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Columnista - 28 febrero, 2017

La sombra del olvido

La magia y exuberancia  natural del departamento de La Guajira, olvidada y marginada históricamente por dirigentes centrales y de su región, está gravemente lesionada, el orgullo guajiro ha sido humillado. Contradictoriamente los habitantes de esta exótica  tierra viven en extrema pobreza, dentro de un territorio lleno de riquezas naturales que se han evaporado en manos del […]

La magia y exuberancia  natural del departamento de La Guajira, olvidada y marginada históricamente por dirigentes centrales y de su región, está gravemente lesionada, el orgullo guajiro ha sido humillado.

Contradictoriamente los habitantes de esta exótica  tierra viven en extrema pobreza, dentro de un territorio lleno de riquezas naturales que se han evaporado en manos del contubernio, gobierno central y el peninsular, pobreza acentuada por la crisis venezolana, quien nos ayudaba a paliar este mal endémico.

El solapado gobierno de Bogotá declaró a los dirigentes guajiros  incapaces de administrar sus dineros, siendo también ellos cómplices de la situación de hambre y sed que vive la provincia de Padilla, creando inestabilidad administrativa, las ordenes tendrán que venir de la fría y autista capital, ignorantes ellos, de las necesidades más urgentes de este pueblo.

Ante la carencia de verraquera, liderazgo y sensibilidad de los congresistas guajiros, tal vez por ser cómplices, para denunciar estos hechos vergonzosos, este clamor  de vida tuvieron que asumirlo nuestros músicos quienes a través de sus canciones, ya antológicas, le dijeron al mundo lo que está sucediendo en este lugar de Colombia, sin que nadie escuchara estos lamentos, estos cantos hoy son la conciencia crítica de lo que está sucediendo en esta provincia, es el documento más valioso de este robo continuado que se venía cometiendo desde tiempos inmemoriales.
‘La dama guajira’, 1986, canción de Hernando Marín la compuso por la entrega de los carbones del Cerrejón a una multinacional gringa, así lo denunciaba:

“Ahora la dama tiene plata /viene el galán a su casa y promete quererla/
Claro tiene el gas es una ganga/ la sal de Manaure y su carbón de piedra/
Pa’ los gringos pa’ los yanquis, ay su carbón de piedra /
y a nosotros nos dejan viendo candela”.

Romualdo Brito, versátil compositor guajiro, también se interesó por las denuncias ante situación calamitosa de su pueblo, en su momento  lanzó su voz de protesta ante el mundo y clamó: “Volvieron los gallinazos”, en referencia clara a las negociaciones oscuras que hizo el gobierno con los carbones del Cerrejón:

“Volvieron  los gallinazos a mi querida Colombia que es todo un amor/
dicen que vienen del norte, dicen que vienen cambiando engaño por carbón/
no pensé que mi Guajira virginal y bendecida por el gran creador /
de nuevo iba ser vendida por la mente pervertida del poder creador”.

Con el canto ‘La sombra del olvido’ el compositor y rey de piquería vallenata, Julio Salas, manifestó su inconformidad en el concurso de canción inédita del pasado Festival Vallenato para denunciar que los niños wayuu están muriendo de hambre:
“De allá de mi Guajira donde nace el sol/
con el alma en la mano pidiendo justicia/
por un pueblo que muere en el olvido y no hay razón/
hoy mueren nuestros hijos por un plato de comida/
por un vaso de agua que tristeza que dolor/
Hoy los wayuu pedimos más respeto por la vida/
pues a nadie le importa lo que pasa en mi región”.

Columnista
28 febrero, 2017

La sombra del olvido

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Celso Guerra Gutiérrez

La magia y exuberancia  natural del departamento de La Guajira, olvidada y marginada históricamente por dirigentes centrales y de su región, está gravemente lesionada, el orgullo guajiro ha sido humillado. Contradictoriamente los habitantes de esta exótica  tierra viven en extrema pobreza, dentro de un territorio lleno de riquezas naturales que se han evaporado en manos del […]


La magia y exuberancia  natural del departamento de La Guajira, olvidada y marginada históricamente por dirigentes centrales y de su región, está gravemente lesionada, el orgullo guajiro ha sido humillado.

Contradictoriamente los habitantes de esta exótica  tierra viven en extrema pobreza, dentro de un territorio lleno de riquezas naturales que se han evaporado en manos del contubernio, gobierno central y el peninsular, pobreza acentuada por la crisis venezolana, quien nos ayudaba a paliar este mal endémico.

El solapado gobierno de Bogotá declaró a los dirigentes guajiros  incapaces de administrar sus dineros, siendo también ellos cómplices de la situación de hambre y sed que vive la provincia de Padilla, creando inestabilidad administrativa, las ordenes tendrán que venir de la fría y autista capital, ignorantes ellos, de las necesidades más urgentes de este pueblo.

Ante la carencia de verraquera, liderazgo y sensibilidad de los congresistas guajiros, tal vez por ser cómplices, para denunciar estos hechos vergonzosos, este clamor  de vida tuvieron que asumirlo nuestros músicos quienes a través de sus canciones, ya antológicas, le dijeron al mundo lo que está sucediendo en este lugar de Colombia, sin que nadie escuchara estos lamentos, estos cantos hoy son la conciencia crítica de lo que está sucediendo en esta provincia, es el documento más valioso de este robo continuado que se venía cometiendo desde tiempos inmemoriales.
‘La dama guajira’, 1986, canción de Hernando Marín la compuso por la entrega de los carbones del Cerrejón a una multinacional gringa, así lo denunciaba:

“Ahora la dama tiene plata /viene el galán a su casa y promete quererla/
Claro tiene el gas es una ganga/ la sal de Manaure y su carbón de piedra/
Pa’ los gringos pa’ los yanquis, ay su carbón de piedra /
y a nosotros nos dejan viendo candela”.

Romualdo Brito, versátil compositor guajiro, también se interesó por las denuncias ante situación calamitosa de su pueblo, en su momento  lanzó su voz de protesta ante el mundo y clamó: “Volvieron los gallinazos”, en referencia clara a las negociaciones oscuras que hizo el gobierno con los carbones del Cerrejón:

“Volvieron  los gallinazos a mi querida Colombia que es todo un amor/
dicen que vienen del norte, dicen que vienen cambiando engaño por carbón/
no pensé que mi Guajira virginal y bendecida por el gran creador /
de nuevo iba ser vendida por la mente pervertida del poder creador”.

Con el canto ‘La sombra del olvido’ el compositor y rey de piquería vallenata, Julio Salas, manifestó su inconformidad en el concurso de canción inédita del pasado Festival Vallenato para denunciar que los niños wayuu están muriendo de hambre:
“De allá de mi Guajira donde nace el sol/
con el alma en la mano pidiendo justicia/
por un pueblo que muere en el olvido y no hay razón/
hoy mueren nuestros hijos por un plato de comida/
por un vaso de agua que tristeza que dolor/
Hoy los wayuu pedimos más respeto por la vida/
pues a nadie le importa lo que pasa en mi región”.