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Columnista - 27 febrero, 2013

¿La desmovilización es la salida?

Esta esquina Por: Hernán Araujo Ariza En el año 2006 se completó la desmovilización de 35 mil hombres que hacían parte del ejército paramilitar. Por el proceso de paz que hoy tiene lugar, y conscientes que hay una posibilidad, por remota que sea, de llegar a un acuerdo; conviene revisar lo logrado en estos siete […]

Esta esquina

Por: Hernán Araujo Ariza

En el año 2006 se completó la desmovilización de 35 mil hombres que hacían parte del ejército paramilitar. Por el proceso de paz que hoy tiene lugar, y conscientes que hay una posibilidad, por remota que sea, de llegar a un acuerdo; conviene revisar lo logrado en estos siete años.

En este periodo, la Alta Consejería para la Reintegración (ACR) ha jugado un papel importante a la hora de atender esta numerosa población. He tenido la oportunidad de acercarme al proceso y tengo que reconocer, que pese a los esfuerzos, es mucho lo que hay por mejorar.

Los participantes del programa reciben un beneficio económico mensual por cierto tiempo, que les permite subsistir sin muchas posibilidades en su etapa inicial. Simultáneamente van trabajando la parte psicosocial, que hará del desmovilizado, una persona apta para reincorporarse a la sociedad cabalmente; y entonces, dar paso a la empleabilidad o el emprendimiento, según el perfil.

Y en ésta última etapa, es donde está el cuello de botella. Según la ACR hay actualmente 7 mil desmovilizados trabajando en el sector formal. Estaríamos hablando del 20% apenas, de la población atendida. Sin embargo, según un informe de la Procuraduría (de enero de este año), solo 1.733 han conseguido empleo por intervención directa de la ACR, en los siete años del proceso. ¿El 5%?

Algo que me pareció curioso es que de los pocos que han logrado conseguir trabajo, el 80% niega su condición de desmovilizado. Tal vez por querer borrar de su vida, la huella que ha dejado la guerra; o tal vez por simple temor a perder el empleo. Porque es cierto también, que los empresarios han estado muy al margen de un proceso que nos ha de comprometer a todos.

Por la parte de emprendimiento, el panorama es más crítico. Entre 2003 y 2006 el Estado invirtió casi un billón de pesos en 432 mil planes de negocios que no se documentaron y que -en su mayoría- no funcionaron. Luego de esa experiencia, los filtros para acceder al capital semilla, se volvieron tan rigurosos, que terminaron volviendo inalcanzables los recursos.

Y ante esta realidad poco alentadora, es bueno resaltar que solo el 15% de los desmovilizados hayan reincidido, según cifras de Humans Rights Watch. ¿Voluntad férrea de desmovilizarse a pesar de las fallas del programa?

En todo caso, es imperativo empezar a aprender de los errores del pasado; por eso es urgente revisar el programa de desmovilización que hoy se ofrece, y ajustarlo a unas posibilidades reales de reintegración a la sociedad.

Si no lo hacemos, estaremos condenados a canjear paz en el campo, por guerra en las ciudades. Porque hay que tener claro que estos programas, van dirigidos específicamente a los combatientes rasos. Que son, en últimas, los que pueden ayudarnos en la disminución real del conflicto; pues al fin y al cabo los comandantes tendrán un trato diferente y no tendrán mucho problema para reincorporarse.

De hacerlo, estaríamos mandando el mensaje adecuado: “la desmovilización es la entrada”; a una nueva vida de oportunidades.

MI ÚLTIMA PALABRA: El 6 de mayo de 2012 salió en EL ESPECTADOR una nota titulada “Puntadas de libertad” donde hablaban de un gran proyecto de inclusión que contemplaba una marca de ropa y accesorios diseñada por desmovilizados (http://www.elespectador.com/impreso/vivir/articulo-343866-puntadas-de-libertad). Mostraban incluso la imagen de un par de zapatos con la marca CHANCE, nombre que le pusieron al emprendimiento. Exactamente diez días después, ingresé a la página del proyecto y se me ocurrió escribir por curiosidad, al correo que señalaban para hacer pedidos. Aun sigo esperando la respuesta.

