su vocación agropecuaria. Por todo lo anterior, el turismo ecosocial, la llamada industria sin chimeneas, surge como una alternativa de desarrollo económico y social sostenible para un Departamento con grandes ventajas comparativas pero que no la hemos convertido en ventajas competitivas.

En ese contexto es que la UPC abre desde este semestre la posibilidad a nuestros jóvenes de convertirse en profesionales del turismo a través de la modalidad de Ciclos Propedéuticos, comenzando con la de Técnico Profesional en Operación Turística para posteriormente continuar con la Tecnología en Gestión Turística. Es un aporte del alma máter universitario para que no se siga fincando el desarrollo económico y social en espejismos coyunturales que lo que nos han legado es una región con altos índices de desertificación y con inmensos problemas sociales que nos confieren el deshonroso título de ser una de las zonas con mayor índice de pobreza del país.