Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 4 noviembre, 2016

La bendita reforma

No he leído la Reforma Tributaria, ni la voy a leer, porque sin quitarle una coma un Congreso arrodillado la va a aprobar a pupitrazos, pero me ha llamado mucho la atención, mucho, muchísimo, como dicen los mejicanos, que me he encontrado con personas muy acaudaladas, un urbanizador que me dijo sonriendo que a él […]

No he leído la Reforma Tributaria, ni la voy a leer, porque sin quitarle una coma un Congreso arrodillado la va a aprobar a pupitrazos, pero me ha llamado mucho la atención, mucho, muchísimo, como dicen los mejicanos, que me he encontrado con personas muy acaudaladas, un urbanizador que me dijo sonriendo que a él lo favorecía, me topé con un comerciante poderoso y me manifestó lo mismo, busqué a un terrateniente rural y urbano y también alegre me confirmó la misma cosa y por último contacté a un grupo empresarial muy fuerte, quienes me trasmitieron su alegría por los beneficios que obtenían de la famosa Reforma.

Entonces pensé que sí a los ricos los beneficia, de dónde van a sacar la plata para pagar la deudona que tenemos y sostener los gastos e inversiones y la conclusión fue lógica: de la clase media y de la clase baja, de los pobres empleados, de los peluqueros, de las ventas informales y tenderos de esquina, en fin de los que tenemos que comprar carne, huevo, leche, arroz, azúcar, maíz y cuanta vaina producen los ricos, los que bebemos gaseosas y cervezas elaborados por los más ricos, los que tenemos que vestirnos con telas y trajes de sus fábricas, los que viajamos en buses y avión de ellos y así, porque todo es de ellos y si es así, qué importancia tiene para ellos el aumento del IVA, ninguna, ellos aumentan los precios y los de abajo, siempre lo mismo, pagamos esos aumentos pero duplicados.

Que le va a importar a Sarmiento, Santodomingo, Ardila Lule, Santos o Cárdenas esos aumentos irrisorios para ellos, pero devastadores para el pueblo, que no haya cómo hacer para que sus escasos recursos le alcancen por lo menos para comer, vestir y educar a sus hijos.

Los banqueros no tienen alma, eso lo sabemos todos y por eso no me extraña que un hombre de la talla de Luis Alberto Moreno, hoy banquero, diga que la Reforma es buena para el país, pero mala para los pobres que son la mayoría de este país, agrego yo. Sí debe de haber Reforma Tributaria, pero tratando de sacar la plata de la abundante ubre de los poderosos y no de la escuálida teta de la pobresía, esa Reforma hay que reformarla y quien tiene que hacerlo es el Congreso. ¿Serán capaces? Bueno eso es pa’ ya, y el pueblo está pendiente, porque si los Parlamentarios, especialmente los nuestros lo hacen, están dispuestos a cobrárselas en las próximas elecciones, con la abstención o aumentando a seis billetes de cincuenta mil por lo menos su voto, así que fíjense bien señores congresistas lo que van hacer y procuren deshacer la mala imagen que hoy tienen ante el país en un acto de bienestar para el pueblo colombiano.

EL ARROYO DEL CAPITANEJO

En la vía que de esta ciudad conduce a Los Besotes por un lado y por el otro a los Colegios Arhuaco Karqua, donde estudian 150 niños de esa etnia y el Colegio Bilingüe La Sierra con 400 muchachos, se encuentra antes de llegar a ellos el Arroyo del Capitanejo, que se convierte en esta época en un peligro con sus crecientes y se desborda impidiendo el pase de los campesinos, indígenas, hacendados, profesores, alumnos y padres de familia que todos los días van a llevar y a buscar a sus hijos. Es urgente que se termine el puente que está comenzado desde hace mucho tiempo y es poco lo que le falta, antes de que haya, Dios no lo quiera, un accidente fatal.

Ojalá que el señor Gobernador y el Alcalde con la sensibilidad social que los caracteriza se apersonen de este problema y las comunidades indígenas también lo hagan, no solo terminando el puente, sino arreglando la vía.

