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Columnista - 15 septiembre, 2016

¡Los niños ya no van a la guerra!

Con todos los protocolos necesarios trece menores de edad comenzaron la salida de las filas de la Farc, lo cual es un paso firme para la implementación del posconflicto y de los acuerdos de paz. Estos niños y adolescentes no son cifras, no son estadísticas ni regresan de un campamento de verano. Tenemos la obligación […]

Con todos los protocolos necesarios trece menores de edad comenzaron la salida de las filas de la Farc, lo cual es un paso firme para la implementación del posconflicto y de los acuerdos de paz. Estos niños y adolescentes no son cifras, no son estadísticas ni regresan de un campamento de verano. Tenemos la obligación como sociedad civil de estar preparados y de no seguir mirando para otras partes en las distintas fases que vienen para el resto de sus vidas, como son la reparación integral e inclusión social. Tenemos que ayudarlos a reconstruir sus identidades, a olvidar y a sacar de sus memorias los duros traumatismos de una guerra cruel y sin sentido.

La prioridad debe ser la reintegración familiar y comunitaria para que empiecen a cerrar heridas con el apoyo solidario de los adultos porque estos niños son nuestra corresponsabilidad… y ya comenzaron a llegar. ¿Tenemos un plan social integral? Esperamos que sí. Se acerca un cambio cultural con entornos protectores y el entendimiento explícito y claro que esta guerra tuvo la chispa en la falta de opciones y oportunidades en la infancia.

Sería imperdonable que olvidemos esta lección y así como vamos a cuidar a los desmovilizados de las Farc, tenemos el reto y la importante misión de proteger a nuestros niños para tener una Colombia grande, libre, respetable y sin limitaciones, por eso el sí a la paz es el compromiso moral de salva vidas. “No se pregunten si quieren la paz; pregúntense por qué quieren guerra”, Jody Williams, Nobel de paz en 1977.

Vamos a pasar la página de la violencia, destrucción y muerte, para abrir el camino del desarme, la esperanza, el perdón, la alegría y de la reconciliación entre los colombianos. Además, es una obligación de conciencia que nuestros niños conozcan por fin la paz, y deben ser tratados y atendidos como víctimas y no victimarios. Este proceso no debe terminar cuando los niños cumplan 18 años y se debe evitar como un gran objetivo que ellos puedan reincidir en la violencia, alentados por los engaños de otros grupos delincuenciales.

En los últimos 17 años alrededor de 6.000 niños salieron de la guerra, especialmente en los departamentos de Antioquia. Meta, Cauca y Caquetá. Estimativos oficiales hablan que 170 niños podrían salir de las filas guerrilleras, de los cuales 70 son niñas. Sin embargo, las Farc manejan otras cifras del orden de 21 menores entre sus filas. Mandela decía que “Quería una sociedad libre y democrática en la que todos podamos vivir en armonía y con iguales posibilidades”. En Colombia queremos lo mismo.

Columnista
15 septiembre, 2016

¡Los niños ya no van a la guerra!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Gustavo Cotez Medina

Con todos los protocolos necesarios trece menores de edad comenzaron la salida de las filas de la Farc, lo cual es un paso firme para la implementación del posconflicto y de los acuerdos de paz. Estos niños y adolescentes no son cifras, no son estadísticas ni regresan de un campamento de verano. Tenemos la obligación […]


Con todos los protocolos necesarios trece menores de edad comenzaron la salida de las filas de la Farc, lo cual es un paso firme para la implementación del posconflicto y de los acuerdos de paz. Estos niños y adolescentes no son cifras, no son estadísticas ni regresan de un campamento de verano. Tenemos la obligación como sociedad civil de estar preparados y de no seguir mirando para otras partes en las distintas fases que vienen para el resto de sus vidas, como son la reparación integral e inclusión social. Tenemos que ayudarlos a reconstruir sus identidades, a olvidar y a sacar de sus memorias los duros traumatismos de una guerra cruel y sin sentido.

La prioridad debe ser la reintegración familiar y comunitaria para que empiecen a cerrar heridas con el apoyo solidario de los adultos porque estos niños son nuestra corresponsabilidad… y ya comenzaron a llegar. ¿Tenemos un plan social integral? Esperamos que sí. Se acerca un cambio cultural con entornos protectores y el entendimiento explícito y claro que esta guerra tuvo la chispa en la falta de opciones y oportunidades en la infancia.

Sería imperdonable que olvidemos esta lección y así como vamos a cuidar a los desmovilizados de las Farc, tenemos el reto y la importante misión de proteger a nuestros niños para tener una Colombia grande, libre, respetable y sin limitaciones, por eso el sí a la paz es el compromiso moral de salva vidas. “No se pregunten si quieren la paz; pregúntense por qué quieren guerra”, Jody Williams, Nobel de paz en 1977.

Vamos a pasar la página de la violencia, destrucción y muerte, para abrir el camino del desarme, la esperanza, el perdón, la alegría y de la reconciliación entre los colombianos. Además, es una obligación de conciencia que nuestros niños conozcan por fin la paz, y deben ser tratados y atendidos como víctimas y no victimarios. Este proceso no debe terminar cuando los niños cumplan 18 años y se debe evitar como un gran objetivo que ellos puedan reincidir en la violencia, alentados por los engaños de otros grupos delincuenciales.

En los últimos 17 años alrededor de 6.000 niños salieron de la guerra, especialmente en los departamentos de Antioquia. Meta, Cauca y Caquetá. Estimativos oficiales hablan que 170 niños podrían salir de las filas guerrilleras, de los cuales 70 son niñas. Sin embargo, las Farc manejan otras cifras del orden de 21 menores entre sus filas. Mandela decía que “Quería una sociedad libre y democrática en la que todos podamos vivir en armonía y con iguales posibilidades”. En Colombia queremos lo mismo.