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Editorial - 24 noviembre, 2017

Los retos de la Comisión Regional de Competitividad

En justo momento se revivió a la Comisión Regional de Competitividad del Cesar, que después de más de un año sin tener director (estaba en manos de Idecesar) sale nuevamente al ruedo con un escenario crítico en materia de competitividad, que le pone al nuevo director, Johan Arango, varios retos. El primer reto es sacar […]

En justo momento se revivió a la Comisión Regional de Competitividad del Cesar, que después de más de un año sin tener director (estaba en manos de Idecesar) sale nuevamente al ruedo con un escenario crítico en materia de competitividad, que le pone al nuevo director, Johan Arango, varios retos.

El primer reto es sacar al Cesar del lejano puesto en que se encuentra en el Índice Nacional de Competitividad – en el año 2016 estaba en el 19, y este año pasó al 20-. Revaluar las propias metas que están en los planes de competitividad del departamento, crear una visión que integre a Valledupar con todo el resto del Cesar, y visionar a la capital cesarense en una ciudad naranja para convertirla en un polo de atracción turística.

Justamente ayer el Consejo Privado de Competitividad (CPC) y el Centro de Pensamiento en Estrategias Competitivas de la Universidad del Rosario (CEPEC) entregaron el resultado del Índice Departamental de Competitividad (IDC), que evalúa la competitividad territorial a partir de diez pilares –construidos a partir del cálculo de 94 variables duras–, los cuales están agrupados en tres factores: i) condiciones básicas, ii) eficiencia, y iii) sofisticación e innovación.

En la tabla de medición de este año, el Cesar aparece en el puesto 20, con un puntaje de 4.14 que comparado con el del año pasado, con 4.07, muestra una variación mínima; es decir, no se hizo nada para fortalecer la competitividad. Sigue igual de rajado el Cesar.

El departamento del Cesar está por encima de Córdoba (puesto 21), Sucre (22) y La Guajira (24), pero tiene por encima al Atlántico (8), Bolívar (10) y Magdalena (18). Para los departamentos que están mal calificados en este Índice, les recomiendan tener en cuenta las variables incluidas el primer factor de condiciones básicas, que se refieren a instituciones, infraestructura, tamaño del mercado, educación básica y media, salud y medio ambiente. Esos son los indicadores que deben revisar en el Cesar, ahora de la mano de la renovada Comisión Regional de Competitividad para que con el apoyo de los gobiernos nacional, departamental y municipal, y las universidades, puedan incidir este tema.

En este Índice clasifican a los departamentos en cuatro etapas para hacerlos comparables con pares en niveles de desarrollo similares. La etapa 1 es para departamentos con bajo desarrollo, la 2 para los que tienen alta dependencia del sector minero-energético, la 3 para los de desarrollo económica medio y la 1 para los de alto desarrollo. Obviamente, el Cesar está en la etapa 2, junto con Casanare, La Guajira, Meta y Putumayo.

En el foro realizado el miércoles anterior, dieron muchas luces sobre el camino a seguir, como las indicadas por el secretario de Agricultura del Cesar, Eduardo Campo, sobre la necesidad de creer más en el sector agropecuario.

El Índice Departamental de Competitividad “constituye un instrumento fundamental a la hora de evaluar el desempeño de las regiones, ya que permite identificar brechas en el ámbito territorial, al tiempo que confirma las principales tareas pendientes del país. Pero más allá del debate sobre posiciones en el ranking, el IDC es una herramienta de referencia para que las regiones identifiquen e implementen acciones orientadas al cierre de brechas frente a los departamentos que cuentan con los mejores resultados. De esta manera, será posible lograr mayores niveles de competitividad”. Tomamos estas palabras de la presidente del Consejo Privado de Competitividad, Rosario Córdoba, para invitar a los organismos y entidades que tienen en sus manos la competitividad del Cesar, a trabajar para mejorar y lograr ser más competitivos.

