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Columnista - 16 marzo, 2011

Los rieles y las locomotoras

Por Francisco Cajiao Ante quienes mostraron extrañeza al inicio del Gobierno por la ausencia de la educación como locomotora para el desarrollo del país, el presidente Santos resolvió el problema diciendo que por ella, como rieles, correrían los trenes de la prosperidad. La metáfora queda redonda en tanto que la educación se vuelve requisito ineludible […]

Por Francisco Cajiao

Ante quienes mostraron extrañeza al inicio del Gobierno por la ausencia de la educación como locomotora para el desarrollo del país, el presidente Santos resolvió el problema diciendo que por ella, como rieles, correrían los trenes de la prosperidad.

La metáfora queda redonda en tanto que la educación se vuelve requisito ineludible para que haya vivienda, infraestructura, minería, desarrollo agrícola e innovación. Todo esto exige un pueblo educado, con capacidad científica, preparado para la productividad, hábil para comunicarse y dispuesto a convivir en paz sobre la base de altos comportamientos éticos, que solo se adquieren cuando se cuenta con un sistema educativo que conduzca a los niños, desde la primera infancia, por los caminos de la pasión por el conocimiento y la conciencia de su responsabilidad ciudadana.

La dificultad práctica surge cuando los trenes echan a andar sin saber bien por dónde van los rieles. Hasta ahora solo aparecen piezas sueltas de una carrilera en la cual hay largos tramos que no están diseñados. En los documentos que se conocen se prioriza la calidad, pero no hay una ingeniería que muestre un derrotero articulado. Hay apuntes sobre primera infancia y algo sobre el currículo, y la semana pasada se soltaron otras notas marginales y polémicas sobre la educación superior. Pero no se vislumbra una brújula clara y sobre cuatro años se va haciendo tarde.

Un reciente estudio de McKinsey, elaborado para Preal, muestra que la clave del desarrollo de la calidad en los países más avanzados está estrechamente relacionada con la formación de los maestros. Al inicio del documento se hace esta afirmación, que guía los hallazgos de la investigación: “La calidad de un sistema educativo tiene como techo la calidad de los maestros”.

La revisión de los sistemas más exitosos es clarísima en cuanto se refiere a la importancia de mejorar la actividad en el aula de clase, y ello depende de la posibilidad de contar con docentes capaces y entrenados a partir de la práctica. Adicionalmente, se pone en evidencia la necesidad de elevar el estatus de la profesión. “Los nuevos docentes de todos los sistemas estudiados han mencionado el estatus de la profesión como uno de los factores más relevantes que los llevaron a tomar la decisión de seguir esa carrera”, dice el estudio.

Al analizar diversas variables, se constata que ni la mayor remuneración, ni el menor número de estudiantes por maestro son suficientes si no se logra mejorar el desempeño del maestro en el aula. En cambio, cuando este factor está presente, se observa que todos los niños obtienen buenos resultados.

Por ahora, aquí, no hay novedad en materia de formación de maestros. Lo que sí es claro es que la que se ha hecho, desde la inicial en las facultades de educación hasta los mecanismos convencionales de capacitación, no es eficaz y sí muy costosa. Tampoco se ha hecho ningún esfuerzo en las últimas décadas por mejorar el estatus de los maestros, y con los salarios actuales, es muy difícil reclutar a la gente más capaz, que elige otras profesiones más apreciadas y mejor remuneradas.

La vía férrea parece seguir en borrador mientras algunas locomotoras se encharcan con el invierno y otras se tropiezan con intereses políticos no siempre altruistas. Ya comenzó a circular el pliego de peticiones de Fecode, que cubre desde políticas públicas hasta planes de recreación. Estas negociaciones suelen ser largas y difíciles, pero pueden ser muy útiles si se concentran en los temas cruciales para el país. Sin duda, el de la profesión docente es uno de esos que pueden repercutir a largo plazo en cerrar brechas sociales. Si maestros y gobierno se ponen de acuerdo en darle la importancia que merece, a lo mejor aparece la carrilera.

