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Columnista - 10 noviembre, 2016

La Guajira, tierra irredenta

La Guajira es como un principado, la gobierna una casta de cuatro o cinco familias con igual número de apellidos, que alternativamente se reparten el presupuesto del departamento; desde la época del pirata Morgan comenzó a formarse una clase filibustera que vive de la miseria y de la muerte de sus conciudadanos. Los repugnantes hallazgos […]

La Guajira es como un principado, la gobierna una casta de cuatro o cinco familias con igual número de apellidos, que alternativamente se reparten el presupuesto del departamento; desde la época del pirata Morgan comenzó a formarse una clase filibustera que vive de la miseria y de la muerte de sus conciudadanos. Los repugnantes hallazgos hechos por el gobernador encargado nos indican que los organismos de control tendrán que buscar un equipo de arqueólogos sociales para seguir desenterrando toda la podredumbre que subyace en las finanzas del departamento.

Sus 45 años de vida jurídica, como ente regional, suman una historia de desolación y miseria. Su riqueza gasífera y carbonífera escondida debajo de sus cardonales, de nada le han servido; al guajiro promedio le ha tocado sufrir el suplicio de Tántalo, en medio de esa lotería de la naturaleza. Con lo que recibe este departamento en regalías y transferencias, era para que tuviera uno de los mejores niveles de bienestar del país. Según el DNP, esta región ha recibido cerca de seis billones de pesos, y desde 2002 ha recibido $7.2 billones por concepto del Sistema General de Participación.

El presupuesto de ingresos y gastos de esta región es similar al del Cesar; en el presente año tiene una asignación de $851 mil millones. Dinero no ha faltado en La Guajira; pero cuando miramos los indicadores sociales, no hay diferencias con los países del sur del Sahara africano.

Claro, los dineros del erario tienen una cuestionable destinación; con razón el contrabando con las islas neerlandesas ya no es negocio, tiene menos riesgo traficar con el presupuesto regional.

Antes, el tráfico alcanzaba para muchos, ahora se queda en pocas manos que siempre son las mismas. Y lo mejor para este principado es que tiene una gruesa coraza de teflón, nada les hace perder las elecciones durante las cuales fluye demasiado dinero, el mismo que sale de las arcas públicas. Parece que fue en vano la destitución de dos gobernadores, es como el juego de la pelotica del viejo Mile, que queda enredada en las uñas del manipulador de la tapita.

No conozco al ganador de las elecciones del domingo pasado y por lo tanto no tengo elementos de juicio para presumir malas conductas en su próximo mandato, pero cuando miramos quienes lo acompañaron, nos queda la duda acerca de cómo va a ser su accionar como mandatario.

Ojalá lo haga bien y con mucha transparencia. Pero si uno atiende la fuerza de ciertos aforismos como ese que dice “dime con quién andas…”, la preocupación tiene muchos fundamentos. Los compromisos que se pactan en un proceso electoral tienen fuerza de ley, formal o informal.

En estos procesos, por supuesto, también tiene la culpa el elector, por eso se dice que cada quién tiene la suerte que merece. ¿Por qué no fue una opción el voto en blanco? ¿Por qué Lucho Gómez Pimienta, un hombre que se la ha jugado todas por las causas populares, no fue una buena opción? Esperemos que el nuevo gobernador resuelva de una vez por todas, el problema de escasez de agua. Menos condiciones tiene Israel y hoy exportan más que nosotros en materia de agricultura. No solo de minería se vive.

Columnista
10 noviembre, 2016

La Guajira, tierra irredenta

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

La Guajira es como un principado, la gobierna una casta de cuatro o cinco familias con igual número de apellidos, que alternativamente se reparten el presupuesto del departamento; desde la época del pirata Morgan comenzó a formarse una clase filibustera que vive de la miseria y de la muerte de sus conciudadanos. Los repugnantes hallazgos […]


La Guajira es como un principado, la gobierna una casta de cuatro o cinco familias con igual número de apellidos, que alternativamente se reparten el presupuesto del departamento; desde la época del pirata Morgan comenzó a formarse una clase filibustera que vive de la miseria y de la muerte de sus conciudadanos. Los repugnantes hallazgos hechos por el gobernador encargado nos indican que los organismos de control tendrán que buscar un equipo de arqueólogos sociales para seguir desenterrando toda la podredumbre que subyace en las finanzas del departamento.

Sus 45 años de vida jurídica, como ente regional, suman una historia de desolación y miseria. Su riqueza gasífera y carbonífera escondida debajo de sus cardonales, de nada le han servido; al guajiro promedio le ha tocado sufrir el suplicio de Tántalo, en medio de esa lotería de la naturaleza. Con lo que recibe este departamento en regalías y transferencias, era para que tuviera uno de los mejores niveles de bienestar del país. Según el DNP, esta región ha recibido cerca de seis billones de pesos, y desde 2002 ha recibido $7.2 billones por concepto del Sistema General de Participación.

El presupuesto de ingresos y gastos de esta región es similar al del Cesar; en el presente año tiene una asignación de $851 mil millones. Dinero no ha faltado en La Guajira; pero cuando miramos los indicadores sociales, no hay diferencias con los países del sur del Sahara africano.

Claro, los dineros del erario tienen una cuestionable destinación; con razón el contrabando con las islas neerlandesas ya no es negocio, tiene menos riesgo traficar con el presupuesto regional.

Antes, el tráfico alcanzaba para muchos, ahora se queda en pocas manos que siempre son las mismas. Y lo mejor para este principado es que tiene una gruesa coraza de teflón, nada les hace perder las elecciones durante las cuales fluye demasiado dinero, el mismo que sale de las arcas públicas. Parece que fue en vano la destitución de dos gobernadores, es como el juego de la pelotica del viejo Mile, que queda enredada en las uñas del manipulador de la tapita.

No conozco al ganador de las elecciones del domingo pasado y por lo tanto no tengo elementos de juicio para presumir malas conductas en su próximo mandato, pero cuando miramos quienes lo acompañaron, nos queda la duda acerca de cómo va a ser su accionar como mandatario.

Ojalá lo haga bien y con mucha transparencia. Pero si uno atiende la fuerza de ciertos aforismos como ese que dice “dime con quién andas…”, la preocupación tiene muchos fundamentos. Los compromisos que se pactan en un proceso electoral tienen fuerza de ley, formal o informal.

En estos procesos, por supuesto, también tiene la culpa el elector, por eso se dice que cada quién tiene la suerte que merece. ¿Por qué no fue una opción el voto en blanco? ¿Por qué Lucho Gómez Pimienta, un hombre que se la ha jugado todas por las causas populares, no fue una buena opción? Esperemos que el nuevo gobernador resuelva de una vez por todas, el problema de escasez de agua. Menos condiciones tiene Israel y hoy exportan más que nosotros en materia de agricultura. No solo de minería se vive.