Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 9 junio, 2017

Lo imposible es posible

“… Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios¨. San Lucas 18,27. Aun cuando el contexto del pasaje es el encuentro de Jesús con el joven rico, en torno de la salvación, hay dos puntos de ese diálogo que quisiera rescatar: El primero es que hay cosas que resultan imposibles para los […]

“… Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios¨. San Lucas 18,27.

Aun cuando el contexto del pasaje es el encuentro de Jesús con el joven rico, en torno de la salvación, hay dos puntos de ese diálogo que quisiera rescatar: El primero es que hay cosas que resultan imposibles para los hombres y el otro, es que nada resulta imposible para Dios.

El primer punto, cuando no podemos, es cuando tratamos de hacer todo lo que está en nuestro poder para lograr algo y fracasamos. Cuando nos esforzamos mucho más y seguimos fracasando. Entonces, empezamos a ver que la vida es imposible. Concluimos que no podemos.

Muchos estamos viviendo vidas planas por debajo del propósito de Dios, vidas de fracaso y de desolación en lugar de una vida de descanso y de victoria. La razón es que, alguna vez empezamos a ver que nos era imposible llevar a cabo ciertas metas, sentimos que no lo podíamos hacer; y así, bajo la impresión del yo no puedo, cedimos a la desesperanza. Puede ser que nos esforcemos y luchemos, pero no esperamos llegar a ninguna parte.

Sí comprendemos que realmente es imposible lograr algunas cosas y no obstante, nos decimos: Debo hacerlo y lo haré. Puede que sea imposible para el hombre, y sin embargo, debo hacerlo. Cuando la voluntad renovada empieza a ejercitar todo su poder y con vehemente anhelo y oración, empieza a clamar a Dios, es entonces, cuando Dios comienza a intervenir para hacerlo posible.

Ahora bien, ¿Podemos fracasar, con el corazón lleno de deleite en la ley de Dios y la voluntad determinada para hacer lo recto? Rotundamente sí. Se necesita algo más, no solo deleitarme en él y querer lo que Dios quiere, sino que también debo permitir que su omnipotencia divina lo obre en mi interior. “Dios produce el querer como el hacer por su buena voluntad”.

El segundo punto a considerar, es que todo aquello que sea imposible para nosotros, es posible para Dios. Decía que habiendo aprendido la lección de que es imposible para los hombres, y habiendo renunciado impotente y desesperanzado, viviendo vidas cristianas miserables, sin gozo, fuerza ni victoria, tendremos que humillarnos y aprender la lección que para Dios todo es posible.

Nuestra cotidianidad debe ser un testimonio de que Dios obra imposibilidades. Nuestra vida debe ser una serie de imposibilidades hechas posibles y actuales por el supremo poder de Dios.

Amados amigos: Tenemos un Dios todopoderoso, comprendamos que no necesitamos un poco de su poder, necesitamos toda la omnipotencia de Dios, para guardar nuestro camino e impulsar nuestro destino.

Todo árbol crece sobre la raíz de donde brota; así, nuestras raíces en Dios y su palabra, determinarán la altura, fruto y follaje del árbol de nuestras vidas.

La causa de muchas debilidades de nuestras vidas es que queremos resolverla por nosotros mismos y eventualmente, agregar a Dios como un aditivo útil que suavice las fricciones del camino. No puede ser así, tenemos que ceder un espacio para Dios en nuestra vida y dejar obrar a Dios en nosotros primeramente y a través de nosotros después.

Algunos queremos que Dios nos ayude, mientras continuamos tercamente empecinados en hacerlo a nuestro modo y con nuestros recursos. Es mejor, venir a su presencia y decirle con humildad: “Yo no puedo hacerlo solo, ven, ayúdame, como quieres tú”.

Hoy mi invitación es a reconocer que lo que sea imposible para nosotros, es posible para Dios. Así es menester acercarnos un paso más a Dios, para conocerlo mejor y confiar más en su consejo y dirección. Y si por alguna razón hay situaciones que no podemos resolver, entonces acudamos a él para decirle: “Dios, es posible para ti”.

Formemos una cadena con Dios, adorémosle y confiemos en él como el omnipotente quien todo lo puede, démosle gloria porque el cumplirá todo lo que nos ha prometido.

