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Columnista - 16 enero, 2017

La sorprendente Suiza

Encontrándome con mi familia en Pueblo Bello (Cesar), me di a la tarea de visitar a mi buen amigo Carlos Arlant quien me habló de su juventud y de su vasta experiencia como marinero, de su grande admiración por Suiza, atractivo país de Europa conocido, entre otras cosas, por la fabricación de relojes de alta […]

Encontrándome con mi familia en Pueblo Bello (Cesar), me di a la tarea de visitar a mi buen amigo Carlos Arlant quien me habló de su juventud y de su vasta experiencia como marinero, de su grande admiración por Suiza, atractivo país de Europa conocido, entre otras cosas, por la fabricación de relojes de alta precisión, sus quesos, los Alpes, y el tenista Roger Federer.

Pues bien, corroborando la admiración que mi casual contertulio, profesa por Suiza, me encontré con la noticia, que consideré, de los hechos más destacados del año 2016, y que quiero compartir con ustedes en este nuevo año. Sucede que Suiza sometió a referendo popular, la propuesta para establecer un ingreso básico incondicional para toda su población, consistente en el pago mensual de 2.500 francos suizos (US 2.500 y aproximadamente unos $7,500.000 devaluados pesos colombianos para cada adulto, y 625 francos suizos por cada niño, aproximadamente $1,870.000 mil pesos colombianos, incluido a los extranjeros con no menos de cinco años de residencia en el país. Los defensores de la propuesta expresaron que sería una forma de combatir la pobreza y la desigualdad en el país. Los opositores consideraron que la propuesta desestimularía la actividad laboral. Pues bien, los resultados de esta consulta popular, no pudieron ser más sorprendentes, tomando en cuenta que en los grandes cantones suizos como es el caso de Zúrich, Lucerna, Grisones, Valais, triunfó el No, por abrumadora mayoría. El resultado final fue el siguiente: 23.1% por el Sí, contra el 76.9% por el No.

La tristeza para los impulsores de la iniciativa no se hizo esperar, en contraste con la declaración del señor Ronald A. Müller, director de la Unión Patronal Suiza, quien alabó el carácter razonable del pueblo suizo, pues consideró que la iniciativa era inviable y demasiado cara.

Trasladándonos al plano de lo doméstico, este hecho podría tener alguna relación, con la opinión del alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, quien critica al vicepresidente Germán Vargas Lleras de “humillar a los pobres” con la entrega de viviendas de interés social que realiza en todo el país y calificó estos eventos como parte de una “campaña política” – y agrega, “Eso es pura politiquería. Él se aprovecha de la gente pobre, los humilla y los lleva allá para entregarles una llave de un apartamento cuando es obligación del Estado la dotación de vivienda”.

El asunto es bastante interesante, toda vez que pone de relieve, una vez más, el tema de los subsidios, tales como: Familias en acción, vivienda, desempleo, Sisben entre otros, utilizados inescrupulosamente con fines clientelistas, al tiempo que pone de relieve la utopía de los llamados Estados asistencialistas.

[email protected]

Columnista
16 enero, 2017

La sorprendente Suiza

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Dario Arregoces

Encontrándome con mi familia en Pueblo Bello (Cesar), me di a la tarea de visitar a mi buen amigo Carlos Arlant quien me habló de su juventud y de su vasta experiencia como marinero, de su grande admiración por Suiza, atractivo país de Europa conocido, entre otras cosas, por la fabricación de relojes de alta […]


Encontrándome con mi familia en Pueblo Bello (Cesar), me di a la tarea de visitar a mi buen amigo Carlos Arlant quien me habló de su juventud y de su vasta experiencia como marinero, de su grande admiración por Suiza, atractivo país de Europa conocido, entre otras cosas, por la fabricación de relojes de alta precisión, sus quesos, los Alpes, y el tenista Roger Federer.

Pues bien, corroborando la admiración que mi casual contertulio, profesa por Suiza, me encontré con la noticia, que consideré, de los hechos más destacados del año 2016, y que quiero compartir con ustedes en este nuevo año. Sucede que Suiza sometió a referendo popular, la propuesta para establecer un ingreso básico incondicional para toda su población, consistente en el pago mensual de 2.500 francos suizos (US 2.500 y aproximadamente unos $7,500.000 devaluados pesos colombianos para cada adulto, y 625 francos suizos por cada niño, aproximadamente $1,870.000 mil pesos colombianos, incluido a los extranjeros con no menos de cinco años de residencia en el país. Los defensores de la propuesta expresaron que sería una forma de combatir la pobreza y la desigualdad en el país. Los opositores consideraron que la propuesta desestimularía la actividad laboral. Pues bien, los resultados de esta consulta popular, no pudieron ser más sorprendentes, tomando en cuenta que en los grandes cantones suizos como es el caso de Zúrich, Lucerna, Grisones, Valais, triunfó el No, por abrumadora mayoría. El resultado final fue el siguiente: 23.1% por el Sí, contra el 76.9% por el No.

La tristeza para los impulsores de la iniciativa no se hizo esperar, en contraste con la declaración del señor Ronald A. Müller, director de la Unión Patronal Suiza, quien alabó el carácter razonable del pueblo suizo, pues consideró que la iniciativa era inviable y demasiado cara.

Trasladándonos al plano de lo doméstico, este hecho podría tener alguna relación, con la opinión del alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, quien critica al vicepresidente Germán Vargas Lleras de “humillar a los pobres” con la entrega de viviendas de interés social que realiza en todo el país y calificó estos eventos como parte de una “campaña política” – y agrega, “Eso es pura politiquería. Él se aprovecha de la gente pobre, los humilla y los lleva allá para entregarles una llave de un apartamento cuando es obligación del Estado la dotación de vivienda”.

El asunto es bastante interesante, toda vez que pone de relieve, una vez más, el tema de los subsidios, tales como: Familias en acción, vivienda, desempleo, Sisben entre otros, utilizados inescrupulosamente con fines clientelistas, al tiempo que pone de relieve la utopía de los llamados Estados asistencialistas.

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