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Columnista - 1 febrero, 2018

Los páramos en la política colombiana

Recientemente en un foro ambiental en la U. de los Andes, a los candidatos presidenciales que asistieron les formularon algunas preguntas relacionadas con el mismo. Acertaron Duque y Petro. Esto hay que mirarlo en un contexto más amplio, que trascienda las preguntas. No es coherente que SF, quien nos vendió a Antioquia y Medellín como […]

Recientemente en un foro ambiental en la U. de los Andes, a los candidatos presidenciales que asistieron les formularon algunas preguntas relacionadas con el mismo. Acertaron Duque y Petro. Esto hay que mirarlo en un contexto más amplio, que trascienda las preguntas. No es coherente que SF, quien nos vendió a Antioquia y Medellín como “las más educadas”, no tenga en su currículo interior el tema de los páramos en momentos que el calentamiento global está en la agenda mundial. Un currículo que no incluya este constructo de vida no es funcional; la educación no se hace con eslóganes sino con contenidos críticos.

Por supuesto, este pequeño examen ambiental no lo descalifica para regir los destinos del país, pero sí dice mucho de su cosmovisión acerca de aspectos vitales para gobernar; además, sus disculpas carecieron de humildad, mandó a la periodista a buscar en Google, pero no todo lo que esta página diga es notariable.

Colombia cuenta con el 50 % de los páramos del mundo que abarcan alrededor de tres millones de hectáreas y producen el 70 % del agua potable del país, algunos dicen que más; además, posee el más grande de ellos que es el de Sumapaz. Por eso, los páramos son estratégicos para Colombia y conocer de ellos es tan importante como saber cuál es el PIB o cuánto representan nuestros tributos frente al presupuesto; nuestros paramos valen más que todas nuestras canteras. Imaginemos a un presidente que no sepa cuál es el tamaño es la economía del país que va a gobernar. Sin los páramos el futuro hidrológico del país, y por lo tanto de la vida, estarían en ciernes y sin un conocimiento de nuestras fuentes hídricas es imposible planificar el futuro. Es ahí donde toma importancia el cuestionario en mención.

Un candidato presidencial debe conocer cuáles son las variables que en forma crítica afectarían nuestra supervivencia como país y una de esas es la ambiental, al país lo están desforestando cada día, se está desertificando y las aguas se están contaminando; faltando cuatro meses para las elecciones, cada aspirante ya debería tener estructuradas unas políticas de gobierno, aquí no podemos entrar a improvisar. El valor de los páramos no está cuantificado en los estados financieros de un país, pero sí sus impactos en la evaluación social de los proyectos de la Nación; a un Estado se le mide, más por sus resultados sociales que financieros y no es lo mismo tener un déficit financiero que uno de agua; las cifras macroeconómicas solo les sirven al Banco Mundial y a las calificadoras de riesgos. Este es un tema yugular que está relacionado, en forma excluyente, con la minería que ha sido el eje motor en los programas de gobierno durante los últimos 32 años. Ahora hay que entrar a definir si los próximos gobiernos darán prelación a la minería sobre el agua o viceversa, esa es la apuesta que los colombianos tendremos que hacer en las urnas; esta es una cuestión de fondo, programática, no de coaliciones. Las propuestas de gobierno siempre son reiterativas y clonadas; nadie se ha preocupado por las cuestiones ambientales; será por eso que los aspirantes nada saben de geografía ni de recursos estratégicos. Cuando usted, amigo lector, escuche a un candidato presidencial hablando de medio ambiente, ponga atención porque tiene una preocupación superior, esa es la verdadera locomotora que moverá, no solo a Colombia, sino al mundo.

