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General - 31 diciembre, 2017

La quema de Año Viejo, una tradición llena de esperanza

El particular muñeco de trapo o papel hace parte de un viejo ritual navideño que ha dejado de realizarse, pero que todavía se evidencia en algunos sectores de la capital del Cesar.

AÑO VIEJOS
AÑO VIEJOS

Como ya es tradicional en este último mes del año la comunidad vallenata tiene listos los agüeros o rituales para despedir el 2017, uno de estos es el famoso personaje de Año Viejo, un muñeco remendado que suele estar sentado en las puertas de las casas.

Aunque este diciembre, durante un recorrido de este medio de comunicación, no se observaron personajes destacados de la farándula colombiana o políticos como comúnmente se hace, sí se evidenció la creatividad de los valduparense para simbólicamente quemar todo lo malo vivido en el actual año o simplemente dejar un mensaje esperanzador para el emergente.

‘Apenitas,’ ubicado en el barrio Los Fundadores, fue elaborado por la familia Moreno con vestido con jean, camisa y una botella de whisky. Este Año Viejo tiene un letrero que insta a la población a reconocer lo bueno de los años experimentados.

“El mensaje lo colocó mi hija y es para que las personas lo vean y analicen. Tradicionalmente los Años Viejos los armó desde los catorce años porque es una costumbre que aprendí en el pueblo donde nací y que me parece importante conservar”, dijo Yamile Moreno, natural de Chimichagua, Cesar.

Sin embargo, estos muñecos no solo son sinónimo de agüero, porque en ellos también se pueden encontrar la representación de las habilidades, las necesidades o el sentimiento negativo de las comunidades. ‘Coco’, el Año Viejo que representa la inteligencia está ubicado en la calle 22 con diagonal 18A del barrio Siete de Agosto, hecho por un estudiante de décimo grado.

Particularmente este personaje es elaborado por ropa vieja, aserrín, papeles, paja, cartón u otros elementos desechables sensibles al fuego, debido que la costumbre indica que se debe quemar para abrir el nuevo capítulo del próximo año.

Por esta razón para muchos es un acto divertido o simplemente simbólico. “Quemar el muñeco para mí es significativo, porque es dejar ir todos los aspectos negativos que viví para dar paso a otros hechos de prosperidad en el año venidero”, comentó Ricardo Cali, quien reside en la calle 14C del barrio La Popa, occidente de Valledupar, y tradicionalmente fabrica al señor ‘Calle’, como denomina su Año Viejo, desde hace dos años.

Otros barrios que también se unieron al popular personaje son la Ciudadela 450 años, Fuente Zuleta, Populandia, Tobías Daza; al igual que en corregimientos de la capital cesarense.

¿Cuál es su significado?

Según académicos, la quema del Año Viejo es un ritual que hace parte de las celebraciones de fin de año o noche vieja, en donde los muñecos toman vida para representar acontecimientos o personajes más significativos, sobre todo negativos, del año transcurrido, que pasan a segundo plano con su incineración a la medianoche del 31 de diciembre. Como una manera de purificar o alejar la mala suerte y de paso también celebrar la llegada del nuevo año.

Por Marllelys Salinas / EL PILÓN
salinasmarllelys@gmail.com

General
31 diciembre, 2017

La quema de Año Viejo, una tradición llena de esperanza

El particular muñeco de trapo o papel hace parte de un viejo ritual navideño que ha dejado de realizarse, pero que todavía se evidencia en algunos sectores de la capital del Cesar.


AÑO VIEJOS
AÑO VIEJOS

Como ya es tradicional en este último mes del año la comunidad vallenata tiene listos los agüeros o rituales para despedir el 2017, uno de estos es el famoso personaje de Año Viejo, un muñeco remendado que suele estar sentado en las puertas de las casas.

Aunque este diciembre, durante un recorrido de este medio de comunicación, no se observaron personajes destacados de la farándula colombiana o políticos como comúnmente se hace, sí se evidenció la creatividad de los valduparense para simbólicamente quemar todo lo malo vivido en el actual año o simplemente dejar un mensaje esperanzador para el emergente.

‘Apenitas,’ ubicado en el barrio Los Fundadores, fue elaborado por la familia Moreno con vestido con jean, camisa y una botella de whisky. Este Año Viejo tiene un letrero que insta a la población a reconocer lo bueno de los años experimentados.

“El mensaje lo colocó mi hija y es para que las personas lo vean y analicen. Tradicionalmente los Años Viejos los armó desde los catorce años porque es una costumbre que aprendí en el pueblo donde nací y que me parece importante conservar”, dijo Yamile Moreno, natural de Chimichagua, Cesar.

Sin embargo, estos muñecos no solo son sinónimo de agüero, porque en ellos también se pueden encontrar la representación de las habilidades, las necesidades o el sentimiento negativo de las comunidades. ‘Coco’, el Año Viejo que representa la inteligencia está ubicado en la calle 22 con diagonal 18A del barrio Siete de Agosto, hecho por un estudiante de décimo grado.

Particularmente este personaje es elaborado por ropa vieja, aserrín, papeles, paja, cartón u otros elementos desechables sensibles al fuego, debido que la costumbre indica que se debe quemar para abrir el nuevo capítulo del próximo año.

Por esta razón para muchos es un acto divertido o simplemente simbólico. “Quemar el muñeco para mí es significativo, porque es dejar ir todos los aspectos negativos que viví para dar paso a otros hechos de prosperidad en el año venidero”, comentó Ricardo Cali, quien reside en la calle 14C del barrio La Popa, occidente de Valledupar, y tradicionalmente fabrica al señor ‘Calle’, como denomina su Año Viejo, desde hace dos años.

Otros barrios que también se unieron al popular personaje son la Ciudadela 450 años, Fuente Zuleta, Populandia, Tobías Daza; al igual que en corregimientos de la capital cesarense.

¿Cuál es su significado?

Según académicos, la quema del Año Viejo es un ritual que hace parte de las celebraciones de fin de año o noche vieja, en donde los muñecos toman vida para representar acontecimientos o personajes más significativos, sobre todo negativos, del año transcurrido, que pasan a segundo plano con su incineración a la medianoche del 31 de diciembre. Como una manera de purificar o alejar la mala suerte y de paso también celebrar la llegada del nuevo año.

Por Marllelys Salinas / EL PILÓN
salinasmarllelys@gmail.com