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Columnista - 23 agosto, 2017

La cartera de Rosa Maya

Sin estimar cómo va a reaccionar uno de mis hijos (el mayor) la narración de este original caso donde él es el protagonista, me siento obligado a contarlo, también para mostrar que en Valledupar tenemos mucha gente joven muy honrada, carismática y capaz de poner ejemplo de su magnanimidad. El pasado viernes en horas de […]

Sin estimar cómo va a reaccionar uno de mis hijos (el mayor) la narración de este original caso donde él es el protagonista, me siento obligado a contarlo, también para mostrar que en Valledupar tenemos mucha gente joven muy honrada, carismática y capaz de poner ejemplo de su magnanimidad.

El pasado viernes en horas de la mañana, mientras estaba en clases con mis estudiantes en la Universidad Popular del Cesar, sonó mi teléfono. Era uno de mis hijos, Marlon Andrés Cotes Rincones, un joven vallenato hoy Ingeniero Civil y Especialista en Estructuras de la Universidad Industrial de Santander (UIS).

Después del saludo me dijo: “papá estaba con mi jefa y nos encontramos una cartera de una mujer, en la calle 10 con carrera 12, es de una señora de nombre Rosa Cecilia Maya de Cotes, al parecer esposa de Fausto Cotes Núñez.

¿Tú los conoces?”, preguntó.

Le hice remembranzas de quien es Fausto Cotes y le recordé que su tío Álvaro Cotes Zuleta, siempre, usa como exclamación jocosa: ¡Fausto Cotes Núñez!, para mencionar algún suceso o para expresar algo inusitado.

Me dijo que la cartera era color marrón claro y en el interior había varios documentos como la Licencia de Conducción, tarjetas de crédito, fotografías pequeñas y una plata. “No se la cantidad de dinero. Parece que son bolívares de Venezuela”, dijo.

Dos horas después, cuando llegué a casa conversé con Marlon. Abrí la cartera y efectivamente había un dinero que tampoco conté. Nos dimos cuenta que habían varios billetes de cien mil pesos. Tanto Marlon como yo desconocíamos la existencia de tal denominación, pero tampoco le dimos importancia a eso.

Más por mi insistencia, supimos que había otros billetes de otras denominaciones y aunque Marlon no lo dijo, siempre creí que él quería que el dinero lo contara el dueño, yo respeté su insinuación.

Me di a la tarea de buscar el número telefónico de Fausto Cotes Núñez, quien es uno de los tres monitos de la famosa canción vallenata ‘La nostalgia de Poncho’ de Rafael Escalona Martínez (1927 – 2009) en honor a Alfonso ‘Poncho’ Cotes Querúz (1918–1993). ‘Poncho’ Cotes fue uno de los más grandes juglares del folclor vallenato junto con Escalona.

Pero la búsqueda parecía fallida. En el décimo intento conseguí el número con Darío Pavajeau Molina. Quince minutos después de hablar con Darío (estaba en Bogotá) me llamó el exalcalde Fausto Cotes. Sigue siendo Darío el mejor de los relacionistas públicos que tenemos en Valledupar, para ayudar a sus paisanos.

En medio de la alegría por el hallazgo de la cartera de su esposa Rosa Maya, le di el número telefónico de Marlon. Fausto quedó sorprendido y anotó como especial que la cartera se la hubiese encontrado alguien de apellido Cotes, para inferir su complacencia.

Concertada la cita, Rosa fue con su hijo Kalet a buscar la cartera, pero antes de la entrega Marlos Andrés les dijo: “hay varias cosas que están desordenadas, pero fue que me puse a buscar un número telefónico para llamar, la plata no sé cuánto es”, concluyó y todos quedaron felices, misión cumplida.

Colofón: Marlon Andrés nos acaba de dar una lección a todos. “Enarboló su gallardía y su casta de caballero”, dijo su mamá Marlene; tiene un don de gente que reconocemos, como también lo hizo Fausto, Rosa y su hijo Kalet y como dijo Darío Pavajeau: “ese muchacho tiene grandeza”. Dios lo guarde, necesitamos más Marlon Andrés en el mundo. Hasta la próxima semana.

