Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 2 diciembre, 2016

Nadie nos debe nada

“… y para que no brote ninguna raíz de amargura que os perturbe y contamine a muchos”. Hb 12,15. Iniciamos el último tramo del 2016 y muchos de nosotros seguimos pensando que alguien nos debe algo. Le pasamos cuenta de cobro a la vida, a los gobernantes, a los amigos y a la familia. ¡Nadie […]

“… y para que no brote ninguna raíz de amargura que os perturbe y contamine a muchos”. Hb 12,15.

Iniciamos el último tramo del 2016 y muchos de nosotros seguimos pensando que alguien nos debe algo. Le pasamos cuenta de cobro a la vida, a los gobernantes, a los amigos y a la familia. ¡Nadie nos debe nada! No podemos ir por la vida con resentimientos, echándole la culpa a otros de nuestras desgracias o nuestras situaciones desagradables.

Soltemos las cosas que no funcionaron, perdonemos a quienes nos ofendieron, saquemos de nuestro corazón las raíces de amargura que tanto daño nos hacen y recibamos con alegría el nuevo año con la expectativa del mejor futuro que Dios nos tiene preparado.

Si nuestra niñez no fue agradable, estamos enojados con los padres; si se acabó nuestro contrato laboral, nos enojamos con los jefes; si sufrimos algún desengaño, nos enojamos con las personas que nos traicionaron; si tuvimos una enfermedad, nos llenamos de rencor y amargura con la vida.
Dios no prometió que la vida sería justa, ni que nunca tendríamos problemas. Pero sí prometió que si permanecíamos tomados de su mano, cuando pasáramos por las aguas, estaría con nosotros; y si por los ríos, no nos anegarían; si pasamos por el fuego, no nos quemaríamos ni la llama ardería en nosotros.

En ocasiones pensamos que fuimos engañados y tomamos eso como excusa para estar amargados. En otras ocasiones, nos parece que otros tienen más ventajas o más recursos a su favor; pero, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para cumplir nuestro destino. No estamos en desventaja. No nos dejaron por fuera en la repartición. No nos ignoraron ni nos engañaron.

Estamos equipados, capacitados y ungidos para hacer todo aquello que deba ser hecho.
Amados amigos lectores: Todos atravesamos situaciones difíciles. Pero no podemos caer en la autocompasión, yendo por la vida amargados, pensando en lo que no logramos, en quien nos hizo daño o en lo que no salió bien. Debemos sacudirnos y sobreponernos a las malas actitudes, las ofensas recibidas, los errores y equivocaciones cometidas, porque el Dios Todopoderoso está con nosotros y ninguna arma forjada contra nosotros prosperará.

A Dios nada lo toma por sorpresa, no se inquieta por lo que nos hizo falta o fue doloroso en el pasado. No le hagamos responsable ni utilicemos esas cosas como pretexto para ir por la vida sintiendo que nos deben algo. Aprovechemos el inicio del nuevo año para pasar la página y comenzar una nueva etapa; sabiendo que cada revés será una preparación para que Dios haga algo más grande en nuestras vidas.

Nadie, excepto Dios, puede satisfacer todas nuestras necesidades. Las personas, en algún momento nos defraudarán; pero si confiamos en Dios, seremos como árboles plantados junto a corrientes de aguas, que da su fruto a su tiempo y su hoja no cae, y todo lo que hagamos prosperará.

¿Estamos culpando a otros de nuestra falta de éxito? ¿Hay alguien a quien no podemos perdonar? Recordemos que no estamos definidos por nuestro pasado, sino preparando nuestro futuro.

Soltemos cada desengaño, cada ofensa, cada obstáculo, cada puerta cerrada. Sobrepongámonos a toda desventaja real o imaginaria. Sobrepongámonos a cualquier cosa que nos esté reteniendo e impidiendo avanzar, a las cosas que no han funcionado como esperábamos, a los errores cometidos, a las desilusiones.

Puede que algo nos haya tomado por sorpresa y nos haya retenido, pero no es ninguna sorpresa para Dios. ¡Él ya tiene lista la recompensa!

