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Columnista - 26 marzo, 2018

La libertad de prensa en Colombia ¿utopía o realidad?

La prensa, hablada o escrita, en medios impresos o virtuales, es conocida como el cuarto poder, después del Ejecutivo, Legislativo y Judicial; y es sin lugar a dudas uno de los pilares fundamentales de las democracias en el mundo. Los escándalos de figuras públicas divulgados a través de los medios, han tumbado presidentes, y sino […]

La prensa, hablada o escrita, en medios impresos o virtuales, es conocida como el cuarto poder, después del Ejecutivo, Legislativo y Judicial; y es sin lugar a dudas uno de los pilares fundamentales de las democracias en el mundo. Los escándalos de figuras públicas divulgados a través de los medios, han tumbado presidentes, y sino que lo diga Richard Nixon en los EE.UU, o Pedro Pablo Kuczynski en el Perú, y han hecho tambalear a poderosos mandatarios en aquellos lugares donde la libertad de expresión no está monopolizada por personas que manejan a su antojo los hilos del poder.

Con todo y eso, la libertad de prensa en Suramérica no es precisamente un dechado de virtudes, mucho se habla de la publicidad oficial que inunda las páginas de los diarios nacionales y locales, dependiendo de ella como su principal fuente de financiación, y que se traducen en sesgos políticos, los cuales representan una camisa de fuerza para quienes desean ejercen el periodismo libre e independiente.

Según informe del año pasado, Uruguay es el país de la región que mejor se ubica en el escalafón mundial de países que respetan la libertad de prensa, mientras que Colombia se ubica en un distante puesto 129, pues no podemos borrar de un plumazo las secuelas de más de cincuenta años de conflicto interno, con las hoy desmovilizada guerrilla de las Farc; y como bien dijo el dramaturgo griego Esquilo: “En todo guerra, la primera víctima es la verdad”.

México y Colombia son considerados, en el ranking mundial, como países donde hacer periodismo se convierte en una actividad peligrosa, y es por ello, que no podemos extrañarnos cuando el senador Uribe, siendo el principal mentor de un candidato a la presidencia de Colombia, manifiesta que su patrocinado manejará con transparencia las concesiones de televisión. Obviamente existe, y no de ahora, un descarado contubernio entre la política -en su expresión más ruin-, y los medios, al punto que las agresiones a ciertos medios y/o periodistas, frecuentemente se comenten con la complicidad de los políticos locales y nacionales.

Se dice, por citar un ejemplo, que la renuncia de Juan Gosain (toda una institución del periodismo en nuestro país), de RCN radio, obedeció a razones políticas, lo que muestra a las claras que el periodismo que se ejerce en Colombia, además de peligroso, no es ajeno a las presiones políticas, y así como vamos, nunca llegaremos a ocupar los anhelados puestos de vanguardia en el escalafón mundial. Así de sencillo.

darioarregoces@hotmail.com

Columnista
26 marzo, 2018

La libertad de prensa en Colombia ¿utopía o realidad?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Dario Arregoces

La prensa, hablada o escrita, en medios impresos o virtuales, es conocida como el cuarto poder, después del Ejecutivo, Legislativo y Judicial; y es sin lugar a dudas uno de los pilares fundamentales de las democracias en el mundo. Los escándalos de figuras públicas divulgados a través de los medios, han tumbado presidentes, y sino […]


La prensa, hablada o escrita, en medios impresos o virtuales, es conocida como el cuarto poder, después del Ejecutivo, Legislativo y Judicial; y es sin lugar a dudas uno de los pilares fundamentales de las democracias en el mundo. Los escándalos de figuras públicas divulgados a través de los medios, han tumbado presidentes, y sino que lo diga Richard Nixon en los EE.UU, o Pedro Pablo Kuczynski en el Perú, y han hecho tambalear a poderosos mandatarios en aquellos lugares donde la libertad de expresión no está monopolizada por personas que manejan a su antojo los hilos del poder.

Con todo y eso, la libertad de prensa en Suramérica no es precisamente un dechado de virtudes, mucho se habla de la publicidad oficial que inunda las páginas de los diarios nacionales y locales, dependiendo de ella como su principal fuente de financiación, y que se traducen en sesgos políticos, los cuales representan una camisa de fuerza para quienes desean ejercen el periodismo libre e independiente.

Según informe del año pasado, Uruguay es el país de la región que mejor se ubica en el escalafón mundial de países que respetan la libertad de prensa, mientras que Colombia se ubica en un distante puesto 129, pues no podemos borrar de un plumazo las secuelas de más de cincuenta años de conflicto interno, con las hoy desmovilizada guerrilla de las Farc; y como bien dijo el dramaturgo griego Esquilo: “En todo guerra, la primera víctima es la verdad”.

México y Colombia son considerados, en el ranking mundial, como países donde hacer periodismo se convierte en una actividad peligrosa, y es por ello, que no podemos extrañarnos cuando el senador Uribe, siendo el principal mentor de un candidato a la presidencia de Colombia, manifiesta que su patrocinado manejará con transparencia las concesiones de televisión. Obviamente existe, y no de ahora, un descarado contubernio entre la política -en su expresión más ruin-, y los medios, al punto que las agresiones a ciertos medios y/o periodistas, frecuentemente se comenten con la complicidad de los políticos locales y nacionales.

Se dice, por citar un ejemplo, que la renuncia de Juan Gosain (toda una institución del periodismo en nuestro país), de RCN radio, obedeció a razones políticas, lo que muestra a las claras que el periodismo que se ejerce en Colombia, además de peligroso, no es ajeno a las presiones políticas, y así como vamos, nunca llegaremos a ocupar los anhelados puestos de vanguardia en el escalafón mundial. Así de sencillo.

darioarregoces@hotmail.com