Recuerda: ¡Todo es posible para Dios! Abrazos y muchas bendiciones…
Por Valerio Mejía Araujo

 

Columnista
9 junio, 2017

Lo imposible es posible

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Valerio Mejía Araújo

“… Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios¨. San Lucas 18,27. Aun cuando el contexto del pasaje es el encuentro de Jesús con el joven rico, en torno de la salvación, hay dos puntos de ese diálogo que quisiera rescatar: El primero es que hay cosas que resultan imposibles para los […]


“… Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios¨. San Lucas 18,27.

Aun cuando el contexto del pasaje es el encuentro de Jesús con el joven rico, en torno de la salvación, hay dos puntos de ese diálogo que quisiera rescatar: El primero es que hay cosas que resultan imposibles para los hombres y el otro, es que nada resulta imposible para Dios.

El primer punto, cuando no podemos, es cuando tratamos de hacer todo lo que está en nuestro poder para lograr algo y fracasamos. Cuando nos esforzamos mucho más y seguimos fracasando. Entonces, empezamos a ver que la vida es imposible. Concluimos que no podemos.

Muchos estamos viviendo vidas planas por debajo del propósito de Dios, vidas de fracaso y de desolación en lugar de una vida de descanso y de victoria. La razón es que, alguna vez empezamos a ver que nos era imposible llevar a cabo ciertas metas, sentimos que no lo podíamos hacer; y así, bajo la impresión del yo no puedo, cedimos a la desesperanza. Puede ser que nos esforcemos y luchemos, pero no esperamos llegar a ninguna parte.

Sí comprendemos que realmente es imposible lograr algunas cosas y no obstante, nos decimos: Debo hacerlo y lo haré. Puede que sea imposible para el hombre, y sin embargo, debo hacerlo. Cuando la voluntad renovada empieza a ejercitar todo su poder y con vehemente anhelo y oración, empieza a clamar a Dios, es entonces, cuando Dios comienza a intervenir para hacerlo posible.

Ahora bien, ¿Podemos fracasar, con el corazón lleno de deleite en la ley de Dios y la voluntad determinada para hacer lo recto? Rotundamente sí. Se necesita algo más, no solo deleitarme en él y querer lo que Dios quiere, sino que también debo permitir que su omnipotencia divina lo obre en mi interior. “Dios produce el querer como el hacer por su buena voluntad”.

El segundo punto a considerar, es que todo aquello que sea imposible para nosotros, es posible para Dios. Decía que habiendo aprendido la lección de que es imposible para los hombres, y habiendo renunciado impotente y desesperanzado, viviendo vidas cristianas miserables, sin gozo, fuerza ni victoria, tendremos que humillarnos y aprender la lección que para Dios todo es posible.

Nuestra cotidianidad debe ser un testimonio de que Dios obra imposibilidades. Nuestra vida debe ser una serie de imposibilidades hechas posibles y actuales por el supremo poder de Dios.

Amados amigos: Tenemos un Dios todopoderoso, comprendamos que no necesitamos un poco de su poder, necesitamos toda la omnipotencia de Dios, para guardar nuestro camino e impulsar nuestro destino.

Todo árbol crece sobre la raíz de donde brota; así, nuestras raíces en Dios y su palabra, determinarán la altura, fruto y follaje del árbol de nuestras vidas.

La causa de muchas debilidades de nuestras vidas es que queremos resolverla por nosotros mismos y eventualmente, agregar a Dios como un aditivo útil que suavice las fricciones del camino. No puede ser así, tenemos que ceder un espacio para Dios en nuestra vida y dejar obrar a Dios en nosotros primeramente y a través de nosotros después.

Algunos queremos que Dios nos ayude, mientras continuamos tercamente empecinados en hacerlo a nuestro modo y con nuestros recursos. Es mejor, venir a su presencia y decirle con humildad: “Yo no puedo hacerlo solo, ven, ayúdame, como quieres tú”.

Hoy mi invitación es a reconocer que lo que sea imposible para nosotros, es posible para Dios. Así es menester acercarnos un paso más a Dios, para conocerlo mejor y confiar más en su consejo y dirección. Y si por alguna razón hay situaciones que no podemos resolver, entonces acudamos a él para decirle: “Dios, es posible para ti”.

Formemos una cadena con Dios, adorémosle y confiemos en él como el omnipotente quien todo lo puede, démosle gloria porque el cumplirá todo lo que nos ha prometido.

Recuerda: ¡Todo es posible para Dios! Abrazos y muchas bendiciones…
Por Valerio Mejía Araujo