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Comunidad - 9 octubre, 2017

La kankuama que trabajó por la identidad de su pueblo

Saray Gutiérrez Montero recopiló mediante una investigación la memoria histórica kankuama, a partir del estudio en localidades del Cesar y La Guajira.

Saray Gutiérrez Montero, la kankuama que trabajó por la identidad de su pueblo.
Saray Gutiérrez Montero, la kankuama que trabajó por la identidad de su pueblo.

Los sentimientos de miedo, inconformidad e injusticia, propios del ser humano, quedaron plasmados en un compendio de 150 páginas que contó la historia de la población desplazada por la violencia, perteneciente a la étnica kankuama, para darles identidad.

Se trata de ‘Voces del Silencio: Tiempos y lugares de la memoria’, proyecto dirigido por la líder kankuama Saray Gutiérrez Montero, quien fue laureada en la academia guajira por interesarse en recuperar la identidad de su pueblo mediante el modelo educativo kankuamo Makú Jogúki-OEK.

“Este modelo de aprendizaje a diferencia de los demás, está orientado a preparar al hombre en el ser de la vida que valora la cultura y sobre todo la naturaleza”, explicó Saray Gutiérrez Montero, quien es licenciada etnoeducativa de la Universidad de La Guajira.

La investigación realizada desde años anteriores que abarcó un año y seis meses, consiste en las experiencias de mujeres, niños y jóvenes víctimas de la violencia que abandonaron el pueblo ancestral y se ubican en las localidades de Majayura, José Antonio Galán, Veinte de Julio y Los Nogales de Riohacha; así como también las experiencias de los sectores de Atánquez, Pueblo Bello, Río seco y Guatapurí en el departamento del Cesar.

“Esta experiencia es para mí darle valor a mi pueblo, a la cultura a la que pertenezco y trata una memoria de violencia que también viví. En Pueblo Bello me reuní con las mujeres para contar las experiencias de subsistencia en la cultura. En Guatapurí estuve con los docentes en el resguardo indígena para valorar este importante sector”, agregó la líder.

En la investigación, Gutiérrez utilizó un instrumento muy propio de su cultura para recobrar la memoria: la mochila de fique, con la que, mediante el traspaso de esta, todas las mujeres tejieron y en cada puntada mostraron sus dolorosas historias y sentimientos.

“Entre todas tejimos una mochila que íbamos pasando para que al tiempo de una puntada dejara ver sus experiencias y sentimientos. El objetivo de ser puente de reunificación cultural y reanimar el valor histórico de la memoria se cumplió”, puntualizó Gutiérrez, que es desplazada de la violencia y residente de la capital guajira.

Este ambicioso proyecto investigativo será plasmado en un libro que recogerá todas las situaciones vividas durante su realización.

Por Maryellis Salinas

Comunidad
9 octubre, 2017

La kankuama que trabajó por la identidad de su pueblo

Saray Gutiérrez Montero recopiló mediante una investigación la memoria histórica kankuama, a partir del estudio en localidades del Cesar y La Guajira.


Saray Gutiérrez Montero, la kankuama que trabajó por la identidad de su pueblo.
Saray Gutiérrez Montero, la kankuama que trabajó por la identidad de su pueblo.

Los sentimientos de miedo, inconformidad e injusticia, propios del ser humano, quedaron plasmados en un compendio de 150 páginas que contó la historia de la población desplazada por la violencia, perteneciente a la étnica kankuama, para darles identidad.

Se trata de ‘Voces del Silencio: Tiempos y lugares de la memoria’, proyecto dirigido por la líder kankuama Saray Gutiérrez Montero, quien fue laureada en la academia guajira por interesarse en recuperar la identidad de su pueblo mediante el modelo educativo kankuamo Makú Jogúki-OEK.

“Este modelo de aprendizaje a diferencia de los demás, está orientado a preparar al hombre en el ser de la vida que valora la cultura y sobre todo la naturaleza”, explicó Saray Gutiérrez Montero, quien es licenciada etnoeducativa de la Universidad de La Guajira.

La investigación realizada desde años anteriores que abarcó un año y seis meses, consiste en las experiencias de mujeres, niños y jóvenes víctimas de la violencia que abandonaron el pueblo ancestral y se ubican en las localidades de Majayura, José Antonio Galán, Veinte de Julio y Los Nogales de Riohacha; así como también las experiencias de los sectores de Atánquez, Pueblo Bello, Río seco y Guatapurí en el departamento del Cesar.

“Esta experiencia es para mí darle valor a mi pueblo, a la cultura a la que pertenezco y trata una memoria de violencia que también viví. En Pueblo Bello me reuní con las mujeres para contar las experiencias de subsistencia en la cultura. En Guatapurí estuve con los docentes en el resguardo indígena para valorar este importante sector”, agregó la líder.

En la investigación, Gutiérrez utilizó un instrumento muy propio de su cultura para recobrar la memoria: la mochila de fique, con la que, mediante el traspaso de esta, todas las mujeres tejieron y en cada puntada mostraron sus dolorosas historias y sentimientos.

“Entre todas tejimos una mochila que íbamos pasando para que al tiempo de una puntada dejara ver sus experiencias y sentimientos. El objetivo de ser puente de reunificación cultural y reanimar el valor histórico de la memoria se cumplió”, puntualizó Gutiérrez, que es desplazada de la violencia y residente de la capital guajira.

Este ambicioso proyecto investigativo será plasmado en un libro que recogerá todas las situaciones vividas durante su realización.

Por Maryellis Salinas