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General - 29 abril, 2017

La canción inédita y los 50 años del Festival Vallenato

El compositor Rosendo Romero Ospino, el poeta de Villanueva, hace un recorrido por la historia del concurso de Canción Inédita, recuerda los primeros años, los compositores, sus creaciones, la calidad de estas y la decadencia de los nuevos creadores de música.

¿Qué es una canción inédita?

Bueno, es aquella que no ha sido publicada, y se tiene en su forma original, desconocida, incógnita y es única.
La canción inédita es incluida en el segundo Festival, en 1969, para hacerle justicia a todos los poetas de la región, fue un gran acierto y se hizo sin tener en cuenta que a quien en realidad se le hacía justicia era a la misma música vallenata, puesto que el acordeón no es la música vallenata, el acordeón es el instrumento con el cual se interpretan los cuatro aires musicales de la tradición, podría desparecer el acordeón y el vallenato sigue, en la memoria colectiva en cambio si desaparecen las canciones o mejor dijéramos si desparecen los cuatro aires se acaba la música; en realidad los acordeonistas suben a la tarima es a tocar las canciones de los compositores vallenatos, la esencia de nuestro folclor musical es la cadencia de sus cuatro aires y el que sube a interpretarlos tiene que ser fiel a ellos.

El primer ganador del concurso de canción inédita fue el maestro Gustavo Gutiérrez, constituyéndose así en el símbolo de la canción inédita. Triunfó con el paseo lírico considerado por nosotros los villanueveros como el paradigma del quinto aire ‘Rumores de viejas voces’ (una variante del paseo), conocido también como paseo romántico o paseo lírico, el cual no fue reconocido en Valledupar, esta canción fue grabada por el rebelde del acordeón Alfredo Gutiérrez, todo un éxito. Para el segundo Festival el ganador fue Fredy Molina, con ‘El indio desventurado’, 1970. También fue grabado por el artista de moda en esa época.

‘El Ñato’ Alfredo Gutiérrez, este indiscutible interprete sin duda alguna le aportó mucho espectáculo al Festival en estos 50 años, bastase que sea el único coronado tres veces. En 1971 Santander Durán Escalona aporta ‘Lamento Arhuaco’, un clamor por la etnia arhuaca, el poeta desarrolla su lírica en favor de los olvidados; 1972, el bardo sentimental de Chimichuaga, gran maestro de maestros Camilo Namen, nos eriza la piel con ‘Recordando mi niñez’, un tema filosófico existencial, aquella frase sencilla pero tremendamente real que nos gustó a todos: “Bonita es la vida cuando uno está niño y cuando uno está niño quiere crecer ligero”.

La trágica muerte de Fredy Molina, el gran autor de ‘Los tiempos de la cometa’ y ‘Amor sensible’, inspira al molinero Armando Zabaleta una elegía que en su traza luctuosa refleja la tristeza de todo el Valle por la desaparición del poeta de La Malena. “No vuelvo a Patillal porque me mata la tristeza, al ver que en ese pueblo fue donde murió un amigo mío, era compositor como lo es Zabaleta, era lo más querido de ese caserío”.

En 1974 el gran Nicolás Maestre expone para el gusto popular un paradigma de la poesía serrana y “Las abejas manan su miel y las aves vuelan al sol” en su traza melódica. Es ‘El Tanque’ Moscote quien impacta la plaza Alfonzo López, en la tarima Francisco el Hombre, con su voz de trueno (q.e.p.d.) y Nicolás se lleva el primer puesto con ‘El hachero’.

En 1975 no hubo primer lugar, para mi desconsuelo. Ese año presenté mi canción ‘Noche sin lucero’, no ganó, me la eliminaron, sin ni siquiera hacerle un análisis. Pero Jorge Oñate y ‘Colacho’ Mendoza le hicieron una versión magistral que todavía es la hora y hace dos o tres días que la canté en el colegio Windsor de Valledupar y los jóvenes de allí le prodigaron un nutrido aplauso, fue algo muy grato que me hizo sentir muy bien, mi canción tiene una versión internacional por Carlos vives y mi paisano Egidio Cuadrado en clásicos de la Provincia 2 y ‘El Cacique de La Junta’, Diomedes Díaz (q.e.p.d) le hizo una versión muy vernácula.

