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Columnista - 9 abril, 2018

Las torpezas de Petro

La campaña progresista ha entrado en una etapa de definiciones y Gustavo Petro, pese a mantener el segundo lugar en las encuestas, ya no tiene seguro el puesto en segunda vuelta, entre otras porque Sergio Fajardo se ha recuperado y Germán Vargas Lleras, a quien muchos daban por muerto, ha sumado apoyos importantes y comienza […]

La campaña progresista ha entrado en una etapa de definiciones y Gustavo Petro, pese a mantener el segundo lugar en las encuestas, ya no tiene seguro el puesto en segunda vuelta, entre otras porque Sergio Fajardo se ha recuperado y Germán Vargas Lleras, a quien muchos daban por muerto, ha sumado apoyos importantes y comienza a crecer. Pero más que todo, es por Petro, insiste en su discurso extremista y este lo lleva a cometer errores, motivados por el impulso, como ocurrió esta semana al subir a twitter un falso video de su rival Iván Duque, con Poncho Zuleta haciendo alegorías a los paramilitares, que lo obligó a pedir disculpas a las pocas horas, no sé si fue premeditado o un error de cálculo, pero de manera viral se convirtió en una ofensa a la región, tan golpeada por el flagelo del paramilitarismo, auspiciado por muchos empresarios y ganaderos que nunca entendieron la dimensión de impulsar una máquina de muerte, solo por salvar sus propios intereses.

Una jugada poco inteligente, es seguir echándole sal a la herida y le resta votos en una zona que quiere dejar atrás ese mal recuerdo y prefiere concentrarse en un discurso de futuro, con soluciones a muchos problemas como: el alto índice de desempleo, el éxodo venezolano, la inseguridad, la crisis del campo y la poca competitividad.

De ñapa, Petro insiste en concentrar su propuesta en el tema Uribe, satanizándolo y al tiempo, catapultando a Iván Duque; hoy el mejor jefe de debate del candidato uribista es Petro y en su campaña parecen no darse cuenta, hasta en el debate de El Heraldo cometió el error de atacarlo y el efecto fue convertirlo en celebridad.

Si Petro no quiere descender y que la próxima encuesta le pase factura, debe abandonar el discurso de rabia y venganza, promovido por su senador estrella Gustavo Bolívar, que pregona en cada plaza pública que encarcelará a Uribe, algo sin fundamento y muy difícil de lograr, sin contar con las mayorías en el legislativo. Ganaría más, concentrándose en hablarle a la gente de disminuir la brecha social, insistir en la propuesta de energías limpias, mostrarse un poco más fresco y cercano a ese pueblo que ve en él una esperanza para salir del continuismo de 16 años Uribe-Santos y desmarcarse definitivamente de las ideas radicales para que no lo asocien con el fenómeno venezolano; si logra calmarse un poco, ser menos impulsivo y más cercano a los medios de comunicación, puede mantener su lugar y esperar a ver qué pasa en segunda, pero como va, le ocurrirá lo mismo que a Antanas Mockus en el 2010, por sus propios errores, perdió con Santos después de ir encima en las encuestas, acabó la ola verde y de paso, le negó un futuro distinto al país.

Columnista
9 abril, 2018

Las torpezas de Petro

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jacobo Solano Cerchiaro

La campaña progresista ha entrado en una etapa de definiciones y Gustavo Petro, pese a mantener el segundo lugar en las encuestas, ya no tiene seguro el puesto en segunda vuelta, entre otras porque Sergio Fajardo se ha recuperado y Germán Vargas Lleras, a quien muchos daban por muerto, ha sumado apoyos importantes y comienza […]


La campaña progresista ha entrado en una etapa de definiciones y Gustavo Petro, pese a mantener el segundo lugar en las encuestas, ya no tiene seguro el puesto en segunda vuelta, entre otras porque Sergio Fajardo se ha recuperado y Germán Vargas Lleras, a quien muchos daban por muerto, ha sumado apoyos importantes y comienza a crecer. Pero más que todo, es por Petro, insiste en su discurso extremista y este lo lleva a cometer errores, motivados por el impulso, como ocurrió esta semana al subir a twitter un falso video de su rival Iván Duque, con Poncho Zuleta haciendo alegorías a los paramilitares, que lo obligó a pedir disculpas a las pocas horas, no sé si fue premeditado o un error de cálculo, pero de manera viral se convirtió en una ofensa a la región, tan golpeada por el flagelo del paramilitarismo, auspiciado por muchos empresarios y ganaderos que nunca entendieron la dimensión de impulsar una máquina de muerte, solo por salvar sus propios intereses.

Una jugada poco inteligente, es seguir echándole sal a la herida y le resta votos en una zona que quiere dejar atrás ese mal recuerdo y prefiere concentrarse en un discurso de futuro, con soluciones a muchos problemas como: el alto índice de desempleo, el éxodo venezolano, la inseguridad, la crisis del campo y la poca competitividad.

De ñapa, Petro insiste en concentrar su propuesta en el tema Uribe, satanizándolo y al tiempo, catapultando a Iván Duque; hoy el mejor jefe de debate del candidato uribista es Petro y en su campaña parecen no darse cuenta, hasta en el debate de El Heraldo cometió el error de atacarlo y el efecto fue convertirlo en celebridad.

Si Petro no quiere descender y que la próxima encuesta le pase factura, debe abandonar el discurso de rabia y venganza, promovido por su senador estrella Gustavo Bolívar, que pregona en cada plaza pública que encarcelará a Uribe, algo sin fundamento y muy difícil de lograr, sin contar con las mayorías en el legislativo. Ganaría más, concentrándose en hablarle a la gente de disminuir la brecha social, insistir en la propuesta de energías limpias, mostrarse un poco más fresco y cercano a ese pueblo que ve en él una esperanza para salir del continuismo de 16 años Uribe-Santos y desmarcarse definitivamente de las ideas radicales para que no lo asocien con el fenómeno venezolano; si logra calmarse un poco, ser menos impulsivo y más cercano a los medios de comunicación, puede mantener su lugar y esperar a ver qué pasa en segunda, pero como va, le ocurrirá lo mismo que a Antanas Mockus en el 2010, por sus propios errores, perdió con Santos después de ir encima en las encuestas, acabó la ola verde y de paso, le negó un futuro distinto al país.