Twitter: @pipearaujoariza

www.pipearaujoariza.com

 

Columnista
27 febrero, 2013

¿La desmovilización es la salida?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Araujo Castro

Esta esquina Por: Hernán Araujo Ariza En el año 2006 se completó la desmovilización de 35 mil hombres que hacían parte del ejército paramilitar. Por el proceso de paz que hoy tiene lugar, y conscientes que hay una posibilidad, por remota que sea, de llegar a un acuerdo; conviene revisar lo logrado en estos siete […]


Esta esquina

Por: Hernán Araujo Ariza

En el año 2006 se completó la desmovilización de 35 mil hombres que hacían parte del ejército paramilitar. Por el proceso de paz que hoy tiene lugar, y conscientes que hay una posibilidad, por remota que sea, de llegar a un acuerdo; conviene revisar lo logrado en estos siete años.

En este periodo, la Alta Consejería para la Reintegración (ACR) ha jugado un papel importante a la hora de atender esta numerosa población. He tenido la oportunidad de acercarme al proceso y tengo que reconocer, que pese a los esfuerzos, es mucho lo que hay por mejorar.

Los participantes del programa reciben un beneficio económico mensual por cierto tiempo, que les permite subsistir sin muchas posibilidades en su etapa inicial. Simultáneamente van trabajando la parte psicosocial, que hará del desmovilizado, una persona apta para reincorporarse a la sociedad cabalmente; y entonces, dar paso a la empleabilidad o el emprendimiento, según el perfil.

Y en ésta última etapa, es donde está el cuello de botella. Según la ACR hay actualmente 7 mil desmovilizados trabajando en el sector formal. Estaríamos hablando del 20% apenas, de la población atendida. Sin embargo, según un informe de la Procuraduría (de enero de este año), solo 1.733 han conseguido empleo por intervención directa de la ACR, en los siete años del proceso. ¿El 5%?

Algo que me pareció curioso es que de los pocos que han logrado conseguir trabajo, el 80% niega su condición de desmovilizado. Tal vez por querer borrar de su vida, la huella que ha dejado la guerra; o tal vez por simple temor a perder el empleo. Porque es cierto también, que los empresarios han estado muy al margen de un proceso que nos ha de comprometer a todos.

Por la parte de emprendimiento, el panorama es más crítico. Entre 2003 y 2006 el Estado invirtió casi un billón de pesos en 432 mil planes de negocios que no se documentaron y que -en su mayoría- no funcionaron. Luego de esa experiencia, los filtros para acceder al capital semilla, se volvieron tan rigurosos, que terminaron volviendo inalcanzables los recursos.

Y ante esta realidad poco alentadora, es bueno resaltar que solo el 15% de los desmovilizados hayan reincidido, según cifras de Humans Rights Watch. ¿Voluntad férrea de desmovilizarse a pesar de las fallas del programa?

En todo caso, es imperativo empezar a aprender de los errores del pasado; por eso es urgente revisar el programa de desmovilización que hoy se ofrece, y ajustarlo a unas posibilidades reales de reintegración a la sociedad.

Si no lo hacemos, estaremos condenados a canjear paz en el campo, por guerra en las ciudades. Porque hay que tener claro que estos programas, van dirigidos específicamente a los combatientes rasos. Que son, en últimas, los que pueden ayudarnos en la disminución real del conflicto; pues al fin y al cabo los comandantes tendrán un trato diferente y no tendrán mucho problema para reincorporarse.

De hacerlo, estaríamos mandando el mensaje adecuado: “la desmovilización es la entrada”; a una nueva vida de oportunidades.

MI ÚLTIMA PALABRA: El 6 de mayo de 2012 salió en EL ESPECTADOR una nota titulada “Puntadas de libertad” donde hablaban de un gran proyecto de inclusión que contemplaba una marca de ropa y accesorios diseñada por desmovilizados (http://www.elespectador.com/impreso/vivir/articulo-343866-puntadas-de-libertad). Mostraban incluso la imagen de un par de zapatos con la marca CHANCE, nombre que le pusieron al emprendimiento. Exactamente diez días después, ingresé a la página del proyecto y se me ocurrió escribir por curiosidad, al correo que señalaban para hacer pedidos. Aun sigo esperando la respuesta.

Twitter: @pipearaujoariza

www.pipearaujoariza.com