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Columnista - 7 diciembre, 2012

La impunidad busca reinar a cualquier costo.

Caso Colmenares Por Miguel Ángel Castilla Camargo La casualidad de un paro, el posterior vencimiento de términos del caso, el no restablecimiento de la Justicia, y su próxima vacancia, dejan entrever la paquidermia del Sistema. Este caso en particular, ha demostrado que La Fiscalía General de la Nación es un antro de corrupción que debe […]

Caso Colmenares

Por Miguel Ángel Castilla Camargo

La casualidad de un paro, el posterior vencimiento de términos del caso, el no restablecimiento de la Justicia, y su próxima vacancia, dejan entrever la paquidermia del Sistema.

Este caso en particular, ha demostrado que La Fiscalía General de la Nación es un antro de corrupción que debe ser depurado. Como colombiano, siento pena por un ente politizado que deshonra al país. También siento asco por los Medios de Comunicación que sucumbieron ante la pauta publicitaria direccionada por Pacific  Rubiales.

Para colmos, la Fiscalía permite que uno de sus hijos putativos, asuma un oficio exclusivo de personas sin tacha. Cualquier representante de un Estado de Derecho, por más ingenuo que sea, sabe que el nombre de Mario Iguarán dentro de la misma Fiscalía representa clientelismo, algo así como un tráfico de influencias con acceso a los expedientes y su desenvolvimiento, lo que le quita seriedad a un juicio. Pero más allá de que Iguarán tiene derecho al trabajo, por ética y por respeto a los colombianos, que lo soportamos varios años con un rabo de paja enorme, debía hacerse a un lado y dejar que la justicia opere con transparencia. Sus nexos y flaquezas con los paramilitares no son como para sacar pecho.  

Hay cosas que no se pueden dejar pasar, como el perfil de un guardaespaldas, tan complejo como el silencio. Ellos siempre saben más que los demás, incluso que el polígrafo. Entonces, si a Laura Moreno sus padres siempre le permitían salir custodiada, así fuera con vigilantes encubiertos, ¿Dónde está el testimonio de ellos? El modus operandi de llevarse un cadáver durante horas y colocarlo magistralmente en otra parte, no es cosa de novatos.

La necropsia practicada al cadáver de Luis Andrés Colmenares Escobar, con una serie de contusiones en el cráneo, las heridas con arma blanca, y los hematomas en varias partes del cuerpo, desvirtúa totalmente la versión fabulesca de una caída a un canal colector de aguas.

La llamada telefónica interceptada por la Fiscalía, en la que Laura Moreno le dice a Yesi Quintero; “Yo solamente te digo que no te preocupes, no te afanes, ve con naturalidad. Tú no tienes nada que ver, yo vi las cosas pero no tengo nada que ver en eso tampoco”, además de ser una prueba contundente de complicidad de un acto insensato, es de una mente malévola y calculadora que maneja la situación con frialdad.

No puede ser posible que ante un juez luego nieguen su responsabilidad, y diga Laura Moreno con cinismo, “No acepto cargos, soy inocente y esto es un invento”.
“El invento”, es un muerto de una buena familia guajira.

Desde el principio, la corrupción ha permeado este caso; Aydée Acevedo Santos, abogada, funcionaria de la Defensoría del Pueblo, inhabilitada para estar al tanto del proceso, amiga de María del Pilar Gómez Ramírez, madre de Carlos Cárdenas Gómez, es nada menos que la esposa de Fabio Cely, contador de Néstor Armando Novoa Velásquez, director nacional de Fiscalías de aquel entonces, con un prontuario en la manipulación de fiscales y testigos. Acevedo y Novoa intercambiaban comunicación al respecto. Me imagino ahora a las cuotas burocráticas de Iguarán compitiendo por ese servilismo que le ha hecho tanto daño a la Justicia.

Tantas falencias, omisiones, descaros y complicidades juntas, está que cumple la sentencia arbitraria de premiar a los verdugos con la libertad absoluta. Como van las cosas, me imagino que tendremos que pedirles disculpas a quienes a toda luz son simplemente unos asesinos.

El actual Fiscal General de la Nación, no solo tiene en sus manos la responsabilidad de un caso, sino el resarcimiento de la imagen de una institución desacreditada.

A propósito,¿Cuánto costó el visado de Laura Moreno en la Embajada de los Estados Unidos? Una lección más de esa doble moral a la que nos tienen acostumbrados los gringos.

