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Editorial - 25 octubre, 2017

La Nacional, el mejor regalo

Sin duda las celebraciones de los cincuenta años del Departamento se adelantaron. Ayer recibimos los cesarenses el mejor regalo imaginable: la aprobación de la sede de La Paz, por el Consejo Superior de la Universidad Nacional. Ahora si podemos gritar a voz en cuello que tenemos la Universidad Nacional en nuestro territorio. ¿Ciento cincuenta años […]

Sin duda las celebraciones de los cincuenta años del Departamento se adelantaron. Ayer recibimos los cesarenses el mejor regalo imaginable: la aprobación de la sede de La Paz, por el Consejo Superior de la Universidad Nacional.

Ahora si podemos gritar a voz en cuello que tenemos la Universidad Nacional en nuestro territorio. ¿Ciento cincuenta años después de su fundación? Sí. Es cierto, pero no importa. Ya está aquí. Es un hecho irreversible que satisface nuestros sueños y le hace justicia a la región Caribe continental que por primera vez tiene la oportunidad de educar a sus hijos en la mejor universidad pública de Colombia.

Desde 1967, con motivo de la creación del departamento del Cesar, no se había visto un proyecto que suscitara una participación tan plural y entusiasta de actores tan diversos de la sociedad. Esta iniciativa que surgió de la ciudadanía, consiguió el apoyo de la administración pública, los medios de comunicación y la participación unitaria de toda la bancada parlamentaria; demostrando, felizmente, que el bien común puede estar por encima de los intereses particulares.

Solo el 33 % de nuestros bachilleres ingresa a la educación superior. Una cifra por debajo del promedio nacional (38 %). Es decir, 67 de 100 de nuestros bachilleres no siguen estudios universitarios. ¿Qué hacen? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que ahora muchos de ellos podrán ingresar a La Nacional, aquí en La Paz. Pues la matrícula del semestre oscilará entre $ 85.000 y $ 350.000. Una suma al alcance de la mayoría de los hogares. No encontrarán una más barata en la región ni con una calidad superior.

El impacto de esta Sede tendrá positivos efectos. Contamos aquí con otras universidades, es verdad. Pero ninguna de la calidad educativa y con mayor tradición en la formación científica y en la promoción del pensamiento crítico como la que hoy recibimos con alborozo. La Universidad Nacional llega para convertirse en un faro de la cultura y de la modernidad que tanta falta nos hace. Nuevos y buenos tiempos se avizoran en el porvenir.

Casi cincuenta mil millones de pesos provenientes de las regalías han financiado este proyecto. Invertir en el capital humano los dineros provenientes del carbón es la manera más adecuada de volver sostenible su explotación. No dudamos que en un futuro cercano, tanto el sector privado como el público, contarán con profesionales de alta calidad académica y ética para liderar la construcción de una sociedad más próspera, equitativa y solidaria. La inversión dará utilidades.

Ningún proyecto más apropiado para la actual etapa de post conflicto que vive el país, porque la educación es la mejor inversión y el instrumento más idóneo para reducir las desigualdades.

Fueron diez largos años de esfuerzos colectivos que han culminado con éxito. Valió la pena persistir. EL PILÓN acompañó desde el inicio esta campaña que hoy termina y fue testigo del desprendimiento y entrega generosa de los que en ella participaron. Felicitaciones a todos.

Editorial
25 octubre, 2017

La Nacional, el mejor regalo

Sin duda las celebraciones de los cincuenta años del Departamento se adelantaron. Ayer recibimos los cesarenses el mejor regalo imaginable: la aprobación de la sede de La Paz, por el Consejo Superior de la Universidad Nacional. Ahora si podemos gritar a voz en cuello que tenemos la Universidad Nacional en nuestro territorio. ¿Ciento cincuenta años […]


Sin duda las celebraciones de los cincuenta años del Departamento se adelantaron. Ayer recibimos los cesarenses el mejor regalo imaginable: la aprobación de la sede de La Paz, por el Consejo Superior de la Universidad Nacional.

Ahora si podemos gritar a voz en cuello que tenemos la Universidad Nacional en nuestro territorio. ¿Ciento cincuenta años después de su fundación? Sí. Es cierto, pero no importa. Ya está aquí. Es un hecho irreversible que satisface nuestros sueños y le hace justicia a la región Caribe continental que por primera vez tiene la oportunidad de educar a sus hijos en la mejor universidad pública de Colombia.

Desde 1967, con motivo de la creación del departamento del Cesar, no se había visto un proyecto que suscitara una participación tan plural y entusiasta de actores tan diversos de la sociedad. Esta iniciativa que surgió de la ciudadanía, consiguió el apoyo de la administración pública, los medios de comunicación y la participación unitaria de toda la bancada parlamentaria; demostrando, felizmente, que el bien común puede estar por encima de los intereses particulares.

Solo el 33 % de nuestros bachilleres ingresa a la educación superior. Una cifra por debajo del promedio nacional (38 %). Es decir, 67 de 100 de nuestros bachilleres no siguen estudios universitarios. ¿Qué hacen? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que ahora muchos de ellos podrán ingresar a La Nacional, aquí en La Paz. Pues la matrícula del semestre oscilará entre $ 85.000 y $ 350.000. Una suma al alcance de la mayoría de los hogares. No encontrarán una más barata en la región ni con una calidad superior.

El impacto de esta Sede tendrá positivos efectos. Contamos aquí con otras universidades, es verdad. Pero ninguna de la calidad educativa y con mayor tradición en la formación científica y en la promoción del pensamiento crítico como la que hoy recibimos con alborozo. La Universidad Nacional llega para convertirse en un faro de la cultura y de la modernidad que tanta falta nos hace. Nuevos y buenos tiempos se avizoran en el porvenir.

Casi cincuenta mil millones de pesos provenientes de las regalías han financiado este proyecto. Invertir en el capital humano los dineros provenientes del carbón es la manera más adecuada de volver sostenible su explotación. No dudamos que en un futuro cercano, tanto el sector privado como el público, contarán con profesionales de alta calidad académica y ética para liderar la construcción de una sociedad más próspera, equitativa y solidaria. La inversión dará utilidades.

Ningún proyecto más apropiado para la actual etapa de post conflicto que vive el país, porque la educación es la mejor inversión y el instrumento más idóneo para reducir las desigualdades.

Fueron diez largos años de esfuerzos colectivos que han culminado con éxito. Valió la pena persistir. EL PILÓN acompañó desde el inicio esta campaña que hoy termina y fue testigo del desprendimiento y entrega generosa de los que en ella participaron. Felicitaciones a todos.