frcajiao@yahoo.com

Columnista
16 marzo, 2011

Los rieles y las locomotoras

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Francisco Cajiao

Por Francisco Cajiao Ante quienes mostraron extrañeza al inicio del Gobierno por la ausencia de la educación como locomotora para el desarrollo del país, el presidente Santos resolvió el problema diciendo que por ella, como rieles, correrían los trenes de la prosperidad. La metáfora queda redonda en tanto que la educación se vuelve requisito ineludible […]


Por Francisco Cajiao

Ante quienes mostraron extrañeza al inicio del Gobierno por la ausencia de la educación como locomotora para el desarrollo del país, el presidente Santos resolvió el problema diciendo que por ella, como rieles, correrían los trenes de la prosperidad.

La metáfora queda redonda en tanto que la educación se vuelve requisito ineludible para que haya vivienda, infraestructura, minería, desarrollo agrícola e innovación. Todo esto exige un pueblo educado, con capacidad científica, preparado para la productividad, hábil para comunicarse y dispuesto a convivir en paz sobre la base de altos comportamientos éticos, que solo se adquieren cuando se cuenta con un sistema educativo que conduzca a los niños, desde la primera infancia, por los caminos de la pasión por el conocimiento y la conciencia de su responsabilidad ciudadana.

La dificultad práctica surge cuando los trenes echan a andar sin saber bien por dónde van los rieles. Hasta ahora solo aparecen piezas sueltas de una carrilera en la cual hay largos tramos que no están diseñados. En los documentos que se conocen se prioriza la calidad, pero no hay una ingeniería que muestre un derrotero articulado. Hay apuntes sobre primera infancia y algo sobre el currículo, y la semana pasada se soltaron otras notas marginales y polémicas sobre la educación superior. Pero no se vislumbra una brújula clara y sobre cuatro años se va haciendo tarde.

Un reciente estudio de McKinsey, elaborado para Preal, muestra que la clave del desarrollo de la calidad en los países más avanzados está estrechamente relacionada con la formación de los maestros. Al inicio del documento se hace esta afirmación, que guía los hallazgos de la investigación: “La calidad de un sistema educativo tiene como techo la calidad de los maestros”.

La revisión de los sistemas más exitosos es clarísima en cuanto se refiere a la importancia de mejorar la actividad en el aula de clase, y ello depende de la posibilidad de contar con docentes capaces y entrenados a partir de la práctica. Adicionalmente, se pone en evidencia la necesidad de elevar el estatus de la profesión. “Los nuevos docentes de todos los sistemas estudiados han mencionado el estatus de la profesión como uno de los factores más relevantes que los llevaron a tomar la decisión de seguir esa carrera”, dice el estudio.

Al analizar diversas variables, se constata que ni la mayor remuneración, ni el menor número de estudiantes por maestro son suficientes si no se logra mejorar el desempeño del maestro en el aula. En cambio, cuando este factor está presente, se observa que todos los niños obtienen buenos resultados.

Por ahora, aquí, no hay novedad en materia de formación de maestros. Lo que sí es claro es que la que se ha hecho, desde la inicial en las facultades de educación hasta los mecanismos convencionales de capacitación, no es eficaz y sí muy costosa. Tampoco se ha hecho ningún esfuerzo en las últimas décadas por mejorar el estatus de los maestros, y con los salarios actuales, es muy difícil reclutar a la gente más capaz, que elige otras profesiones más apreciadas y mejor remuneradas.

La vía férrea parece seguir en borrador mientras algunas locomotoras se encharcan con el invierno y otras se tropiezan con intereses políticos no siempre altruistas. Ya comenzó a circular el pliego de peticiones de Fecode, que cubre desde políticas públicas hasta planes de recreación. Estas negociaciones suelen ser largas y difíciles, pero pueden ser muy útiles si se concentran en los temas cruciales para el país. Sin duda, el de la profesión docente es uno de esos que pueden repercutir a largo plazo en cerrar brechas sociales. Si maestros y gobierno se ponen de acuerdo en darle la importancia que merece, a lo mejor aparece la carrilera.

frcajiao@yahoo.com