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General - 11 marzo, 2013

Los rastros del alias ‘Tigre’

* Con el fin de conseguir tierras y aumentar sus arcas, John Esquivel Cuadrado, alias ‘El Tigre’ y otros jefes paramilitares, “desgarraron” al departamento del Cesar.

* Con el fin de conseguir tierras y aumentar sus arcas, John Esquivel Cuadrado, alias ‘El Tigre’ y otros jefes paramilitares, “desgarraron” al departamento del Cesar.
 
La violencia que vivió el departamento del Cesar a causa de los grupos armados ilegales, representó, según se ve en los casos presentados ante el Programa de Restitución de Tierras y  la Unidad local de Reparación de Victimas, una disputa de territorio entre la guerrilla y los paramilitares. Según el sumario, denunciado en esta región, era evidencia de que los dos cabecillas usaban como medidor de poder el impacto sangriento que generaban frente a la población civil.
 
“Si esa tierra no tiene esas minas, a nosotros no se nos hubiese hecho lo que nos hicieron”, dice *Isabel López, víctima del desplazamiento que se trasladó a Bosconia, Cesar. En ese lugar vive desde 2004 huyendo de su vereda Mechoacán, en la Jagua de Ibirico. Para ella la disputa de los territorios era por las minas de carbón que aparecían en la zona. “Ellos querían quitarnos todo y así lo hicieron… con muertos con amenazas, con terror”.

En esta siembra de terror, toman importancia personajes de perfil sangriento, como Salvatore Mancuso y John Esquivel Cuadrado, alias ‘El Tigre’, ex jefes de las Autodefensas, quienes por dar un ejemplo, fueron condenados a 16 años y siete meses de prisión por la masacre de La Victoria de San Isidro, en el Cesar.
   
Los Departamentos de Magdalena, Bolívar, Cesar, Córdoba, Sucre y La Guajira; enfrentaron el horror de los grupos paramilitares. A su vez las Farc también arremetían contra la población civil por el temor que generaban las Auc. Muchas de las masacres, desapariciones y desplazamientos forzosos en la actualidad están impunes pero, según explicaban voceros de la unidad de restitución.
 
“En 1990, por la falta de tierra y de oportunidades, nos juntamos con varios compañeros para invadir la hacienda Michoacán en La Jagua“, dijo  *Isabel López,  victima del desplazamiento. Después de varios años de ocupación, el 3 de agosto de 1994 el Incora adquirió las 4 mil 700 hectáreas de Mechoacán por 716 millones de pesos, que repartió entre 133 familias de campesinos sin tierra.

Para la Unidad local de Reparación de Victimas, después de sobrevivir meses en la escuela La Victoria de San Isidro, un corregimiento de La Jagua, la tragedia de estos colonos se volvió  un símbolo y la Gobernación del Cesar y el Incora los reubicaron en varios predios de la región.

Otro caso parecido es el que ocurrió a finales de los años 90  en el municipio de San Diego, en la parcelación El Toco por la incursión de las Auc, comandados por John Jairo Esquivel, alias “El Tigre”, quien perpetró alrededor de 13 asesinatos contra pobladores de la zona. “Desde aquel entonces se dieron una serie de masacres, muertes violentas y desplazamiento que provocaron terror entre los habitantes de la región”, explicó la Unidad de Restitución de Tierras.

La mayoría de la comunidad del Toco y los habitantes del corregimiento Los Brasiles fueron  víctimas de continuas incursiones armadas perpetradas por grupos de autodefensa y que posteriormente fueron reconocidas en versiones libres ante la Fiscalía General de la Nación por John Jairo Esquivel alias “El Tigre y Francisco Gaviria alias “Mario”.

El equipo de reparación de victimas es consiente del daño que hizo el accionar de ‘El Tigre’, de ahí que confirme su compromiso con los dolientes de estas masacres: “queremos ratificar nuestro compromiso con las víctimas, que son nuestra razón de ser. A ellos, les decimos que pueden confiar en que trabajaremos cada día con más ahínco, porque conocemos plenamente sus necesidades y somos conscientes del alcance de esta apuesta histórica, tanto para ellos como para el país” dijo Paula Gaviria Betancur, directora nacional de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas.

  • Continúas incursiones armadas perpetradas por grupos de autodefensa posteriormente fueron reconocidas en versiones libres por alias “El Tigre”.
  • “Si esa tierra no tiene esas minas, a nosotros no se nos hubiese hecho lo que nos hicieron”, dijo *Isabel López, desplazada por la violencia. 

