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Editorial - 27 noviembre, 2011

Las temeridades del ex Presidente Uribe

El ex presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, le ha demostrado al país que no se quedará quieto luego de su salida del poder, que ejerció por ocho años en uno de los casos excepcionales de nuestra historia. Ante la orfandad del poder, Uribe Vélez ha escogido un estilo aguerrido y atrevido para defender […]

El ex presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, le ha demostrado al país que no se quedará quieto luego de su salida del poder, que ejerció por ocho años en uno de los casos excepcionales de nuestra historia.
Ante la orfandad del poder, Uribe Vélez ha escogido un estilo aguerrido y atrevido para defender su obra de gobierno, polémica por cierto; y en esa forma particular de defender su gestión y sus ideas, se ha enfrentado al expresidente Andrés Pastrana, al expresidente Cesar Gaviria Trujillo, al expresidente Ernesto Samper Pizano, y también y con mucha vehemencia al actual Presidente, Juan Manuel Santos, quien fuera su Ministro de Defensa.
En el plano interno, las polémicas del ex presidente se fueron tornando normales y servían de alimento a la controversia política, entre partidarios del ex presidente y los del actual mandatario, Santos Calderón. Uribe no le perdona a Santos la designación de Vargas Lleras, Rafael Pardo, Juan Camilo Restrepo, en el gabinete, como tampoco ve bien la posición del gobierno actual sobre el tema de las víctimas, la ley de tierras y el manejo de muchos temas del país, incluyendo las relaciones internacionales, entre otros.
En el país, han sido normales los enfrentamientos verbales entre los expresidentes, no obstante, esta semana ocurrió un hecho que se sale de esa normalidad: Uribe Vélez se reunió con líderes de la oposición al gobierno del Presidente Chávez, en Venezuela, a quienes pidió que rechazaran el manejo que Santos Calderón le ha dado a sus relaciones con Chávez Frías, en una clara intervención en los asuntos internos de otros país y un hecho grave para el manejo de las relaciones entre los gobiernos de Caracas y Bogotá.
Con mucha razón las declaraciones de Uribe y la reunión misma con algunos miembros de la oposición a Chávez ha sido mal recibida en Colombia, y también en Venezuela.
En Venezuela, ya que a pesar de la creciente oposición, Chávez cuenta con una buena base popular y una gran aceptación luego de varios años de gobierno  con muchas posibilidades de volver a ser reelegido. Pero, además, en América Latina, no son bien recibidas esas intervenciones que polarizan, aún más, a la vida de estos países.
Y en Colombia, el revuelo no ha podido ser mayor. En primer, siendo pragmáticos, por el buen manejo que Santos Calderón le ha dado, de la mano de la canciller, María Ángela Holguín, a las relaciones con Venezuela y Ecuador. Pero, especialmente con el primer país, Santos logró restablecer las relaciones comerciales y ha sabido sobrellevar las relaciones con un gobierno populista e impredecible, como el de Chávez.
Y, en segundo término, porque con su actuación Uribe Vélez rompe una tradición de respeto de todos los expresidentes a que las relaciones del país se manejen con criterio nacional y patriótico, por encima de los partidos y – por supuesto- su dirección está, por Constitución y por Ley, en cabeza del Presidente de la República y su Ministro de Relaciones Exteriores.
Somos conscientes de los derechos del expresidente Uribe a expresar sus opiniones, pero las mismas no deben afectar los intereses nacionales; y – en este caso- ha sobrepasado los límites. Esperamos que lo sucedido no afecte el desarrollo de las reuniones previstas entre los presidentes Santos Calderón y Chávez Frías, y que las relaciones entre los dos países se sigan desarrollando en el respeto, la autonomía y la independencia que condicionan la diplomacia.  Los intereses de los dos pueblos hermanos deben estar por encima de los vaivenes de la política interna de ambos países.

Editorial
27 noviembre, 2011

Las temeridades del ex Presidente Uribe

El ex presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, le ha demostrado al país que no se quedará quieto luego de su salida del poder, que ejerció por ocho años en uno de los casos excepcionales de nuestra historia. Ante la orfandad del poder, Uribe Vélez ha escogido un estilo aguerrido y atrevido para defender […]


El ex presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, le ha demostrado al país que no se quedará quieto luego de su salida del poder, que ejerció por ocho años en uno de los casos excepcionales de nuestra historia.
Ante la orfandad del poder, Uribe Vélez ha escogido un estilo aguerrido y atrevido para defender su obra de gobierno, polémica por cierto; y en esa forma particular de defender su gestión y sus ideas, se ha enfrentado al expresidente Andrés Pastrana, al expresidente Cesar Gaviria Trujillo, al expresidente Ernesto Samper Pizano, y también y con mucha vehemencia al actual Presidente, Juan Manuel Santos, quien fuera su Ministro de Defensa.
En el plano interno, las polémicas del ex presidente se fueron tornando normales y servían de alimento a la controversia política, entre partidarios del ex presidente y los del actual mandatario, Santos Calderón. Uribe no le perdona a Santos la designación de Vargas Lleras, Rafael Pardo, Juan Camilo Restrepo, en el gabinete, como tampoco ve bien la posición del gobierno actual sobre el tema de las víctimas, la ley de tierras y el manejo de muchos temas del país, incluyendo las relaciones internacionales, entre otros.
En el país, han sido normales los enfrentamientos verbales entre los expresidentes, no obstante, esta semana ocurrió un hecho que se sale de esa normalidad: Uribe Vélez se reunió con líderes de la oposición al gobierno del Presidente Chávez, en Venezuela, a quienes pidió que rechazaran el manejo que Santos Calderón le ha dado a sus relaciones con Chávez Frías, en una clara intervención en los asuntos internos de otros país y un hecho grave para el manejo de las relaciones entre los gobiernos de Caracas y Bogotá.
Con mucha razón las declaraciones de Uribe y la reunión misma con algunos miembros de la oposición a Chávez ha sido mal recibida en Colombia, y también en Venezuela.
En Venezuela, ya que a pesar de la creciente oposición, Chávez cuenta con una buena base popular y una gran aceptación luego de varios años de gobierno  con muchas posibilidades de volver a ser reelegido. Pero, además, en América Latina, no son bien recibidas esas intervenciones que polarizan, aún más, a la vida de estos países.
Y en Colombia, el revuelo no ha podido ser mayor. En primer, siendo pragmáticos, por el buen manejo que Santos Calderón le ha dado, de la mano de la canciller, María Ángela Holguín, a las relaciones con Venezuela y Ecuador. Pero, especialmente con el primer país, Santos logró restablecer las relaciones comerciales y ha sabido sobrellevar las relaciones con un gobierno populista e impredecible, como el de Chávez.
Y, en segundo término, porque con su actuación Uribe Vélez rompe una tradición de respeto de todos los expresidentes a que las relaciones del país se manejen con criterio nacional y patriótico, por encima de los partidos y – por supuesto- su dirección está, por Constitución y por Ley, en cabeza del Presidente de la República y su Ministro de Relaciones Exteriores.
Somos conscientes de los derechos del expresidente Uribe a expresar sus opiniones, pero las mismas no deben afectar los intereses nacionales; y – en este caso- ha sobrepasado los límites. Esperamos que lo sucedido no afecte el desarrollo de las reuniones previstas entre los presidentes Santos Calderón y Chávez Frías, y que las relaciones entre los dos países se sigan desarrollando en el respeto, la autonomía y la independencia que condicionan la diplomacia.  Los intereses de los dos pueblos hermanos deben estar por encima de los vaivenes de la política interna de ambos países.