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Editorial - 29 noviembre, 2016

La salvación de Emdupar

La Empresa de Servicios Públicos de Valledupar –Emdupar- camina en un campo sembrado de minas que en cualquier momento pueden explotar. Así de terrorífica es la situación de la empresa. Las irregularidades en la contratación de personal, falta de planeación para atender un mayor número de usuarios, ausencia de inversión en la parte técnica, despilfarro […]

La Empresa de Servicios Públicos de Valledupar –Emdupar- camina en un campo sembrado de minas que en cualquier momento pueden explotar. Así de terrorífica es la situación de la empresa.

Las irregularidades en la contratación de personal, falta de planeación para atender un mayor número de usuarios, ausencia de inversión en la parte técnica, despilfarro de agua potable, pésimo recaudo, manejo político y politiquero, mal nombre crediticio, entre otros males, la tienen en crisis, la cual ya es tan evidente que la Superintendencia de Servicios Públicos le respira en el cuello al gerente y a su equipo de trabajo.

La salvación de Emdupar no es dándose golpes de pecho por parte de sus directivos ni de los gobernantes, que finalmente son los que tienen a la empresa en crisis, porque por décadas ha sido la ‘caja menor’ de los alcaldes y políticos de turno. Hoy Emdupar arrastra una cadena que se ha ido forjando a través de los años, y así como se fue dando su declive, también tiene que ser su salvación: poco a poco.

La consultoría contratada por la gerencia de Emdupar (en cabeza de Armando Cuello) sugiere cuatro salidas a la junta directiva para salir de la crisis: modernización institucional; vinculación de un gestor comercial; fortalecimiento, más vinculación de apoyo operativo, y cesión de la posición de prestador (llegaría un inversionista para que inyecte capital y logre salvar la empresa de una posible intervención de la Superintendencia). Por una de estas se debe comenzar.

Justo cuando la Empresa de Servicios Públicos pasa por este difícil y duro momento, los políticos poco se pisan los talones a pesar de que son los responsables de la situación. No hay que olvidar que cada proceso electoral es un desangre y como consecuencia se debilita el manejo técnico (politiquero) que era una de sus fortalezas. Emdupar está sobre diagnosticada, existen muchos estudios para su viabilidad, eficiencia y eficacia, pero se aplica o se ejecuta únicamente aquel que les permita seguir e impida la intervención de la SuperServicios. La crisis no puede recaer sobre los trabajadores, ¿ya compararon la planta de personal técnico con la administrativa?

Emdupar debe tener autonomía, no manejarse a voluntad de los intereses del Alcalde de turno.

En el gobierno de Fredys Socarrás su nómina aumentó en un 70 %, en el de Luis Fabián Fernández se dio el empréstito de los 36 mil millones, y así en cada gobierno algo nefasto ha pasado con la empresa. Le corresponde a la administración de Augusto Ramírez Uhía deshacerse de varios lastres: económico, contractuales y políticos, para centrarse en lo técnico, como cuando se llamaba Empodupar, empresa que se convirtió en una de las acciones positivas que en los 80 y90 posicionaron a Valledupar, mostrándose atractiva y eficiente.

Sí los vallenatos quieren tener una empresa que preste un servicio oportuno y eficaz, también debe hacer su aporte. Si el recaudo mejora, también el servicio, pero la cartera de Emdupar dice otra cosa. Los vallenatos no pagan el agua que consumen y despilfarran. Así que en la salvación de Emdupar todos tenemos que poner.

Editorial
29 noviembre, 2016

La salvación de Emdupar

La Empresa de Servicios Públicos de Valledupar –Emdupar- camina en un campo sembrado de minas que en cualquier momento pueden explotar. Así de terrorífica es la situación de la empresa. Las irregularidades en la contratación de personal, falta de planeación para atender un mayor número de usuarios, ausencia de inversión en la parte técnica, despilfarro […]


La Empresa de Servicios Públicos de Valledupar –Emdupar- camina en un campo sembrado de minas que en cualquier momento pueden explotar. Así de terrorífica es la situación de la empresa.

Las irregularidades en la contratación de personal, falta de planeación para atender un mayor número de usuarios, ausencia de inversión en la parte técnica, despilfarro de agua potable, pésimo recaudo, manejo político y politiquero, mal nombre crediticio, entre otros males, la tienen en crisis, la cual ya es tan evidente que la Superintendencia de Servicios Públicos le respira en el cuello al gerente y a su equipo de trabajo.

La salvación de Emdupar no es dándose golpes de pecho por parte de sus directivos ni de los gobernantes, que finalmente son los que tienen a la empresa en crisis, porque por décadas ha sido la ‘caja menor’ de los alcaldes y políticos de turno. Hoy Emdupar arrastra una cadena que se ha ido forjando a través de los años, y así como se fue dando su declive, también tiene que ser su salvación: poco a poco.

La consultoría contratada por la gerencia de Emdupar (en cabeza de Armando Cuello) sugiere cuatro salidas a la junta directiva para salir de la crisis: modernización institucional; vinculación de un gestor comercial; fortalecimiento, más vinculación de apoyo operativo, y cesión de la posición de prestador (llegaría un inversionista para que inyecte capital y logre salvar la empresa de una posible intervención de la Superintendencia). Por una de estas se debe comenzar.

Justo cuando la Empresa de Servicios Públicos pasa por este difícil y duro momento, los políticos poco se pisan los talones a pesar de que son los responsables de la situación. No hay que olvidar que cada proceso electoral es un desangre y como consecuencia se debilita el manejo técnico (politiquero) que era una de sus fortalezas. Emdupar está sobre diagnosticada, existen muchos estudios para su viabilidad, eficiencia y eficacia, pero se aplica o se ejecuta únicamente aquel que les permita seguir e impida la intervención de la SuperServicios. La crisis no puede recaer sobre los trabajadores, ¿ya compararon la planta de personal técnico con la administrativa?

Emdupar debe tener autonomía, no manejarse a voluntad de los intereses del Alcalde de turno.

En el gobierno de Fredys Socarrás su nómina aumentó en un 70 %, en el de Luis Fabián Fernández se dio el empréstito de los 36 mil millones, y así en cada gobierno algo nefasto ha pasado con la empresa. Le corresponde a la administración de Augusto Ramírez Uhía deshacerse de varios lastres: económico, contractuales y políticos, para centrarse en lo técnico, como cuando se llamaba Empodupar, empresa que se convirtió en una de las acciones positivas que en los 80 y90 posicionaron a Valledupar, mostrándose atractiva y eficiente.

Sí los vallenatos quieren tener una empresa que preste un servicio oportuno y eficaz, también debe hacer su aporte. Si el recaudo mejora, también el servicio, pero la cartera de Emdupar dice otra cosa. Los vallenatos no pagan el agua que consumen y despilfarran. Así que en la salvación de Emdupar todos tenemos que poner.