Luego en 1976 Julio Oñate Martínez, no solo asombra al público si no que concientiza y rescata la advertencia hecha años antes por Pedro Castro Monsalvo, el cual advertía al pueblo vallenato cuando descumbró los montes de tananeos, cañaguates, caranganitos, puy, espinos ceibas, caracolies, cedros, corazón fino, quebrachos, campanos algarrobillos, javos, guamachos, matarratón, uvitos, javillos etc., y convirtió el monte verde en campos pelados, cual campo de futbol, y además rociados por el veneno del algodón, el cual solo dejaba crecer el coquito y la escobilla, amenazando con esto aproximar el desierto guajiro hasta los ríos. Julio Oñate emite ‘La profecía’ y se alza con el primer lugar, esta canción fue grabada más tarde por los hermanos Zuleta, éxito total.

El nivel de la canción inédita no bajaba una línea todo era calidad porque todos eran compositores profesionales y cada canción era un éxito, hoy son clásicos de nuestra música. En 1977 sigue el maestro Alonso Fernández Oñate, el cual presenta un merengue magistral, el primero que gana en el Festival, y lo titula: ‘Yo soy vallenato’, una vez más Armando ‘El Tanque’ Moscote, estremece la plaza con su voz de trueno y se lleva el primer lugar. Pero entonces ocurre el suceso más hermoso y extraordinario de la canción inédita, un poeta místico locamente enamorado en el delirio de su febril romance, eclosiona en la mariposa que detiene su vuelo y se convierte en una flor, el poeta languidece su mirada al ver que la paloma vuela como mostrando el camino y en su trashumancia de sueños y realidades tejidas con melodías murmuradas por el roce de las aguas en el pedregal del cauce, proceloso escribidor de verso Octavio Daza extiende, su verbo ribeteando el torrente de las aguas heladas que bajan serpenteantes de la nevada y conquista el primer lugar con ‘Río Badillo’, esta canción es una loa al romance sincero, bello y limpio como las aguas que bajando vienen de la Sierra Nevada, esta deliciosa pieza fue grabada por los hermanos Zuleta.

En 1979 el atanquero, kankuamo, Pedro García triunfa con el tema ‘El poeta pintor’; en 1980 el abogado, poeta, investigador de música Vallenata, docente universitario Tomas Darío Gutiérrez, expone una elegía que tituló ‘Voz de acordeones’, que además de ser un lamento es un grito de angustia, rabia y dolor por el inútil sacrificio del poeta patillalero Octavio Daza, fue grabada por su paisano Rafael Orozco e Israel Romero ‘El Binomio de Oro’.
Para 1971 Fernando Dangond Castro, poeta consumado, el único cantor que he conocido que tiene la vecina más linda, pero vive en su corazón. Fernando compuso ‘Nació mi poesía’, la que yo siempre he considerado el himno popular de Valledupar.

Para 1982 repite Gustavo Gutiérrez con ‘Paisaje de sol’. Siguen Julio Díaz, Juvenal Daza Bermúdez, Emiliano Zuleta Díaz y ocurre el segundo suceso extraordinario ocasionado por Rafael Manjarrez, su canción ganadora titulada ‘Ausencia Sentimental’, se convierte en el himno del Festival: entonces vuelve y repite Santander Durán Escalona, sigue Marciano Martínez, Hernando Marín, Ivo Luis Díaz, Iván Ovalle, entre otros, aparece Sergio Moya Molina, etc.

Hasta ahí la constante es de compositores profesionales, luego empieza a perderse la fuerza de la canción inédita y dejan de grabar las canciones ganadoras ¿Por qué? Bueno porque ya empezó a mezclarse el compositor aficionado con el compositor profesional y este optó por no seguir presentándose.

Las canciones son el vallenato. Dentro de poco tendremos otro rey de reyes. En acordeón y en canción inédita. Pero la canción inédita estará siempre en un segundo plano. No olviden que la esencia está representada en las cuatro formas de canciones y sus cadencias. En Bellas Artes me encontré con el presidente de la Fundación Festival Vallenato, Rodolfo Molina, y me soltó una primicia relacionada con nosotros los compositores que me mantuvo con una sonrisa en la cara que no daba para quitármela.

