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Columnista - 23 marzo, 2015

Justicia podrida

El escándalo de la Corte Constitucional, pica y se extiende; las declaraciones del magistrado Jorge Pretelt prenden un ventilador que no dejará títere con cabeza. Lo ideal, en un país decente, sería que este “señor” se apartara del cargo inmediatamente, pero como estamos en Colombia, necesitamos que se quede para que destape la olla podrida […]

El escándalo de la Corte Constitucional, pica y se extiende; las declaraciones del magistrado Jorge Pretelt prenden un ventilador que no dejará títere con cabeza. Lo ideal, en un país decente, sería que este “señor” se apartara del cargo inmediatamente, pero como estamos en Colombia, necesitamos que se quede para que destape la olla podrida en la que está inmersa nuestra justicia, acorralado por sus acciones y por el fiscal general Eduardo Montealegre, quien, en su calidad perseguidor, en un intento de obtener beneficio político, aprovecha la oportunidad y usa el poder para acabar a quien no esté de acuerdo con sus posturas; dicho sea de paso, Montealegre también sale muy mal librado con estas declaraciones, en cuanto a influir para que guerrilleros de las Farc no paguen cárcel y solicitando recomendaciones para el cargo de jefe de fiscalías de Córdoba.

Pretelt tiene en sus manos la oportunidad de hacerle un bien al país, si decide contar como actúan sus colegas; la frase fue lapidaria, “si me voy yo, nos vamos todos”, y resume el grado de podredumbre que existe y pone nuevamente en entredicho al proceso de paz, porque hasta las Farc, con todo el rosario de delitos que tienen encima, se dan el lujo de desconocer, por corrupta, nuestra justicia y recalcan que no aceptarán pagar cárcel, ni se someterán a este aparato judicial.

Pero el problema no es solo de las altas cortes, que de altas no tienen nada, es también del gobierno, ha pasado de agache en toda esta situación, promoviendo una reforma al equilibrio de poderes, que han armado de acuerdo a lo que va ocurriendo y no soluciona nada; sacaron de forma burda al tribunal de aforados, sin embargo, ahora, con el escándalo, quieren revivirlo; y es que así, se mueve Santos con sus súper ministros. El grado de descomposición es tal que hoy quienes piden renuncias son Juan Fernando Cristo y Horacio Serpa, otrora escuderos de Ernesto Samper, quienes lo atornillaron al poder, aunque después se comprobó que a su campaña ingresaron millones de dólares del narcotráfico; esa es la doble moral que no le permite a este país levantar cabeza, la justicia merece una reforma estructural de fondo, un gran acuerdo, algunos hablan de constituyente y hay que explorar la idea porque está visto que nuestros poderes son incapaces de auto reformarse; lo preocupante es que por esta misma vía, las Farc pretenden limpiar sus delitos, algo nefasto para el país.

No obstante, el debate hay que darlo; mientras tanto, la Corte Constitucional debe irse toda. Si antes, la situación de Pretelt era insostenible; hoy, es la de todos los magistrados, que de alguna u otra forma están implicados en el peor escándalo de la justicia colombiana. Algunos afirman que no pasará nada, como sucedió con la fallida reforma a la justicia, en la cual todos se lavaron las manos y las cosas siguieron igual; yo creo que no, estamos en un punto de quiebre que, por fin, puede oxigenar la frágil situación en que se encuentra nuestra justicia. @JACOBOSOLANOC

Columnista
23 marzo, 2015

Justicia podrida

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jacobo Solano Cerchiaro

El escándalo de la Corte Constitucional, pica y se extiende; las declaraciones del magistrado Jorge Pretelt prenden un ventilador que no dejará títere con cabeza. Lo ideal, en un país decente, sería que este “señor” se apartara del cargo inmediatamente, pero como estamos en Colombia, necesitamos que se quede para que destape la olla podrida […]


El escándalo de la Corte Constitucional, pica y se extiende; las declaraciones del magistrado Jorge Pretelt prenden un ventilador que no dejará títere con cabeza. Lo ideal, en un país decente, sería que este “señor” se apartara del cargo inmediatamente, pero como estamos en Colombia, necesitamos que se quede para que destape la olla podrida en la que está inmersa nuestra justicia, acorralado por sus acciones y por el fiscal general Eduardo Montealegre, quien, en su calidad perseguidor, en un intento de obtener beneficio político, aprovecha la oportunidad y usa el poder para acabar a quien no esté de acuerdo con sus posturas; dicho sea de paso, Montealegre también sale muy mal librado con estas declaraciones, en cuanto a influir para que guerrilleros de las Farc no paguen cárcel y solicitando recomendaciones para el cargo de jefe de fiscalías de Córdoba.

Pretelt tiene en sus manos la oportunidad de hacerle un bien al país, si decide contar como actúan sus colegas; la frase fue lapidaria, “si me voy yo, nos vamos todos”, y resume el grado de podredumbre que existe y pone nuevamente en entredicho al proceso de paz, porque hasta las Farc, con todo el rosario de delitos que tienen encima, se dan el lujo de desconocer, por corrupta, nuestra justicia y recalcan que no aceptarán pagar cárcel, ni se someterán a este aparato judicial.

Pero el problema no es solo de las altas cortes, que de altas no tienen nada, es también del gobierno, ha pasado de agache en toda esta situación, promoviendo una reforma al equilibrio de poderes, que han armado de acuerdo a lo que va ocurriendo y no soluciona nada; sacaron de forma burda al tribunal de aforados, sin embargo, ahora, con el escándalo, quieren revivirlo; y es que así, se mueve Santos con sus súper ministros. El grado de descomposición es tal que hoy quienes piden renuncias son Juan Fernando Cristo y Horacio Serpa, otrora escuderos de Ernesto Samper, quienes lo atornillaron al poder, aunque después se comprobó que a su campaña ingresaron millones de dólares del narcotráfico; esa es la doble moral que no le permite a este país levantar cabeza, la justicia merece una reforma estructural de fondo, un gran acuerdo, algunos hablan de constituyente y hay que explorar la idea porque está visto que nuestros poderes son incapaces de auto reformarse; lo preocupante es que por esta misma vía, las Farc pretenden limpiar sus delitos, algo nefasto para el país.

No obstante, el debate hay que darlo; mientras tanto, la Corte Constitucional debe irse toda. Si antes, la situación de Pretelt era insostenible; hoy, es la de todos los magistrados, que de alguna u otra forma están implicados en el peor escándalo de la justicia colombiana. Algunos afirman que no pasará nada, como sucedió con la fallida reforma a la justicia, en la cual todos se lavaron las manos y las cosas siguieron igual; yo creo que no, estamos en un punto de quiebre que, por fin, puede oxigenar la frágil situación en que se encuentra nuestra justicia. @JACOBOSOLANOC