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Especial - 21 diciembre, 2017

La mujer en el desarrollo del Cesar

Adelaida, Olga, Paulina, Consuelo, Rosita, Elisa, María, Lolita, Luz, Patricia, Leonor, María Inés, Fanny, Mercedes, María Clara, Diana, María Consuelo, Silvana y muchos nombres más de mujeres que han aportado al desarrollo del departamento. Son homenajeadas en la celebración de los 50 años del Cesar.

María Castro de Ariza
Paulina Mejía de Castro
María Clara Quintero 
Silvana Habid
Consuelo Araujo
Mercedes Romero
María Castro de Ariza Paulina Mejía de Castro María Clara Quintero Silvana Habid Consuelo Araujo Mercedes Romero

Cuando salimos a las calles de Valledupar, reverberantes de sol y alegría, a ver la danza de El Pilón, que abre el Festival, pasa desapercibido el mensaje de las mujeres que bailan y muestran instrumentos de trabajo mañanero; ellas, las piloneras, además de lucir bellos trajes típicos y de danzar alegres, recuerdan el talante trabajador de la mujer cesarense, en este caso del norte del departamento, pilaban, amasaban cocinaban. ¿Simple verdad? Pues no, eso encierra muchas connotaciones: la mujer enjundiosa que no le teme al trabajo, la mujer, hogareña que conserva las buenas costumbres; la enérgica que no se amilana ante la precaria situación económica; la mujer fuerte que soporta el dolor y las tragedias; la mujer esperanzada, esa que con una sonrisa o un verso picaresco lanzaba al aire un canto a la vida. Ahí, y en mucho más, está el prototipo de la mujer cesarense. Valiosa tanto si pertenece a la clase rica como la que está atrás del asfalto, en un rancho de invasión o en un tugurio, creando sueños elementales de un porvenir mejor.

Algún desprevenido puede decir que la mujer cesarense tomó alas y se atrevió más cuando se creó el departamento del Cesar, eso es una verdad, pero no tan rotunda, porque ya Olga Riaño de Valle Meza se había adelantado y dentro de su eficiente actividad política creó el Colegio Femenino Prudencia Daza, hoy mixto.

En la creación del departamento se le dio un pequeño espacio a la mujer: Adelaida de Castro, suplente en la junta organizadora, pero doña Paulina Mejía de Castro Monsalvo se destacó, tomó las banderas de su esposo, Pedro Castro Monsalvo, muerto en accidente de tránsito, unos meses antes de la creación del departamento y trabajó incansable en la creación del Cesar.

Las enumeraciones son delicadas, siempre se escapan nombres, más cuando todas merecen un reconocimiento, políticas, artistas, directoras de cultura, líderes comunales, reinas, y más, pero me atrevo a mencionar, entre otras, mujeres que se han destacado por su trabajo social.

Consuelo Araujo Noguera, además de creadora del Festival Vallenato y ser Ministra de Cultura, que ya es mucho, ayudó a muchas comunidades de pueblos olvidados con su programa radial ‘La Cacica comenta’.

Rosita Dávila de Cuello: creó el Centro de capacitación para jóvenes mujeres y la Casa del Abuelo, hoy no llevan su nombre por razones políticas.

Lo mismo pasó a Leonor Baute de Araujo, creó el Centro de Rehabilitación Infantil, también por política le quitaron su nombre, hoy es el IDREEC.

Elisa Castro de Dangond trajo la seccional de la Liga de lucha contra el Cáncer, que han sostenido mujeres trabajadoras y el Voluntariado de las Damas Grises.

María Uhía de Meza, motor indiscutible del voluntariado de las Damas Rosadas, trabajadoras especialmente en el hospital Rosario Pumarejo de López

Lolita Acosta Maestre, además de crear un periódico municipal, El Diario Vallenato, se preocupó por la alimentación de los ancianos, en el comedor del padre Mauro, de la parroquia las Tres Avemarías y llevó manifestaciones folclóricas y culturales a distintos países del mundo.