Por Rosendo Romero Ospino

 

General
29 abril, 2017

La canción inédita y los 50 años del Festival Vallenato

El compositor Rosendo Romero Ospino, el poeta de Villanueva, hace un recorrido por la historia del concurso de Canción Inédita, recuerda los primeros años, los compositores, sus creaciones, la calidad de estas y la decadencia de los nuevos creadores de música.


¿Qué es una canción inédita?

Bueno, es aquella que no ha sido publicada, y se tiene en su forma original, desconocida, incógnita y es única.
La canción inédita es incluida en el segundo Festival, en 1969, para hacerle justicia a todos los poetas de la región, fue un gran acierto y se hizo sin tener en cuenta que a quien en realidad se le hacía justicia era a la misma música vallenata, puesto que el acordeón no es la música vallenata, el acordeón es el instrumento con el cual se interpretan los cuatro aires musicales de la tradición, podría desparecer el acordeón y el vallenato sigue, en la memoria colectiva en cambio si desaparecen las canciones o mejor dijéramos si desparecen los cuatro aires se acaba la música; en realidad los acordeonistas suben a la tarima es a tocar las canciones de los compositores vallenatos, la esencia de nuestro folclor musical es la cadencia de sus cuatro aires y el que sube a interpretarlos tiene que ser fiel a ellos.

El primer ganador del concurso de canción inédita fue el maestro Gustavo Gutiérrez, constituyéndose así en el símbolo de la canción inédita. Triunfó con el paseo lírico considerado por nosotros los villanueveros como el paradigma del quinto aire ‘Rumores de viejas voces’ (una variante del paseo), conocido también como paseo romántico o paseo lírico, el cual no fue reconocido en Valledupar, esta canción fue grabada por el rebelde del acordeón Alfredo Gutiérrez, todo un éxito. Para el segundo Festival el ganador fue Fredy Molina, con ‘El indio desventurado’, 1970. También fue grabado por el artista de moda en esa época.

‘El Ñato’ Alfredo Gutiérrez, este indiscutible interprete sin duda alguna le aportó mucho espectáculo al Festival en estos 50 años, bastase que sea el único coronado tres veces. En 1971 Santander Durán Escalona aporta ‘Lamento Arhuaco’, un clamor por la etnia arhuaca, el poeta desarrolla su lírica en favor de los olvidados; 1972, el bardo sentimental de Chimichuaga, gran maestro de maestros Camilo Namen, nos eriza la piel con ‘Recordando mi niñez’, un tema filosófico existencial, aquella frase sencilla pero tremendamente real que nos gustó a todos: “Bonita es la vida cuando uno está niño y cuando uno está niño quiere crecer ligero”.

La trágica muerte de Fredy Molina, el gran autor de ‘Los tiempos de la cometa’ y ‘Amor sensible’, inspira al molinero Armando Zabaleta una elegía que en su traza luctuosa refleja la tristeza de todo el Valle por la desaparición del poeta de La Malena. “No vuelvo a Patillal porque me mata la tristeza, al ver que en ese pueblo fue donde murió un amigo mío, era compositor como lo es Zabaleta, era lo más querido de ese caserío”.

En 1974 el gran Nicolás Maestre expone para el gusto popular un paradigma de la poesía serrana y “Las abejas manan su miel y las aves vuelan al sol” en su traza melódica. Es ‘El Tanque’ Moscote quien impacta la plaza Alfonzo López, en la tarima Francisco el Hombre, con su voz de trueno (q.e.p.d.) y Nicolás se lleva el primer puesto con ‘El hachero’.

En 1975 no hubo primer lugar, para mi desconsuelo. Ese año presenté mi canción ‘Noche sin lucero’, no ganó, me la eliminaron, sin ni siquiera hacerle un análisis. Pero Jorge Oñate y ‘Colacho’ Mendoza le hicieron una versión magistral que todavía es la hora y hace dos o tres días que la canté en el colegio Windsor de Valledupar y los jóvenes de allí le prodigaron un nutrido aplauso, fue algo muy grato que me hizo sentir muy bien, mi canción tiene una versión internacional por Carlos vives y mi paisano Egidio Cuadrado en clásicos de la Provincia 2 y ‘El Cacique de La Junta’, Diomedes Díaz (q.e.p.d) le hizo una versión muy vernácula.