La mayoría de los candidatos no asistió a este foro, el tema quizás no les interesaba para despacharse o tendrían otras razones. Ya me imagino a Vargas Lleras en un foro sobre vías 4G y vivienda gratis; igual a Marta Lucía Ramírez y Pinzón en un tema sobre familia y seguridad, tópico del agrado, también, de GV y Duque; hablando de “familia”, Ordóñez y Mabel Morales darían cátedra pese a que este núcleo social hace tiempo fue sepultado por el Estado y por el Mercado. La familia hoy, dicen los entendidos, es una tribu de consumidores.
[email protected]

Columnista
1 febrero, 2018

Los páramos en la política colombiana

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

Recientemente en un foro ambiental en la U. de los Andes, a los candidatos presidenciales que asistieron les formularon algunas preguntas relacionadas con el mismo. Acertaron Duque y Petro. Esto hay que mirarlo en un contexto más amplio, que trascienda las preguntas. No es coherente que SF, quien nos vendió a Antioquia y Medellín como […]


Recientemente en un foro ambiental en la U. de los Andes, a los candidatos presidenciales que asistieron les formularon algunas preguntas relacionadas con el mismo. Acertaron Duque y Petro. Esto hay que mirarlo en un contexto más amplio, que trascienda las preguntas. No es coherente que SF, quien nos vendió a Antioquia y Medellín como “las más educadas”, no tenga en su currículo interior el tema de los páramos en momentos que el calentamiento global está en la agenda mundial. Un currículo que no incluya este constructo de vida no es funcional; la educación no se hace con eslóganes sino con contenidos críticos.

Por supuesto, este pequeño examen ambiental no lo descalifica para regir los destinos del país, pero sí dice mucho de su cosmovisión acerca de aspectos vitales para gobernar; además, sus disculpas carecieron de humildad, mandó a la periodista a buscar en Google, pero no todo lo que esta página diga es notariable.

Colombia cuenta con el 50 % de los páramos del mundo que abarcan alrededor de tres millones de hectáreas y producen el 70 % del agua potable del país, algunos dicen que más; además, posee el más grande de ellos que es el de Sumapaz. Por eso, los páramos son estratégicos para Colombia y conocer de ellos es tan importante como saber cuál es el PIB o cuánto representan nuestros tributos frente al presupuesto; nuestros paramos valen más que todas nuestras canteras. Imaginemos a un presidente que no sepa cuál es el tamaño es la economía del país que va a gobernar. Sin los páramos el futuro hidrológico del país, y por lo tanto de la vida, estarían en ciernes y sin un conocimiento de nuestras fuentes hídricas es imposible planificar el futuro. Es ahí donde toma importancia el cuestionario en mención.

Un candidato presidencial debe conocer cuáles son las variables que en forma crítica afectarían nuestra supervivencia como país y una de esas es la ambiental, al país lo están desforestando cada día, se está desertificando y las aguas se están contaminando; faltando cuatro meses para las elecciones, cada aspirante ya debería tener estructuradas unas políticas de gobierno, aquí no podemos entrar a improvisar. El valor de los páramos no está cuantificado en los estados financieros de un país, pero sí sus impactos en la evaluación social de los proyectos de la Nación; a un Estado se le mide, más por sus resultados sociales que financieros y no es lo mismo tener un déficit financiero que uno de agua; las cifras macroeconómicas solo les sirven al Banco Mundial y a las calificadoras de riesgos. Este es un tema yugular que está relacionado, en forma excluyente, con la minería que ha sido el eje motor en los programas de gobierno durante los últimos 32 años. Ahora hay que entrar a definir si los próximos gobiernos darán prelación a la minería sobre el agua o viceversa, esa es la apuesta que los colombianos tendremos que hacer en las urnas; esta es una cuestión de fondo, programática, no de coaliciones. Las propuestas de gobierno siempre son reiterativas y clonadas; nadie se ha preocupado por las cuestiones ambientales; será por eso que los aspirantes nada saben de geografía ni de recursos estratégicos. Cuando usted, amigo lector, escuche a un candidato presidencial hablando de medio ambiente, ponga atención porque tiene una preocupación superior, esa es la verdadera locomotora que moverá, no solo a Colombia, sino al mundo.

La mayoría de los candidatos no asistió a este foro, el tema quizás no les interesaba para despacharse o tendrían otras razones. Ya me imagino a Vargas Lleras en un foro sobre vías 4G y vivienda gratis; igual a Marta Lucía Ramírez y Pinzón en un tema sobre familia y seguridad, tópico del agrado, también, de GV y Duque; hablando de “familia”, Ordóñez y Mabel Morales darían cátedra pese a que este núcleo social hace tiempo fue sepultado por el Estado y por el Mercado. La familia hoy, dicen los entendidos, es una tribu de consumidores.
[email protected]