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Columnista - 5 marzo, 2018

No a la contaminación

Es poco lo que resta para la elección de los futuros senadores y representantes al Congreso de la República, y muchos candidatos preparan el cierre de sus campañas con bombos y platillos. Empero, será el pueblo el que tenga la última palabra, por aquello del: “vox populi vox dei”. Terminado este proceso, se vendrá el […]

Es poco lo que resta para la elección de los futuros senadores y representantes al Congreso de la República, y muchos candidatos preparan el cierre de sus campañas con bombos y platillos. Empero, será el pueblo el que tenga la última palabra, por aquello del: “vox populi vox dei”.

Terminado este proceso, se vendrá el Festival Vallenato del 26 al 30 de abril, seguidamente vendrá la campaña por la Presidencia de la República, cuya primera vuelta será el 27 de mayo, y la segunda el domingo 17 de junio de este año. Todos estos procesos traen consigo, que los candidatos y aspirantes a rey vallenato, opten por los medios tradicionales de difusión, esto es radio, televisión, calcomanías, afiches y vallas. O se inclinen por campañas más amigables con el medio ambiente, esto es redes sociales, proselitismo puerta a puerta, entrevistas radiales, etcétera.

En el caso de nuestra ciudad, observamos una desmesurada y agresiva contaminación visual y auditiva, por parte de algunas campañas, que desde luego, no voy a nombrarlas para no herir susceptibilidades, con afiches en los vehículos de servicio público, como también en nuestras principales avenidas, glorietas, edificios, para no mencionar los vehículos particulares, algunos con publicidad total que parecen envueltos en papel de regalo, y ni las viviendas se escapan de esta peste publicitaria que, honestamente, afean nuestra urbe convirtiéndola en un sitio hostil y desagradable.

Considero, y he aquí una crítica constructiva, que los candidatos al Senado y Cámara, que dicen estar comprometido con la protección del medio ambiente, deberían ser los primeros en dar el ejemplo, haciendo uso de la publicidad a través de las redes sociales, pues con ello se pondrían a tono con su propuesta política, y estarían evitando costos inoficiosos en su campaña.

La contaminación auditiva también se pone de manifiesto a través de ruidosa publicidad en vehículos automotores, donde tres jóvenes danzan, al ritmo del jingle publicitario de la campaña, o a través de megáfonos, altoparlantes y un largo etcétera, sin omitir la contaminación moral, que consiste en obtener el apoyo político a cambio de las prebendas de siempre: lista de libros, bolsas de cemento, fórmulas médicas, promesas de empleo, entre otras formas de corrupción.

Quiera Dios, que los afiches fijados en los postes de energía, murales y demás sean retirados oportunamente, pues de lo contrario tendrán que vérselas con las disposiciones previstas en la ley y recuperemos la ciudad amable que ha sido desde siempre Valledupar.
[email protected]

Columnista
5 marzo, 2018

No a la contaminación

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Dario Arregoces

Es poco lo que resta para la elección de los futuros senadores y representantes al Congreso de la República, y muchos candidatos preparan el cierre de sus campañas con bombos y platillos. Empero, será el pueblo el que tenga la última palabra, por aquello del: “vox populi vox dei”. Terminado este proceso, se vendrá el […]


Es poco lo que resta para la elección de los futuros senadores y representantes al Congreso de la República, y muchos candidatos preparan el cierre de sus campañas con bombos y platillos. Empero, será el pueblo el que tenga la última palabra, por aquello del: “vox populi vox dei”.

Terminado este proceso, se vendrá el Festival Vallenato del 26 al 30 de abril, seguidamente vendrá la campaña por la Presidencia de la República, cuya primera vuelta será el 27 de mayo, y la segunda el domingo 17 de junio de este año. Todos estos procesos traen consigo, que los candidatos y aspirantes a rey vallenato, opten por los medios tradicionales de difusión, esto es radio, televisión, calcomanías, afiches y vallas. O se inclinen por campañas más amigables con el medio ambiente, esto es redes sociales, proselitismo puerta a puerta, entrevistas radiales, etcétera.

En el caso de nuestra ciudad, observamos una desmesurada y agresiva contaminación visual y auditiva, por parte de algunas campañas, que desde luego, no voy a nombrarlas para no herir susceptibilidades, con afiches en los vehículos de servicio público, como también en nuestras principales avenidas, glorietas, edificios, para no mencionar los vehículos particulares, algunos con publicidad total que parecen envueltos en papel de regalo, y ni las viviendas se escapan de esta peste publicitaria que, honestamente, afean nuestra urbe convirtiéndola en un sitio hostil y desagradable.

Considero, y he aquí una crítica constructiva, que los candidatos al Senado y Cámara, que dicen estar comprometido con la protección del medio ambiente, deberían ser los primeros en dar el ejemplo, haciendo uso de la publicidad a través de las redes sociales, pues con ello se pondrían a tono con su propuesta política, y estarían evitando costos inoficiosos en su campaña.

La contaminación auditiva también se pone de manifiesto a través de ruidosa publicidad en vehículos automotores, donde tres jóvenes danzan, al ritmo del jingle publicitario de la campaña, o a través de megáfonos, altoparlantes y un largo etcétera, sin omitir la contaminación moral, que consiste en obtener el apoyo político a cambio de las prebendas de siempre: lista de libros, bolsas de cemento, fórmulas médicas, promesas de empleo, entre otras formas de corrupción.

Quiera Dios, que los afiches fijados en los postes de energía, murales y demás sean retirados oportunamente, pues de lo contrario tendrán que vérselas con las disposiciones previstas en la ley y recuperemos la ciudad amable que ha sido desde siempre Valledupar.
[email protected]