 

Editorial
24 noviembre, 2017

Los retos de la Comisión Regional de Competitividad

En justo momento se revivió a la Comisión Regional de Competitividad del Cesar, que después de más de un año sin tener director (estaba en manos de Idecesar) sale nuevamente al ruedo con un escenario crítico en materia de competitividad, que le pone al nuevo director, Johan Arango, varios retos. El primer reto es sacar […]


En justo momento se revivió a la Comisión Regional de Competitividad del Cesar, que después de más de un año sin tener director (estaba en manos de Idecesar) sale nuevamente al ruedo con un escenario crítico en materia de competitividad, que le pone al nuevo director, Johan Arango, varios retos.

El primer reto es sacar al Cesar del lejano puesto en que se encuentra en el Índice Nacional de Competitividad – en el año 2016 estaba en el 19, y este año pasó al 20-. Revaluar las propias metas que están en los planes de competitividad del departamento, crear una visión que integre a Valledupar con todo el resto del Cesar, y visionar a la capital cesarense en una ciudad naranja para convertirla en un polo de atracción turística.

Justamente ayer el Consejo Privado de Competitividad (CPC) y el Centro de Pensamiento en Estrategias Competitivas de la Universidad del Rosario (CEPEC) entregaron el resultado del Índice Departamental de Competitividad (IDC), que evalúa la competitividad territorial a partir de diez pilares –construidos a partir del cálculo de 94 variables duras–, los cuales están agrupados en tres factores: i) condiciones básicas, ii) eficiencia, y iii) sofisticación e innovación.

En la tabla de medición de este año, el Cesar aparece en el puesto 20, con un puntaje de 4.14 que comparado con el del año pasado, con 4.07, muestra una variación mínima; es decir, no se hizo nada para fortalecer la competitividad. Sigue igual de rajado el Cesar.

El departamento del Cesar está por encima de Córdoba (puesto 21), Sucre (22) y La Guajira (24), pero tiene por encima al Atlántico (8), Bolívar (10) y Magdalena (18). Para los departamentos que están mal calificados en este Índice, les recomiendan tener en cuenta las variables incluidas el primer factor de condiciones básicas, que se refieren a instituciones, infraestructura, tamaño del mercado, educación básica y media, salud y medio ambiente. Esos son los indicadores que deben revisar en el Cesar, ahora de la mano de la renovada Comisión Regional de Competitividad para que con el apoyo de los gobiernos nacional, departamental y municipal, y las universidades, puedan incidir este tema.

En este Índice clasifican a los departamentos en cuatro etapas para hacerlos comparables con pares en niveles de desarrollo similares. La etapa 1 es para departamentos con bajo desarrollo, la 2 para los que tienen alta dependencia del sector minero-energético, la 3 para los de desarrollo económica medio y la 1 para los de alto desarrollo. Obviamente, el Cesar está en la etapa 2, junto con Casanare, La Guajira, Meta y Putumayo.

En el foro realizado el miércoles anterior, dieron muchas luces sobre el camino a seguir, como las indicadas por el secretario de Agricultura del Cesar, Eduardo Campo, sobre la necesidad de creer más en el sector agropecuario.

El Índice Departamental de Competitividad “constituye un instrumento fundamental a la hora de evaluar el desempeño de las regiones, ya que permite identificar brechas en el ámbito territorial, al tiempo que confirma las principales tareas pendientes del país. Pero más allá del debate sobre posiciones en el ranking, el IDC es una herramienta de referencia para que las regiones identifiquen e implementen acciones orientadas al cierre de brechas frente a los departamentos que cuentan con los mejores resultados. De esta manera, será posible lograr mayores niveles de competitividad”. Tomamos estas palabras de la presidente del Consejo Privado de Competitividad, Rosario Córdoba, para invitar a los organismos y entidades que tienen en sus manos la competitividad del Cesar, a trabajar para mejorar y lograr ser más competitivos.