Luz Leyis Quiroz bibliotecaria en Curumaní, salía por las regiones pobres en una moto y con un costal de libros a promover la lectura. Nohora Méndez de la misma ciudad, creó el museo precolombino de Curumaní.

Patricia Rojas, de Aguachica, fue directora de la Casa de la Cultura de Valledupar y hoy se preocupa por la salud visual de sus paisanos que acuden a una clínica que tiene con su esposo.

En la vida administrativa

Diana Quintero Cuello viceministra de Defensa y destacada a nivel nacional.

María Consuelo Araujo Castro, ‘La Conchi’ se destacó como Ministra de Cultura y Canciller de la República.

Olga Valle de De la Hoz, destacada en altos cargos del Poder Judicial.

Silvana Habib Daza, es la actual presidenta de la Agencia Nacional de Minería, ha desarrollado la campaña de ‘Minería bien hecha’.

Hay que recordar que María Clara Quintero Castro ha sido la única mujer alcalde de Valledupar y María Inés Castro de Ariza gobernadora del Cesar, además de la ya mencionada Paulina Mejía de Castro.

La Casa de la Cultura de Valledupar ha sido regentada por una mayoría de mujeres, se han destacado Mercedes Romero de Quintero y Fanny Dangond de Méndez, quien llevó a cabo el primer concurso de cuento y poesía en el Cesar.

Y tantas y tantas, la mujer cesarense que se ha esforzado por hacer de su vida un servicio a las comunidades en distintos campos y que se haría prolijo enumerar.

Y así como Las Piloneras con su alegrías y símbolos del trabajo mañanero muestran el empuje de la mujer cesarense, las cantadoras de tamboras de Tamalameque, Chimichagua y muchos pueblos más, con sus voces libres, lanzadas al viento, le cantan a la vida. Es valiosa la mujer cesarense.

Por: Mary Daza Orozco

Especial
21 diciembre, 2017

La mujer en el desarrollo del Cesar

Adelaida, Olga, Paulina, Consuelo, Rosita, Elisa, María, Lolita, Luz, Patricia, Leonor, María Inés, Fanny, Mercedes, María Clara, Diana, María Consuelo, Silvana y muchos nombres más de mujeres que han aportado al desarrollo del departamento. Son homenajeadas en la celebración de los 50 años del Cesar.


María Castro de Ariza
Paulina Mejía de Castro
María Clara Quintero 
Silvana Habid
Consuelo Araujo
Mercedes Romero
María Castro de Ariza Paulina Mejía de Castro María Clara Quintero Silvana Habid Consuelo Araujo Mercedes Romero

Cuando salimos a las calles de Valledupar, reverberantes de sol y alegría, a ver la danza de El Pilón, que abre el Festival, pasa desapercibido el mensaje de las mujeres que bailan y muestran instrumentos de trabajo mañanero; ellas, las piloneras, además de lucir bellos trajes típicos y de danzar alegres, recuerdan el talante trabajador de la mujer cesarense, en este caso del norte del departamento, pilaban, amasaban cocinaban. ¿Simple verdad? Pues no, eso encierra muchas connotaciones: la mujer enjundiosa que no le teme al trabajo, la mujer, hogareña que conserva las buenas costumbres; la enérgica que no se amilana ante la precaria situación económica; la mujer fuerte que soporta el dolor y las tragedias; la mujer esperanzada, esa que con una sonrisa o un verso picaresco lanzaba al aire un canto a la vida. Ahí, y en mucho más, está el prototipo de la mujer cesarense. Valiosa tanto si pertenece a la clase rica como la que está atrás del asfalto, en un rancho de invasión o en un tugurio, creando sueños elementales de un porvenir mejor.

