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Columnista - 31 agosto, 2016

Lo que divide a Santos, Vargas Lleras y a Uribe

Según las cuentas el superministro Germán Vargas Lleras no se sabe si es “chicha o limonada”, para citar una frase del hoy despreocupado exlíder liberal santandereano, quien ha caído en desgracia política porque en el Senado no es ni “fu ni fa”, pero sigue untado de mucha mermelada clientelista. Es que el tema de “la […]

Según las cuentas el superministro Germán Vargas Lleras no se sabe si es “chicha o limonada”, para citar una frase del hoy despreocupado exlíder liberal santandereano, quien ha caído en desgracia política porque en el Senado no es ni “fu ni fa”, pero sigue untado de mucha mermelada clientelista.

Es que el tema de “la firma del acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera” entre el Gobierno Nacional y las Farc ha provocado una feroz cacería de brujas de ‘sálvese quien pueda’, en la que el senador Álvaro Uribe acrecienta su temor de que en 6 u 8 años más pueda ocurrir lo que pasó en los países vecinos, en donde la izquierda tiene el poder político.

En el mismo tinglado está el Presidente Santos, quien a pesar de su tenacidad por hacer realidad la paz con las Farc se “peleó” con Uribe y hoy ya está distanciado de Vargas Lleras, quien enarbola su bandera presidencial que, según mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan, al final de cuentas lo hará apoyado por Álvaro Uribe.

Que Uribe esté más cerca de Vargas Lleras no es increíble en política, porque ‘los políticos son como los músicos vallenatos: hoy dicen que no y mañana dicen que si’, como diría el presentador radial, Javier Fernández Maestre.

Su intención la ha dado a conocer Vargas Lleras en sus últimas dos declaraciones. Inicialmente cuando Santos lo arrinconó y le ordenó que pusiera en práctica su pericia política por el “si” al plebiscito, él de manera rogada y a regañadientes dijo que acogía el favor especial pedido por el Presidente.
La segunda declaración fue más contundente al manifestar que derrotaría a las Farc en las próximas elecciones y da por descontado que pueda triunfar el “no”. Es que Vargas Lleras y Álvaro Uribe se parecen en política y los dos saben que unidos son imbatibles, a pesar de que los divide el hambre del poder. Hoy también los une su condición de odio a las Farc.
Todas estas coincidencias políticas y con los resultados del plebiscito derrotando al “no”, Vargas Lleras y Uribe podrán empezar a hablar de las estrategias para evitar que las Farc puedan propagar su territorio político sin armas.
A los políticos también les preocupa que en las 23 zonas veredales y los ocho campamentos en donde se concentrarán durante 180 días los 7.200 guerrilleros de las Farc surjan nuevos pueblos con las familias de los guerrilleros, como en La Paz (Cesar), Tibú (Norte de Santander), Remedios, Ituango, Dabeiba (Antioquia), Montañita, Cartagena del Chairá (Caquetá), Puerto Asís (Putumayo); Macarena, Mapiripán, Mesetas, Vistahermosa (Meta), etc.
Mis consejeros observan al Presidente Santos apoyando un candidato presidencial por el Partido Liberal que muchos creen que sería Humberto de La Calle, mientras que otros aseguran que en la lista presidenciable, Santos aún no tiene nombre.
De todas maneras el asunto político se perfila como el más candente en los próximos diez años, de un lado una izquierda reforzada en la vida democrática con las Farc y muy posiblemente con el Eln que entraría en pocos meses, con aforo en sus territorios, y solo dos o tres partidos políticos tradicionales como el Liberal, el Conservador y lo que quede de la U y Cambio radical.
No es la paz ni la guerra, a los políticos los divide es el poder y para conseguirlo se unen hasta con el diablo. Hasta la próxima semana.
[email protected]
@tiochiro

Columnista
31 agosto, 2016

Lo que divide a Santos, Vargas Lleras y a Uribe

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Aquilino Cotes Zuleta

Según las cuentas el superministro Germán Vargas Lleras no se sabe si es “chicha o limonada”, para citar una frase del hoy despreocupado exlíder liberal santandereano, quien ha caído en desgracia política porque en el Senado no es ni “fu ni fa”, pero sigue untado de mucha mermelada clientelista. Es que el tema de “la […]


Según las cuentas el superministro Germán Vargas Lleras no se sabe si es “chicha o limonada”, para citar una frase del hoy despreocupado exlíder liberal santandereano, quien ha caído en desgracia política porque en el Senado no es ni “fu ni fa”, pero sigue untado de mucha mermelada clientelista.

Es que el tema de “la firma del acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera” entre el Gobierno Nacional y las Farc ha provocado una feroz cacería de brujas de ‘sálvese quien pueda’, en la que el senador Álvaro Uribe acrecienta su temor de que en 6 u 8 años más pueda ocurrir lo que pasó en los países vecinos, en donde la izquierda tiene el poder político.

En el mismo tinglado está el Presidente Santos, quien a pesar de su tenacidad por hacer realidad la paz con las Farc se “peleó” con Uribe y hoy ya está distanciado de Vargas Lleras, quien enarbola su bandera presidencial que, según mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan, al final de cuentas lo hará apoyado por Álvaro Uribe.

Que Uribe esté más cerca de Vargas Lleras no es increíble en política, porque ‘los políticos son como los músicos vallenatos: hoy dicen que no y mañana dicen que si’, como diría el presentador radial, Javier Fernández Maestre.

Su intención la ha dado a conocer Vargas Lleras en sus últimas dos declaraciones. Inicialmente cuando Santos lo arrinconó y le ordenó que pusiera en práctica su pericia política por el “si” al plebiscito, él de manera rogada y a regañadientes dijo que acogía el favor especial pedido por el Presidente.
La segunda declaración fue más contundente al manifestar que derrotaría a las Farc en las próximas elecciones y da por descontado que pueda triunfar el “no”. Es que Vargas Lleras y Álvaro Uribe se parecen en política y los dos saben que unidos son imbatibles, a pesar de que los divide el hambre del poder. Hoy también los une su condición de odio a las Farc.
Todas estas coincidencias políticas y con los resultados del plebiscito derrotando al “no”, Vargas Lleras y Uribe podrán empezar a hablar de las estrategias para evitar que las Farc puedan propagar su territorio político sin armas.
A los políticos también les preocupa que en las 23 zonas veredales y los ocho campamentos en donde se concentrarán durante 180 días los 7.200 guerrilleros de las Farc surjan nuevos pueblos con las familias de los guerrilleros, como en La Paz (Cesar), Tibú (Norte de Santander), Remedios, Ituango, Dabeiba (Antioquia), Montañita, Cartagena del Chairá (Caquetá), Puerto Asís (Putumayo); Macarena, Mapiripán, Mesetas, Vistahermosa (Meta), etc.
Mis consejeros observan al Presidente Santos apoyando un candidato presidencial por el Partido Liberal que muchos creen que sería Humberto de La Calle, mientras que otros aseguran que en la lista presidenciable, Santos aún no tiene nombre.
De todas maneras el asunto político se perfila como el más candente en los próximos diez años, de un lado una izquierda reforzada en la vida democrática con las Farc y muy posiblemente con el Eln que entraría en pocos meses, con aforo en sus territorios, y solo dos o tres partidos políticos tradicionales como el Liberal, el Conservador y lo que quede de la U y Cambio radical.
No es la paz ni la guerra, a los políticos los divide es el poder y para conseguirlo se unen hasta con el diablo. Hasta la próxima semana.
[email protected]
@tiochiro