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Judicial - 16 enero, 2018

En juicio revelan detalles de macabro asesinato de cabo del Ejército

Con la presentación de varios testigos y descubrimiento de pruebas avanzó en Valledupar la audiencia de juicio oral contra el presunto autor intelectual de la desaparición forzada y homicidio del cabo del Ejército Nacional, Arturo de Jesús Menco Díaz, adscrito al Grupo Rondón de Buena Vista, La Guajira, crimen ocurrido en diciembre de 2013.

Aspecto de la audiencia de juicio oral realizada en la mañana de ayer en el Palacio de Justicia de Valledupar.
Aspecto de la audiencia de juicio oral realizada en la mañana de ayer en el Palacio de Justicia de Valledupar.

Con la presentación de varios testigos y descubrimiento de pruebas avanzó en Valledupar la audiencia de juicio oral contra el presunto autor intelectual de la desaparición forzada y homicidio del cabo del Ejército Nacional, Arturo de Jesús Menco Díaz, adscrito al Grupo Rondón de Buena Vista, La Guajira, crimen ocurrido en diciembre de 2013.

Se trata de Eider Ríos Durán, quien, según las investigaciones de la Fiscalía, tenía una sociedad con el militar en un negocio relacionado con el transporte de gasolina de contrabando entre La Guajira y el Cesar, en el que Menco Díaz había aportado dos automóviles marca Renault 18. Pero el suboficial, le venía reclamando a Ríos Durán la parte que le correspondía de las ganancias porque había sido trasladado hacia el sur del país.

Las investigaciones también señalan que Wilmer Rivera Carvajalino, alias ‘Wilmerito’, habría sido autor material del asesinato del militar, con arma de fuego, incineración del cadáver y posterior entierro en una fosa común.

La Fiscalía señala que Ríos Durán para quedarse con el negocio solo, contrató Rivera Carvajalino para que desapareciera y asesinara a su socio, con el pago de dos millones de pesos por el servicio criminal, entregándole además un revólver para que cumpliera su objetivo. El autor del abominable crimen, relató el modo, tiempo y lugar del espeluznante hecho perpetrado el 30 de diciembre de 2013 en zona rural del municipio de San Diego, Cesar.

El militar fue citado por su socio en zona rural de San Diego, tras ser recogido en uno de sus propios vehículos para dialogar sobre el negocio, pero fue baleado en el interior del mismo automóvil y arrastrado hacia un costado de la vía. Le propinaron dos impactos de bala en la cabeza, que determinaron su vida en el acto.

Al día siguiente y por órdenes del socio, al cadáver le rociaron gasolina y le prendieron fuego, para no dejar evidencias y que el cuerpo no fuera identificado. No conforme con lo sucedido el asesino volvió a la escena del crimen dos días después, metió los restos mortales en bolsas plásticas y en un saco, y unos metros más adelante cavó y lo enterró en inmediaciones del corregimiento de Media Luna, para desaparecerlo por completo.

El expediente también señala que cuando le prenden fuego al cadáver el autor de este hecho fue alcanzado por llamas quedando envuelto en las mismas y resultado con quemaduras en varias partes de su cuerpo, teniendo que recibir atención médica. Esa lesión también habría ayudado a las autoridades a desenmarañar el crimen.

Luego de la exhumación de los restos mortales, tras revelar el sitio y coordenadas exactas dónde lo habían enterrado, fueron trasladados a Medicina Legal y Ciencias Forenses de Valledupar y luego a la misma entidad en Barranquilla, donde fue identificado plenamente mediante cotejo de la carta dental y otras pruebas.

La vista pública se inició en la mañana de ayer, lunes, en el auditorio del sótano en el Palacio de Justicia de Valledupar, liderada por el Juzgado Único Penal del Circuito Especializado y la Fiscalía Primera Delegada ante el Gaula militar.

La audiencia de juicio continuará en próximos días con fecha que dará a conocer el despacho judicial de manera oportuna.