Algún desprevenido puede decir que la mujer cesarense tomó alas y se atrevió más cuando se creó el departamento del Cesar, eso es una verdad, pero no tan rotunda, porque ya Olga Riaño de Valle Meza se había adelantado y dentro de su eficiente actividad política creó el Colegio Femenino Prudencia Daza, hoy mixto.

En la creación del departamento se le dio un pequeño espacio a la mujer: Adelaida de Castro, suplente en la junta organizadora, pero doña Paulina Mejía de Castro Monsalvo se destacó, tomó las banderas de su esposo, Pedro Castro Monsalvo, muerto en accidente de tránsito, unos meses antes de la creación del departamento y trabajó incansable en la creación del Cesar.

Las enumeraciones son delicadas, siempre se escapan nombres, más cuando todas merecen un reconocimiento, políticas, artistas, directoras de cultura, líderes comunales, reinas, y más, pero me atrevo a mencionar, entre otras, mujeres que se han destacado por su trabajo social.

Consuelo Araujo Noguera, además de creadora del Festival Vallenato y ser Ministra de Cultura, que ya es mucho, ayudó a muchas comunidades de pueblos olvidados con su programa radial ‘La Cacica comenta’.

Rosita Dávila de Cuello: creó el Centro de capacitación para jóvenes mujeres y la Casa del Abuelo, hoy no llevan su nombre por razones políticas.

Lo mismo pasó a Leonor Baute de Araujo, creó el Centro de Rehabilitación Infantil, también por política le quitaron su nombre, hoy es el IDREEC.

Elisa Castro de Dangond trajo la seccional de la Liga de lucha contra el Cáncer, que han sostenido mujeres trabajadoras y el Voluntariado de las Damas Grises.

María Uhía de Meza, motor indiscutible del voluntariado de las Damas Rosadas, trabajadoras especialmente en el hospital Rosario Pumarejo de López

Lolita Acosta Maestre, además de crear un periódico municipal, El Diario Vallenato, se preocupó por la alimentación de los ancianos, en el comedor del padre Mauro, de la parroquia las Tres Avemarías y llevó manifestaciones folclóricas y culturales a distintos países del mundo.

Luz Leyis Quiroz bibliotecaria en Curumaní, salía por las regiones pobres en una moto y con un costal de libros a promover la lectura. Nohora Méndez de la misma ciudad, creó el museo precolombino de Curumaní.

Patricia Rojas, de Aguachica, fue directora de la Casa de la Cultura de Valledupar y hoy se preocupa por la salud visual de sus paisanos que acuden a una clínica que tiene con su esposo.

En la vida administrativa

Diana Quintero Cuello viceministra de Defensa y destacada a nivel nacional.

María Consuelo Araujo Castro, ‘La Conchi’ se destacó como Ministra de Cultura y Canciller de la República.

Olga Valle de De la Hoz, destacada en altos cargos del Poder Judicial.

Silvana Habib Daza, es la actual presidenta de la Agencia Nacional de Minería, ha desarrollado la campaña de ‘Minería bien hecha’.

Hay que recordar que María Clara Quintero Castro ha sido la única mujer alcalde de Valledupar y María Inés Castro de Ariza gobernadora del Cesar, además de la ya mencionada Paulina Mejía de Castro.

La Casa de la Cultura de Valledupar ha sido regentada por una mayoría de mujeres, se han destacado Mercedes Romero de Quintero y Fanny Dangond de Méndez, quien llevó a cabo el primer concurso de cuento y poesía en el Cesar.

Y tantas y tantas, la mujer cesarense que se ha esforzado por hacer de su vida un servicio a las comunidades en distintos campos y que se haría prolijo enumerar.

Y así como Las Piloneras con su alegrías y símbolos del trabajo mañanero muestran el empuje de la mujer cesarense, las cantadoras de tamboras de Tamalameque, Chimichagua y muchos pueblos más, con sus voces libres, lanzadas al viento, le cantan a la vida. Es valiosa la mujer cesarense.

Por: Mary Daza Orozco