Ningún desencanto, ningún mal avance, ninguna injusticia, nos apartarán del amor de Dios que es Cristo Jesús, Señor nuestro. ¡Bienvenido diciembre alegre…! Abrazos y muchas bendiciones…

Columnista
2 diciembre, 2016

Nadie nos debe nada

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Valerio Mejía Araújo

“… y para que no brote ninguna raíz de amargura que os perturbe y contamine a muchos”. Hb 12,15. Iniciamos el último tramo del 2016 y muchos de nosotros seguimos pensando que alguien nos debe algo. Le pasamos cuenta de cobro a la vida, a los gobernantes, a los amigos y a la familia. ¡Nadie […]


“… y para que no brote ninguna raíz de amargura que os perturbe y contamine a muchos”. Hb 12,15.

Iniciamos el último tramo del 2016 y muchos de nosotros seguimos pensando que alguien nos debe algo. Le pasamos cuenta de cobro a la vida, a los gobernantes, a los amigos y a la familia. ¡Nadie nos debe nada! No podemos ir por la vida con resentimientos, echándole la culpa a otros de nuestras desgracias o nuestras situaciones desagradables.

Soltemos las cosas que no funcionaron, perdonemos a quienes nos ofendieron, saquemos de nuestro corazón las raíces de amargura que tanto daño nos hacen y recibamos con alegría el nuevo año con la expectativa del mejor futuro que Dios nos tiene preparado.

Si nuestra niñez no fue agradable, estamos enojados con los padres; si se acabó nuestro contrato laboral, nos enojamos con los jefes; si sufrimos algún desengaño, nos enojamos con las personas que nos traicionaron; si tuvimos una enfermedad, nos llenamos de rencor y amargura con la vida.
Dios no prometió que la vida sería justa, ni que nunca tendríamos problemas. Pero sí prometió que si permanecíamos tomados de su mano, cuando pasáramos por las aguas, estaría con nosotros; y si por los ríos, no nos anegarían; si pasamos por el fuego, no nos quemaríamos ni la llama ardería en nosotros.

En ocasiones pensamos que fuimos engañados y tomamos eso como excusa para estar amargados. En otras ocasiones, nos parece que otros tienen más ventajas o más recursos a su favor; pero, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para cumplir nuestro destino. No estamos en desventaja. No nos dejaron por fuera en la repartición. No nos ignoraron ni nos engañaron.

Estamos equipados, capacitados y ungidos para hacer todo aquello que deba ser hecho.
Amados amigos lectores: Todos atravesamos situaciones difíciles. Pero no podemos caer en la autocompasión, yendo por la vida amargados, pensando en lo que no logramos, en quien nos hizo daño o en lo que no salió bien. Debemos sacudirnos y sobreponernos a las malas actitudes, las ofensas recibidas, los errores y equivocaciones cometidas, porque el Dios Todopoderoso está con nosotros y ninguna arma forjada contra nosotros prosperará.

A Dios nada lo toma por sorpresa, no se inquieta por lo que nos hizo falta o fue doloroso en el pasado. No le hagamos responsable ni utilicemos esas cosas como pretexto para ir por la vida sintiendo que nos deben algo. Aprovechemos el inicio del nuevo año para pasar la página y comenzar una nueva etapa; sabiendo que cada revés será una preparación para que Dios haga algo más grande en nuestras vidas.

Nadie, excepto Dios, puede satisfacer todas nuestras necesidades. Las personas, en algún momento nos defraudarán; pero si confiamos en Dios, seremos como árboles plantados junto a corrientes de aguas, que da su fruto a su tiempo y su hoja no cae, y todo lo que hagamos prosperará.

¿Estamos culpando a otros de nuestra falta de éxito? ¿Hay alguien a quien no podemos perdonar? Recordemos que no estamos definidos por nuestro pasado, sino preparando nuestro futuro.

Soltemos cada desengaño, cada ofensa, cada obstáculo, cada puerta cerrada. Sobrepongámonos a toda desventaja real o imaginaria. Sobrepongámonos a cualquier cosa que nos esté reteniendo e impidiendo avanzar, a las cosas que no han funcionado como esperábamos, a los errores cometidos, a las desilusiones.

Puede que algo nos haya tomado por sorpresa y nos haya retenido, pero no es ninguna sorpresa para Dios. ¡Él ya tiene lista la recompensa!

Ningún desencanto, ningún mal avance, ninguna injusticia, nos apartarán del amor de Dios que es Cristo Jesús, Señor nuestro. ¡Bienvenido diciembre alegre…! Abrazos y muchas bendiciones…