Luego en 1976 Julio Oñate Martínez, no solo asombra al público si no que concientiza y rescata la advertencia hecha años antes por Pedro Castro Monsalvo, el cual advertía al pueblo vallenato cuando descumbró los montes de tananeos, cañaguates, caranganitos, puy, espinos ceibas, caracolies, cedros, corazón fino, quebrachos, campanos algarrobillos, javos, guamachos, matarratón, uvitos, javillos etc., y convirtió el monte verde en campos pelados, cual campo de futbol, y además rociados por el veneno del algodón, el cual solo dejaba crecer el coquito y la escobilla, amenazando con esto aproximar el desierto guajiro hasta los ríos. Julio Oñate emite ‘La profecía’ y se alza con el primer lugar, esta canción fue grabada más tarde por los hermanos Zuleta, éxito total.

El nivel de la canción inédita no bajaba una línea todo era calidad porque todos eran compositores profesionales y cada canción era un éxito, hoy son clásicos de nuestra música. En 1977 sigue el maestro Alonso Fernández Oñate, el cual presenta un merengue magistral, el primero que gana en el Festival, y lo titula: ‘Yo soy vallenato’, una vez más Armando ‘El Tanque’ Moscote, estremece la plaza con su voz de trueno y se lleva el primer lugar. Pero entonces ocurre el suceso más hermoso y extraordinario de la canción inédita, un poeta místico locamente enamorado en el delirio de su febril romance, eclosiona en la mariposa que detiene su vuelo y se convierte en una flor, el poeta languidece su mirada al ver que la paloma vuela como mostrando el camino y en su trashumancia de sueños y realidades tejidas con melodías murmuradas por el roce de las aguas en el pedregal del cauce, proceloso escribidor de verso Octavio Daza extiende, su verbo ribeteando el torrente de las aguas heladas que bajan serpenteantes de la nevada y conquista el primer lugar con ‘Río Badillo’, esta canción es una loa al romance sincero, bello y limpio como las aguas que bajando vienen de la Sierra Nevada, esta deliciosa pieza fue grabada por los hermanos Zuleta.

En 1979 el atanquero, kankuamo, Pedro García triunfa con el tema ‘El poeta pintor’; en 1980 el abogado, poeta, investigador de música Vallenata, docente universitario Tomas Darío Gutiérrez, expone una elegía que tituló ‘Voz de acordeones’, que además de ser un lamento es un grito de angustia, rabia y dolor por el inútil sacrificio del poeta patillalero Octavio Daza, fue grabada por su paisano Rafael Orozco e Israel Romero ‘El Binomio de Oro’.
Para 1971 Fernando Dangond Castro, poeta consumado, el único cantor que he conocido que tiene la vecina más linda, pero vive en su corazón. Fernando compuso ‘Nació mi poesía’, la que yo siempre he considerado el himno popular de Valledupar.

Para 1982 repite Gustavo Gutiérrez con ‘Paisaje de sol’. Siguen Julio Díaz, Juvenal Daza Bermúdez, Emiliano Zuleta Díaz y ocurre el segundo suceso extraordinario ocasionado por Rafael Manjarrez, su canción ganadora titulada ‘Ausencia Sentimental’, se convierte en el himno del Festival: entonces vuelve y repite Santander Durán Escalona, sigue Marciano Martínez, Hernando Marín, Ivo Luis Díaz, Iván Ovalle, entre otros, aparece Sergio Moya Molina, etc.

Hasta ahí la constante es de compositores profesionales, luego empieza a perderse la fuerza de la canción inédita y dejan de grabar las canciones ganadoras ¿Por qué? Bueno porque ya empezó a mezclarse el compositor aficionado con el compositor profesional y este optó por no seguir presentándose.

Las canciones son el vallenato. Dentro de poco tendremos otro rey de reyes. En acordeón y en canción inédita. Pero la canción inédita estará siempre en un segundo plano. No olviden que la esencia está representada en las cuatro formas de canciones y sus cadencias. En Bellas Artes me encontré con el presidente de la Fundación Festival Vallenato, Rodolfo Molina, y me soltó una primicia relacionada con nosotros los compositores que me mantuvo con una sonrisa en la cara que no daba para quitármela.

Por Rosendo Romero Ospino