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Columnista - 21 abril, 2017

¡La mama de las jugadas!

¿En qué se parece la Semana Santa al juego de dominó? Al final de esta columna lo sabrán. La lucha era feroz, cruel y desigual, David y Goliat, de un lado ‘El Turco’ Yalil y Fausto Cotes, jugadores expertos, hábiles, sagaces y avispaos como buenos jugadores de póker que son, al frente Hilario Añez y […]

¿En qué se parece la Semana Santa al juego de dominó? Al final de esta columna lo sabrán.

La lucha era feroz, cruel y desigual, David y Goliat, de un lado ‘El Turco’ Yalil y Fausto Cotes, jugadores expertos, hábiles, sagaces y avispaos como buenos jugadores de póker que son, al frente Hilario Añez y yo, par de pendejos inocentes que ni siquiera levantan la cabeza o tiran una patadita por debajo de la mesa, era pelea de tigre con burro amarrao o de mango maduro con un toche. Jugábamos a 70 pintas y con mucha suerte llevábamos 67 a 48, solo teníamos que ganar para irnos y cobrar lo depositado previamente, porque si no es así todo mundo queda debiendo y a veces hasta el depósito se pierde.

Salió Yalil con el doble seis e Hilario dio un cinco y Cotes cascabeleó, se pió, dice Bernelly López y mató la salida y cuadré a cinco, ‘El Turco’ también se quejó y gritó “paso”, jugó Hilario, lo hizo Cotes y nuevamente pasó Yalil, jugó Yayo y Cotes dio un cuatro, yo tenía el doble cinco, al borde de ahorcarlo, pero sí me cruzaba ‘El Turquito’ con sus finas y diminutas manos entraba y ganaba y preferí arriesgarlo y maté con el cuatro y blanco, ¡fue la jugada genial!, mi compañero quedó con cabeza doble de blanco y la suerte de mi doble cinco en sus manos. Pensó un buen rato al mejor estilo de otro compañero ‘Juancho’ Pinto, con la diferencia que ‘Juancho’ analiza y es certero y mi compañero la embarra y me preguntó, cuántas fichas tenía, la embarró pensé, pues todo mundo sabía que yo tenía el doble cinco y le dije unona para que entendiera que era grande y saben qué hizo, en vez de cruzarse con la pelá y yo llegar con mi doblón, resolvió no ahorcarme, sino ahorcarse y fusilar su “pelá”, permitiendo que el doctor Fausto, ahora caigo en cuenta que a pesar de los muchos pases, llegara, creo que escondió fichas y ellos que llevaban 48 pintas se fueran, pues Yalil estaba fuera de combate con el doble cuatro acribillao, Hilario con el cinco y tres y yo con el doble cinco en la mano, total 26 pintas y 48, se fueron.

Esa es la mama, sin tilde de las jugadas, yo no había visto otra igual y como todo mundo tiene una excusa, dijo gritao: Marcelo me hizo seña en la espalda, casi me rompe la camisa y yo no lo dudo, pues esa es costumbre de Chelo para reírse después.

Ya ven por qué la Semana Santa se parece al dominó: en ella los judíos sacrificaron a Cristo y en él Hilario Añez fusiló la pelá.

En este grupo de hermanos las picardías son pillas que divierten, aunque a veces Leo Maya y Yalil botan unos piedrones que los pone al borde de un infarto, pero para eso tienen a Marcelo a la mano.

Mi solidaridad con mis hermanos guacocheros ante el crucial momento que están viviendo por el invierno y una obra mal hecha. Señores contratistas e interventores, ya basta de chambonadas y procedan a corregir entuertos y las autoridades respectivas abran las correspondientes investigaciones administrativas para que sean sancionados tal como ha acontecido con el doctor Carlos Collin, el del Túnel de la Línea, a quien le suspendieron su tarjeta profesional por dos años y mi solidaridad también con el emérito, prestigioso y pariente columnista Hernán Maestre Martínez, que olivos ni palmas, que sólo producen hojas secas y tuquecas, sembremos lo que aquí pega bien, da buena sombra y quita el hambre: mangos, nísperos, cotoprixes y mamones y mostrémosle al mundo que somos una ciudad sui generis por su arborización.

