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Columnista - 5 julio, 2018

México estado fallido, no aguantó más

México, después de los EE.UU y Brasil, es la tercera mayor economía de América; es la 11ª mundial con 1.42% del PIB, cinco veces el de Colombia (cifras de 2015); es el cuarto país más exportador del mundo, donde el petróleo apenas representa el 13% de sus exportaciones pese a ser un país petrolero. La […]

México, después de los EE.UU y Brasil, es la tercera mayor economía de América; es la 11ª mundial con 1.42% del PIB, cinco veces el de Colombia (cifras de 2015); es el cuarto país más exportador del mundo, donde el petróleo apenas representa el 13% de sus exportaciones pese a ser un país petrolero. La mayor parte de estas la deriva del sector agropecuario y de la industria de la maquila ubicada en la frontera con los EE.UU.

A raíz de la llamada internacionalización de la economía, el sector agrario se ha visto afectado por la competitividad subsidiada de los países industrializados, pese a las grandes inversiones extranjeras (IE), la mayor después de Brasil.

Esto demuestra que ni la IE, ni las exportaciones, ni las rentas petroleras, ni el tamaño del PIB, conjuran la pobreza de un país; en México cubre casi el 50% de la población, y cada año, millares de mexicanos cruzan la frontera huyéndole a este flagelo. El esplendor que se ve en México es un espejismo. Su cercanía fronteriza con los EE.UU reproduce la caricatura del rico Epulón y Lázaro.

Porfirio Díaz le atribuía los problemas de México a su lejanía con Dios pero su mensaje era sofístico porque pueblo más confesional que México quizás no hay. México y Colombia tienen semejanzas político-religiosas: allá, el PRI, partido único, gobernó 70 años seguidos, aquí dos partidos que simulaban diferencias, lo han hecho juntos durante 200 años; allá, el Estado fue cooptado por la mafia, aquí también; el sistema electoral de México parece medioeval, allá no existe la cédula de ciudadanía y no hay una institución electoral confiable; aquí tenemos instituciones para este fin pero no son confiables.

Los reiterativos intentos de López Obrador habían sido sofocados por el fraude y la mentira. Durante esta última campaña, allá también fue esgrimido el cuento de Venezuela, del castrochavismo y la sindicación de ateísmo contra quien pretendía ser razonable; esta vindicta allá no funcionó.

El confesionalismo de los colombianos merece una revisión; los países deben manejarse es con la Constitución, no con la Biblia. Pero ya comenzó a desatarse el nudo gordiano, la corrupción y un gobierno mafioso no pudieron sostenerse. Aquí mantenemos la esperanza de una Colombia Humana; nuestra crisis social crecerá y los procesos sociales no se detendrán. [email protected]

Columnista
5 julio, 2018

México estado fallido, no aguantó más

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

México, después de los EE.UU y Brasil, es la tercera mayor economía de América; es la 11ª mundial con 1.42% del PIB, cinco veces el de Colombia (cifras de 2015); es el cuarto país más exportador del mundo, donde el petróleo apenas representa el 13% de sus exportaciones pese a ser un país petrolero. La […]


México, después de los EE.UU y Brasil, es la tercera mayor economía de América; es la 11ª mundial con 1.42% del PIB, cinco veces el de Colombia (cifras de 2015); es el cuarto país más exportador del mundo, donde el petróleo apenas representa el 13% de sus exportaciones pese a ser un país petrolero. La mayor parte de estas la deriva del sector agropecuario y de la industria de la maquila ubicada en la frontera con los EE.UU.

A raíz de la llamada internacionalización de la economía, el sector agrario se ha visto afectado por la competitividad subsidiada de los países industrializados, pese a las grandes inversiones extranjeras (IE), la mayor después de Brasil.

Esto demuestra que ni la IE, ni las exportaciones, ni las rentas petroleras, ni el tamaño del PIB, conjuran la pobreza de un país; en México cubre casi el 50% de la población, y cada año, millares de mexicanos cruzan la frontera huyéndole a este flagelo. El esplendor que se ve en México es un espejismo. Su cercanía fronteriza con los EE.UU reproduce la caricatura del rico Epulón y Lázaro.

Porfirio Díaz le atribuía los problemas de México a su lejanía con Dios pero su mensaje era sofístico porque pueblo más confesional que México quizás no hay. México y Colombia tienen semejanzas político-religiosas: allá, el PRI, partido único, gobernó 70 años seguidos, aquí dos partidos que simulaban diferencias, lo han hecho juntos durante 200 años; allá, el Estado fue cooptado por la mafia, aquí también; el sistema electoral de México parece medioeval, allá no existe la cédula de ciudadanía y no hay una institución electoral confiable; aquí tenemos instituciones para este fin pero no son confiables.

Los reiterativos intentos de López Obrador habían sido sofocados por el fraude y la mentira. Durante esta última campaña, allá también fue esgrimido el cuento de Venezuela, del castrochavismo y la sindicación de ateísmo contra quien pretendía ser razonable; esta vindicta allá no funcionó.

El confesionalismo de los colombianos merece una revisión; los países deben manejarse es con la Constitución, no con la Biblia. Pero ya comenzó a desatarse el nudo gordiano, la corrupción y un gobierno mafioso no pudieron sostenerse. Aquí mantenemos la esperanza de una Colombia Humana; nuestra crisis social crecerá y los procesos sociales no se detendrán. [email protected]