Por Abdel Martínez Pérez /EL PILÓN

Judicial
16 enero, 2018

En juicio revelan detalles de macabro asesinato de cabo del Ejército

Con la presentación de varios testigos y descubrimiento de pruebas avanzó en Valledupar la audiencia de juicio oral contra el presunto autor intelectual de la desaparición forzada y homicidio del cabo del Ejército Nacional, Arturo de Jesús Menco Díaz, adscrito al Grupo Rondón de Buena Vista, La Guajira, crimen ocurrido en diciembre de 2013.


Aspecto de la audiencia de juicio oral realizada en la mañana de ayer en el Palacio de Justicia de Valledupar.
Aspecto de la audiencia de juicio oral realizada en la mañana de ayer en el Palacio de Justicia de Valledupar.

Con la presentación de varios testigos y descubrimiento de pruebas avanzó en Valledupar la audiencia de juicio oral contra el presunto autor intelectual de la desaparición forzada y homicidio del cabo del Ejército Nacional, Arturo de Jesús Menco Díaz, adscrito al Grupo Rondón de Buena Vista, La Guajira, crimen ocurrido en diciembre de 2013.

Se trata de Eider Ríos Durán, quien, según las investigaciones de la Fiscalía, tenía una sociedad con el militar en un negocio relacionado con el transporte de gasolina de contrabando entre La Guajira y el Cesar, en el que Menco Díaz había aportado dos automóviles marca Renault 18. Pero el suboficial, le venía reclamando a Ríos Durán la parte que le correspondía de las ganancias porque había sido trasladado hacia el sur del país.

Las investigaciones también señalan que Wilmer Rivera Carvajalino, alias ‘Wilmerito’, habría sido autor material del asesinato del militar, con arma de fuego, incineración del cadáver y posterior entierro en una fosa común.

La Fiscalía señala que Ríos Durán para quedarse con el negocio solo, contrató Rivera Carvajalino para que desapareciera y asesinara a su socio, con el pago de dos millones de pesos por el servicio criminal, entregándole además un revólver para que cumpliera su objetivo. El autor del abominable crimen, relató el modo, tiempo y lugar del espeluznante hecho perpetrado el 30 de diciembre de 2013 en zona rural del municipio de San Diego, Cesar.

El militar fue citado por su socio en zona rural de San Diego, tras ser recogido en uno de sus propios vehículos para dialogar sobre el negocio, pero fue baleado en el interior del mismo automóvil y arrastrado hacia un costado de la vía. Le propinaron dos impactos de bala en la cabeza, que determinaron su vida en el acto.

Al día siguiente y por órdenes del socio, al cadáver le rociaron gasolina y le prendieron fuego, para no dejar evidencias y que el cuerpo no fuera identificado. No conforme con lo sucedido el asesino volvió a la escena del crimen dos días después, metió los restos mortales en bolsas plásticas y en un saco, y unos metros más adelante cavó y lo enterró en inmediaciones del corregimiento de Media Luna, para desaparecerlo por completo.

El expediente también señala que cuando le prenden fuego al cadáver el autor de este hecho fue alcanzado por llamas quedando envuelto en las mismas y resultado con quemaduras en varias partes de su cuerpo, teniendo que recibir atención médica. Esa lesión también habría ayudado a las autoridades a desenmarañar el crimen.

Luego de la exhumación de los restos mortales, tras revelar el sitio y coordenadas exactas dónde lo habían enterrado, fueron trasladados a Medicina Legal y Ciencias Forenses de Valledupar y luego a la misma entidad en Barranquilla, donde fue identificado plenamente mediante cotejo de la carta dental y otras pruebas.

La vista pública se inició en la mañana de ayer, lunes, en el auditorio del sótano en el Palacio de Justicia de Valledupar, liderada por el Juzgado Único Penal del Circuito Especializado y la Fiscalía Primera Delegada ante el Gaula militar.

La audiencia de juicio continuará en próximos días con fecha que dará a conocer el despacho judicial de manera oportuna.

Por Abdel Martínez Pérez /EL PILÓN