Columnista
21 abril, 2017

¡La mama de las jugadas!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

¿En qué se parece la Semana Santa al juego de dominó? Al final de esta columna lo sabrán. La lucha era feroz, cruel y desigual, David y Goliat, de un lado ‘El Turco’ Yalil y Fausto Cotes, jugadores expertos, hábiles, sagaces y avispaos como buenos jugadores de póker que son, al frente Hilario Añez y […]


¿En qué se parece la Semana Santa al juego de dominó? Al final de esta columna lo sabrán.

La lucha era feroz, cruel y desigual, David y Goliat, de un lado ‘El Turco’ Yalil y Fausto Cotes, jugadores expertos, hábiles, sagaces y avispaos como buenos jugadores de póker que son, al frente Hilario Añez y yo, par de pendejos inocentes que ni siquiera levantan la cabeza o tiran una patadita por debajo de la mesa, era pelea de tigre con burro amarrao o de mango maduro con un toche. Jugábamos a 70 pintas y con mucha suerte llevábamos 67 a 48, solo teníamos que ganar para irnos y cobrar lo depositado previamente, porque si no es así todo mundo queda debiendo y a veces hasta el depósito se pierde.

Salió Yalil con el doble seis e Hilario dio un cinco y Cotes cascabeleó, se pió, dice Bernelly López y mató la salida y cuadré a cinco, ‘El Turco’ también se quejó y gritó “paso”, jugó Hilario, lo hizo Cotes y nuevamente pasó Yalil, jugó Yayo y Cotes dio un cuatro, yo tenía el doble cinco, al borde de ahorcarlo, pero sí me cruzaba ‘El Turquito’ con sus finas y diminutas manos entraba y ganaba y preferí arriesgarlo y maté con el cuatro y blanco, ¡fue la jugada genial!, mi compañero quedó con cabeza doble de blanco y la suerte de mi doble cinco en sus manos. Pensó un buen rato al mejor estilo de otro compañero ‘Juancho’ Pinto, con la diferencia que ‘Juancho’ analiza y es certero y mi compañero la embarra y me preguntó, cuántas fichas tenía, la embarró pensé, pues todo mundo sabía que yo tenía el doble cinco y le dije unona para que entendiera que era grande y saben qué hizo, en vez de cruzarse con la pelá y yo llegar con mi doblón, resolvió no ahorcarme, sino ahorcarse y fusilar su “pelá”, permitiendo que el doctor Fausto, ahora caigo en cuenta que a pesar de los muchos pases, llegara, creo que escondió fichas y ellos que llevaban 48 pintas se fueran, pues Yalil estaba fuera de combate con el doble cuatro acribillao, Hilario con el cinco y tres y yo con el doble cinco en la mano, total 26 pintas y 48, se fueron.

Esa es la mama, sin tilde de las jugadas, yo no había visto otra igual y como todo mundo tiene una excusa, dijo gritao: Marcelo me hizo seña en la espalda, casi me rompe la camisa y yo no lo dudo, pues esa es costumbre de Chelo para reírse después.

Ya ven por qué la Semana Santa se parece al dominó: en ella los judíos sacrificaron a Cristo y en él Hilario Añez fusiló la pelá.

En este grupo de hermanos las picardías son pillas que divierten, aunque a veces Leo Maya y Yalil botan unos piedrones que los pone al borde de un infarto, pero para eso tienen a Marcelo a la mano.

Mi solidaridad con mis hermanos guacocheros ante el crucial momento que están viviendo por el invierno y una obra mal hecha. Señores contratistas e interventores, ya basta de chambonadas y procedan a corregir entuertos y las autoridades respectivas abran las correspondientes investigaciones administrativas para que sean sancionados tal como ha acontecido con el doctor Carlos Collin, el del Túnel de la Línea, a quien le suspendieron su tarjeta profesional por dos años y mi solidaridad también con el emérito, prestigioso y pariente columnista Hernán Maestre Martínez, que olivos ni palmas, que sólo producen hojas secas y tuquecas, sembremos lo que aquí pega bien, da buena sombra y quita el hambre: mangos, nísperos, cotoprixes y mamones y mostrémosle al mundo que somos una ciudad sui generis por su arborización.