Por Aquilino Cotes Zuleta

[email protected]
@tiochiro

Columnista
23 agosto, 2017

La cartera de Rosa Maya

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Aquilino Cotes Zuleta

Sin estimar cómo va a reaccionar uno de mis hijos (el mayor) la narración de este original caso donde él es el protagonista, me siento obligado a contarlo, también para mostrar que en Valledupar tenemos mucha gente joven muy honrada, carismática y capaz de poner ejemplo de su magnanimidad. El pasado viernes en horas de […]


Sin estimar cómo va a reaccionar uno de mis hijos (el mayor) la narración de este original caso donde él es el protagonista, me siento obligado a contarlo, también para mostrar que en Valledupar tenemos mucha gente joven muy honrada, carismática y capaz de poner ejemplo de su magnanimidad.

El pasado viernes en horas de la mañana, mientras estaba en clases con mis estudiantes en la Universidad Popular del Cesar, sonó mi teléfono. Era uno de mis hijos, Marlon Andrés Cotes Rincones, un joven vallenato hoy Ingeniero Civil y Especialista en Estructuras de la Universidad Industrial de Santander (UIS).

Después del saludo me dijo: “papá estaba con mi jefa y nos encontramos una cartera de una mujer, en la calle 10 con carrera 12, es de una señora de nombre Rosa Cecilia Maya de Cotes, al parecer esposa de Fausto Cotes Núñez.

¿Tú los conoces?”, preguntó.

Le hice remembranzas de quien es Fausto Cotes y le recordé que su tío Álvaro Cotes Zuleta, siempre, usa como exclamación jocosa: ¡Fausto Cotes Núñez!, para mencionar algún suceso o para expresar algo inusitado.

Me dijo que la cartera era color marrón claro y en el interior había varios documentos como la Licencia de Conducción, tarjetas de crédito, fotografías pequeñas y una plata. “No se la cantidad de dinero. Parece que son bolívares de Venezuela”, dijo.

Dos horas después, cuando llegué a casa conversé con Marlon. Abrí la cartera y efectivamente había un dinero que tampoco conté. Nos dimos cuenta que habían varios billetes de cien mil pesos. Tanto Marlon como yo desconocíamos la existencia de tal denominación, pero tampoco le dimos importancia a eso.

Más por mi insistencia, supimos que había otros billetes de otras denominaciones y aunque Marlon no lo dijo, siempre creí que él quería que el dinero lo contara el dueño, yo respeté su insinuación.

Me di a la tarea de buscar el número telefónico de Fausto Cotes Núñez, quien es uno de los tres monitos de la famosa canción vallenata ‘La nostalgia de Poncho’ de Rafael Escalona Martínez (1927 – 2009) en honor a Alfonso ‘Poncho’ Cotes Querúz (1918–1993). ‘Poncho’ Cotes fue uno de los más grandes juglares del folclor vallenato junto con Escalona.

Pero la búsqueda parecía fallida. En el décimo intento conseguí el número con Darío Pavajeau Molina. Quince minutos después de hablar con Darío (estaba en Bogotá) me llamó el exalcalde Fausto Cotes. Sigue siendo Darío el mejor de los relacionistas públicos que tenemos en Valledupar, para ayudar a sus paisanos.

En medio de la alegría por el hallazgo de la cartera de su esposa Rosa Maya, le di el número telefónico de Marlon. Fausto quedó sorprendido y anotó como especial que la cartera se la hubiese encontrado alguien de apellido Cotes, para inferir su complacencia.

Concertada la cita, Rosa fue con su hijo Kalet a buscar la cartera, pero antes de la entrega Marlos Andrés les dijo: “hay varias cosas que están desordenadas, pero fue que me puse a buscar un número telefónico para llamar, la plata no sé cuánto es”, concluyó y todos quedaron felices, misión cumplida.

Colofón: Marlon Andrés nos acaba de dar una lección a todos. “Enarboló su gallardía y su casta de caballero”, dijo su mamá Marlene; tiene un don de gente que reconocemos, como también lo hizo Fausto, Rosa y su hijo Kalet y como dijo Darío Pavajeau: “ese muchacho tiene grandeza”. Dios lo guarde, necesitamos más Marlon Andrés en el mundo. Hasta la próxima semana.

Por Aquilino Cotes Zuleta

[email protected]
@tiochiro