Por: Indalecio Dangond Baquero

Me preguntaba un amigo en un foro agro empresarial ¿En qué subsectores se están haciendo las grandes inversiones del campo en Colombia? A lo que le respondí: en los cultivos de tardío rendimiento como la palma de aceite, el caucho, el cacao con plátano y forestales como la teca, melina, eucalipto,  roble y acacia. No convencido me volvió a preguntar. ¿Cómo puede invertir una persona en cultivos que comienzan a dar ingresos después de tres o más años?, por cinco razones fundamentales, le respondí: Los créditos bancarios tienen un periodo de gracia igual al periodo improductivo del cultivo, siembras una sola vez y duran produciendo entre 12 y 30 años, la demanda mundial es mayor que la oferta por lo tanto tienes asegurada la comercialización a precios estables, el Gobierno te subsidia hasta el 40% del costo total de la inversión o te exime de impuestos y por último la ONU te expide un certificado de reducción de emisiones por cada tonelada de dióxido de carbono que produzcas, que se convierten en bonos avaluados entre 10 y 15 dólares que puedes vender a los países industrializados que están obligados a disminuir las emisiones de CO2. Dentro de dos años veremos compañías como la Shell girándote 165 dólares anuales por los árboles sembrados en una hectárea en tu finca.

Este negocio de la combinación de cultivos forestales con fines comerciales con cultivos agrícolas o actividades pecuarias es tan rentable, que son las únicas siembras que han tenido un crecimiento importante sostenible en los últimos diez años en este país. La palma viene creciendo en un promedio anual de 30 mil hectáreas, el cacao y el caucho por encima de las cinco mil hectáreas y los forestales en otra cifra similar. Lo triste de todo esto, es que no somos los productores colombianos los que estamos logrando este crecimiento y lucrándonos de estos negocios agrícolas, sino, grandes inversionistas chilenos, españoles, ecuatorianos y fondos de inversión de capital de riesgos americanos y europeos, que se dieron cuenta que en Colombia la tierra se puede adquirir a precio de huevo y los costos de sus inversiones se pueden reducir hasta en un 30% con subsidios del Estado.

Para acórtale la explicación a mi amigo, le hice las siguientes cuentas: mientras los ganaderos en cien hectáreas engordan 200 novillos u ordeñan 100 vacas para ganarse 60 millones de pesos en el año, cultivos como la palma, el caucho y el cacao te producen utilidades superiores a los 300 millones de pesos, en el mismo período. Los forestales además de la venta de la madera y el carbono te generan otros ingresos al combinar la actividad con cultivos de ciclo corto como el ají tabasco, la maracuyá y el frijol o la ganadería entre otros.

En los departamentos del Cesar y la Guajira estos negocios se hacen mucho más atractivos porque los gobiernos locales están entregando un subsidio adicional con recursos de regalías a los inversionistas que inviertan en alianzas estratégicas con pequeños y medianos productores.
Como en todo negocio para garantizar la rentabilidad, debes tener un buen sistema de riego, una semilla certificada y una asistencia técnica garantizada. Lo bueno de estos cultivos no es tanto lo que producen, sino, lo que duran produciendo!.

PD: Celebro la designación del Doctor Juan Camilo Restrepo como nuevo Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, muestra de que en el Gobierno del Presidente Santos, no se viene a improvisar con el sector agropecuario. Acá habrá más ministerio que ministro.