General
11 marzo, 2013

Los rastros del alias ‘Tigre’

* Con el fin de conseguir tierras y aumentar sus arcas, John Esquivel Cuadrado, alias ‘El Tigre’ y otros jefes paramilitares, “desgarraron” al departamento del Cesar.


* Con el fin de conseguir tierras y aumentar sus arcas, John Esquivel Cuadrado, alias ‘El Tigre’ y otros jefes paramilitares, “desgarraron” al departamento del Cesar.
 
La violencia que vivió el departamento del Cesar a causa de los grupos armados ilegales, representó, según se ve en los casos presentados ante el Programa de Restitución de Tierras y  la Unidad local de Reparación de Victimas, una disputa de territorio entre la guerrilla y los paramilitares. Según el sumario, denunciado en esta región, era evidencia de que los dos cabecillas usaban como medidor de poder el impacto sangriento que generaban frente a la población civil.
 
“Si esa tierra no tiene esas minas, a nosotros no se nos hubiese hecho lo que nos hicieron”, dice *Isabel López, víctima del desplazamiento que se trasladó a Bosconia, Cesar. En ese lugar vive desde 2004 huyendo de su vereda Mechoacán, en la Jagua de Ibirico. Para ella la disputa de los territorios era por las minas de carbón que aparecían en la zona. “Ellos querían quitarnos todo y así lo hicieron… con muertos con amenazas, con terror”.

En esta siembra de terror, toman importancia personajes de perfil sangriento, como Salvatore Mancuso y John Esquivel Cuadrado, alias ‘El Tigre’, ex jefes de las Autodefensas, quienes por dar un ejemplo, fueron condenados a 16 años y siete meses de prisión por la masacre de La Victoria de San Isidro, en el Cesar.
   
Los Departamentos de Magdalena, Bolívar, Cesar, Córdoba, Sucre y La Guajira; enfrentaron el horror de los grupos paramilitares. A su vez las Farc también arremetían contra la población civil por el temor que generaban las Auc. Muchas de las masacres, desapariciones y desplazamientos forzosos en la actualidad están impunes pero, según explicaban voceros de la unidad de restitución.
 
“En 1990, por la falta de tierra y de oportunidades, nos juntamos con varios compañeros para invadir la hacienda Michoacán en La Jagua“, dijo  *Isabel López,  victima del desplazamiento. Después de varios años de ocupación, el 3 de agosto de 1994 el Incora adquirió las 4 mil 700 hectáreas de Mechoacán por 716 millones de pesos, que repartió entre 133 familias de campesinos sin tierra.

Para la Unidad local de Reparación de Victimas, después de sobrevivir meses en la escuela La Victoria de San Isidro, un corregimiento de La Jagua, la tragedia de estos colonos se volvió  un símbolo y la Gobernación del Cesar y el Incora los reubicaron en varios predios de la región.

Otro caso parecido es el que ocurrió a finales de los años 90  en el municipio de San Diego, en la parcelación El Toco por la incursión de las Auc, comandados por John Jairo Esquivel, alias “El Tigre”, quien perpetró alrededor de 13 asesinatos contra pobladores de la zona. “Desde aquel entonces se dieron una serie de masacres, muertes violentas y desplazamiento que provocaron terror entre los habitantes de la región”, explicó la Unidad de Restitución de Tierras.

La mayoría de la comunidad del Toco y los habitantes del corregimiento Los Brasiles fueron  víctimas de continuas incursiones armadas perpetradas por grupos de autodefensa y que posteriormente fueron reconocidas en versiones libres ante la Fiscalía General de la Nación por John Jairo Esquivel alias “El Tigre y Francisco Gaviria alias “Mario”.

El equipo de reparación de victimas es consiente del daño que hizo el accionar de ‘El Tigre’, de ahí que confirme su compromiso con los dolientes de estas masacres: “queremos ratificar nuestro compromiso con las víctimas, que son nuestra razón de ser. A ellos, les decimos que pueden confiar en que trabajaremos cada día con más ahínco, porque conocemos plenamente sus necesidades y somos conscientes del alcance de esta apuesta histórica, tanto para ellos como para el país” dijo Paula Gaviria Betancur, directora nacional de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas.

  • Continúas incursiones armadas perpetradas por grupos de autodefensa posteriormente fueron reconocidas en versiones libres por alias “El Tigre”.
  • “Si esa tierra no tiene esas minas, a nosotros no se nos hubiese hecho lo que nos hicieron”, dijo *Isabel López, desplazada por la violencia.