 

Columnista
4 noviembre, 2016

La bendita reforma

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

No he leído la Reforma Tributaria, ni la voy a leer, porque sin quitarle una coma un Congreso arrodillado la va a aprobar a pupitrazos, pero me ha llamado mucho la atención, mucho, muchísimo, como dicen los mejicanos, que me he encontrado con personas muy acaudaladas, un urbanizador que me dijo sonriendo que a él […]


No he leído la Reforma Tributaria, ni la voy a leer, porque sin quitarle una coma un Congreso arrodillado la va a aprobar a pupitrazos, pero me ha llamado mucho la atención, mucho, muchísimo, como dicen los mejicanos, que me he encontrado con personas muy acaudaladas, un urbanizador que me dijo sonriendo que a él lo favorecía, me topé con un comerciante poderoso y me manifestó lo mismo, busqué a un terrateniente rural y urbano y también alegre me confirmó la misma cosa y por último contacté a un grupo empresarial muy fuerte, quienes me trasmitieron su alegría por los beneficios que obtenían de la famosa Reforma.

Entonces pensé que sí a los ricos los beneficia, de dónde van a sacar la plata para pagar la deudona que tenemos y sostener los gastos e inversiones y la conclusión fue lógica: de la clase media y de la clase baja, de los pobres empleados, de los peluqueros, de las ventas informales y tenderos de esquina, en fin de los que tenemos que comprar carne, huevo, leche, arroz, azúcar, maíz y cuanta vaina producen los ricos, los que bebemos gaseosas y cervezas elaborados por los más ricos, los que tenemos que vestirnos con telas y trajes de sus fábricas, los que viajamos en buses y avión de ellos y así, porque todo es de ellos y si es así, qué importancia tiene para ellos el aumento del IVA, ninguna, ellos aumentan los precios y los de abajo, siempre lo mismo, pagamos esos aumentos pero duplicados.

Que le va a importar a Sarmiento, Santodomingo, Ardila Lule, Santos o Cárdenas esos aumentos irrisorios para ellos, pero devastadores para el pueblo, que no haya cómo hacer para que sus escasos recursos le alcancen por lo menos para comer, vestir y educar a sus hijos.

Los banqueros no tienen alma, eso lo sabemos todos y por eso no me extraña que un hombre de la talla de Luis Alberto Moreno, hoy banquero, diga que la Reforma es buena para el país, pero mala para los pobres que son la mayoría de este país, agrego yo. Sí debe de haber Reforma Tributaria, pero tratando de sacar la plata de la abundante ubre de los poderosos y no de la escuálida teta de la pobresía, esa Reforma hay que reformarla y quien tiene que hacerlo es el Congreso. ¿Serán capaces? Bueno eso es pa’ ya, y el pueblo está pendiente, porque si los Parlamentarios, especialmente los nuestros lo hacen, están dispuestos a cobrárselas en las próximas elecciones, con la abstención o aumentando a seis billetes de cincuenta mil por lo menos su voto, así que fíjense bien señores congresistas lo que van hacer y procuren deshacer la mala imagen que hoy tienen ante el país en un acto de bienestar para el pueblo colombiano.

EL ARROYO DEL CAPITANEJO

En la vía que de esta ciudad conduce a Los Besotes por un lado y por el otro a los Colegios Arhuaco Karqua, donde estudian 150 niños de esa etnia y el Colegio Bilingüe La Sierra con 400 muchachos, se encuentra antes de llegar a ellos el Arroyo del Capitanejo, que se convierte en esta época en un peligro con sus crecientes y se desborda impidiendo el pase de los campesinos, indígenas, hacendados, profesores, alumnos y padres de familia que todos los días van a llevar y a buscar a sus hijos. Es urgente que se termine el puente que está comenzado desde hace mucho tiempo y es poco lo que le falta, antes de que haya, Dios no lo quiera, un accidente fatal.

Ojalá que el señor Gobernador y el Alcalde con la sensibilidad social que los caracteriza se apersonen de este problema y las comunidades indígenas también lo hagan, no solo terminando el puente, sino arreglando la vía.