Columnista
7 diciembre, 2012

La impunidad busca reinar a cualquier costo.

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Miguel Ángel Castilla Camargo

Caso Colmenares Por Miguel Ángel Castilla Camargo La casualidad de un paro, el posterior vencimiento de términos del caso, el no restablecimiento de la Justicia, y su próxima vacancia, dejan entrever la paquidermia del Sistema. Este caso en particular, ha demostrado que La Fiscalía General de la Nación es un antro de corrupción que debe […]


Caso Colmenares

Por Miguel Ángel Castilla Camargo

La casualidad de un paro, el posterior vencimiento de términos del caso, el no restablecimiento de la Justicia, y su próxima vacancia, dejan entrever la paquidermia del Sistema.

Este caso en particular, ha demostrado que La Fiscalía General de la Nación es un antro de corrupción que debe ser depurado. Como colombiano, siento pena por un ente politizado que deshonra al país. También siento asco por los Medios de Comunicación que sucumbieron ante la pauta publicitaria direccionada por Pacific  Rubiales.

Para colmos, la Fiscalía permite que uno de sus hijos putativos, asuma un oficio exclusivo de personas sin tacha. Cualquier representante de un Estado de Derecho, por más ingenuo que sea, sabe que el nombre de Mario Iguarán dentro de la misma Fiscalía representa clientelismo, algo así como un tráfico de influencias con acceso a los expedientes y su desenvolvimiento, lo que le quita seriedad a un juicio. Pero más allá de que Iguarán tiene derecho al trabajo, por ética y por respeto a los colombianos, que lo soportamos varios años con un rabo de paja enorme, debía hacerse a un lado y dejar que la justicia opere con transparencia. Sus nexos y flaquezas con los paramilitares no son como para sacar pecho.  

Hay cosas que no se pueden dejar pasar, como el perfil de un guardaespaldas, tan complejo como el silencio. Ellos siempre saben más que los demás, incluso que el polígrafo. Entonces, si a Laura Moreno sus padres siempre le permitían salir custodiada, así fuera con vigilantes encubiertos, ¿Dónde está el testimonio de ellos? El modus operandi de llevarse un cadáver durante horas y colocarlo magistralmente en otra parte, no es cosa de novatos.

La necropsia practicada al cadáver de Luis Andrés Colmenares Escobar, con una serie de contusiones en el cráneo, las heridas con arma blanca, y los hematomas en varias partes del cuerpo, desvirtúa totalmente la versión fabulesca de una caída a un canal colector de aguas.

La llamada telefónica interceptada por la Fiscalía, en la que Laura Moreno le dice a Yesi Quintero; “Yo solamente te digo que no te preocupes, no te afanes, ve con naturalidad. Tú no tienes nada que ver, yo vi las cosas pero no tengo nada que ver en eso tampoco”, además de ser una prueba contundente de complicidad de un acto insensato, es de una mente malévola y calculadora que maneja la situación con frialdad.

No puede ser posible que ante un juez luego nieguen su responsabilidad, y diga Laura Moreno con cinismo, “No acepto cargos, soy inocente y esto es un invento”.
“El invento”, es un muerto de una buena familia guajira.

Desde el principio, la corrupción ha permeado este caso; Aydée Acevedo Santos, abogada, funcionaria de la Defensoría del Pueblo, inhabilitada para estar al tanto del proceso, amiga de María del Pilar Gómez Ramírez, madre de Carlos Cárdenas Gómez, es nada menos que la esposa de Fabio Cely, contador de Néstor Armando Novoa Velásquez, director nacional de Fiscalías de aquel entonces, con un prontuario en la manipulación de fiscales y testigos. Acevedo y Novoa intercambiaban comunicación al respecto. Me imagino ahora a las cuotas burocráticas de Iguarán compitiendo por ese servilismo que le ha hecho tanto daño a la Justicia.

Tantas falencias, omisiones, descaros y complicidades juntas, está que cumple la sentencia arbitraria de premiar a los verdugos con la libertad absoluta. Como van las cosas, me imagino que tendremos que pedirles disculpas a quienes a toda luz son simplemente unos asesinos.

El actual Fiscal General de la Nación, no solo tiene en sus manos la responsabilidad de un caso, sino el resarcimiento de la imagen de una institución desacreditada.

A propósito,¿Cuánto costó el visado de Laura Moreno en la Embajada de los Estados Unidos? Una lección más de esa doble moral a la que nos tienen acostumbrados los gringos.