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Columnista - 14 septiembre, 2017

La visita papal superó todas las expectativas

“Y quise venir hasta aquí para decirles que no están solos, que somos muchos los que queremos acompañarlos en este paso; este viaje quiere ser un aliciente para ustedes, un aporte que en algo allane el camino hacia la reconciliación y la paz”. Esta frase del Papa Francisco deja en evidencia que su visita a […]

“Y quise venir hasta aquí para decirles que no están solos, que somos muchos los que queremos acompañarlos en este paso; este viaje quiere ser un aliciente para ustedes, un aporte que en algo allane el camino hacia la reconciliación y la paz”. Esta frase del Papa Francisco deja en evidencia que su visita a Colombia fue un rotundo espaldarazo a los procesos de paz del presidente JM Santos. Personalmente estoy contento de ser uno de los muchos que hemos apoyado su perseverancia para lograr vivir sin guerra fraternal.

Pienso que el Papa Francisco nunca ni siquiera había imaginado el grandísimo respeto y aprecio   que le profesamos los colombianos. No es para menos teniendo en cuenta que es el primer personaje no europeo investido como jerarca supremo del catolicismo, cuando era cardenal arzobispo de Buenos Aires, Argentina, a quien se le conocía su ideología y moral bastante antagónica a todas las religiones tradicionales. Como máximo obispo de la iglesia católica y jefe soberano del minúsculo pero opulento Estado  del Vaticano enclavado en Roma, capital de  Italia, ha conquistado la simpatía de la mayoría de los feligreses de las distintas cofradías   eclesiásticas por el pragmatismo y sinceridad de sus prédicas apostólicas cotidianas, que calan profundamente en la gente por ser  verdades fehacientes; por ejemplo, cuando el papa Francisco, dijo: “No es necesario creer en Dios  para ser una buena persona. En cierta forma, la idea tradicional de Dios no está actualizada. Uno puede ser espiritual pero no religioso. No es necesario ir a la iglesia y dar dinero. Para muchos, la naturaleza puede ser una iglesia. Algunas de las mejores personas en la historia no creían en Dios, mientras que muchos de los peores actos se hicieron en su nombre”.

En fin, ante la monumental benevolencia del Papa Francisco, lo visible es que su amplia visita a nuestro país superó todas las expectativas y enmudeció a sus críticos porque saben que tendrían poco eco si refutaran  la gran realidad que con tanta devoción pregona el sumo pontífice de la iglesia católica, nadie ni a ningún otro jerarca religioso le quedan argumentos válidos para contradecirlo.

Algunos de los intransigentes opositores del presidente JM Santos, para seguir opinando terminaron alabando las virtudes  espirituales del Papa Francisco, pero ya la gente sabe que son cizañeros  y a ellos les chanta muy bien aquello de que: “Cuidado con los hipócritas. Se disfrazan de buenos”. Esto también lo dijo el Papa Francisco.

Por José Romero Churio

Columnista
14 septiembre, 2017

La visita papal superó todas las expectativas

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Romero Churio

“Y quise venir hasta aquí para decirles que no están solos, que somos muchos los que queremos acompañarlos en este paso; este viaje quiere ser un aliciente para ustedes, un aporte que en algo allane el camino hacia la reconciliación y la paz”. Esta frase del Papa Francisco deja en evidencia que su visita a […]


“Y quise venir hasta aquí para decirles que no están solos, que somos muchos los que queremos acompañarlos en este paso; este viaje quiere ser un aliciente para ustedes, un aporte que en algo allane el camino hacia la reconciliación y la paz”. Esta frase del Papa Francisco deja en evidencia que su visita a Colombia fue un rotundo espaldarazo a los procesos de paz del presidente JM Santos. Personalmente estoy contento de ser uno de los muchos que hemos apoyado su perseverancia para lograr vivir sin guerra fraternal.

Pienso que el Papa Francisco nunca ni siquiera había imaginado el grandísimo respeto y aprecio   que le profesamos los colombianos. No es para menos teniendo en cuenta que es el primer personaje no europeo investido como jerarca supremo del catolicismo, cuando era cardenal arzobispo de Buenos Aires, Argentina, a quien se le conocía su ideología y moral bastante antagónica a todas las religiones tradicionales. Como máximo obispo de la iglesia católica y jefe soberano del minúsculo pero opulento Estado  del Vaticano enclavado en Roma, capital de  Italia, ha conquistado la simpatía de la mayoría de los feligreses de las distintas cofradías   eclesiásticas por el pragmatismo y sinceridad de sus prédicas apostólicas cotidianas, que calan profundamente en la gente por ser  verdades fehacientes; por ejemplo, cuando el papa Francisco, dijo: “No es necesario creer en Dios  para ser una buena persona. En cierta forma, la idea tradicional de Dios no está actualizada. Uno puede ser espiritual pero no religioso. No es necesario ir a la iglesia y dar dinero. Para muchos, la naturaleza puede ser una iglesia. Algunas de las mejores personas en la historia no creían en Dios, mientras que muchos de los peores actos se hicieron en su nombre”.

En fin, ante la monumental benevolencia del Papa Francisco, lo visible es que su amplia visita a nuestro país superó todas las expectativas y enmudeció a sus críticos porque saben que tendrían poco eco si refutaran  la gran realidad que con tanta devoción pregona el sumo pontífice de la iglesia católica, nadie ni a ningún otro jerarca religioso le quedan argumentos válidos para contradecirlo.

Algunos de los intransigentes opositores del presidente JM Santos, para seguir opinando terminaron alabando las virtudes  espirituales del Papa Francisco, pero ya la gente sabe que son cizañeros  y a ellos les chanta muy bien aquello de que: “Cuidado con los hipócritas. Se disfrazan de buenos”. Esto también lo dijo el Papa Francisco.

Por José Romero Churio